Es tan vital para mi vida, como el agua, sin él no puedo vivir.

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—______. ¿Será que esto me queda bien? —preguntó Madeline, admirando su ropa.

—Sí. —Dije desinteresada. Tomé un sorbo de mi jugo de manzana, y pasé la hoja de la revista de moda que leía.

Madeline, mi madre. La persona más egocéntrica y egoísta, que puedas conocer en todo el mundo. A ella solo le interesa tener ropa de marca y quedar bien frente a sus clientes; para ella lo más importante es la apariencia.

Ella y mi padre son iguales, el dinero para ellos es la felicidad.

—______ —me llamó de nuevo, no me interesé por voltear—. ______, te estoy llamando.

Ella me irritaba, tenía más de treinta minutos probándose ropa, y en todas me preguntaba cómo le quedaba, parecía una adolescente.

—¿Puedes dejarme en paz? —me alteré. Ella alzó una ceja y me miró fijamente.

—¿Qué te sucede a ti? —levantó su mano, en señal de que iba a golpearme.

—¿Me vas a golpear? —pregunté amenazante. Bajó su mano. Cabizbaja me miró, en señal de arrepentimiento.

—Lo siento hija, yo no...—la interrumpí.

—Cuando reacciones y vayas a un psicólogo, me hablas. —La dejé con la palabra en la boca y salí de la tienda. Rápidamente corrí hacia casa de Christian, era la única persona, en todo el mundo, que me entendía.

Para mi mala suerte, comenzó a llover. Las gotas frías caían en mí, me mojaba poco a poco, pero no importaba. Solo quería llegar hacia él. Vi su casa. Sólo una cuadra más, sólo una más —me dije a mi misma—.

Al cabo de cinco minutos, estaba ahí. Toqué el timbre, esperé unos cuantos segundos y vi la cara preocupada de él. Sonreí y el abrió la puerta.

—¿Qué haces aquí, mi vida? —preguntó con ternura.

—Necesito comprensión. —Lo abracé, lo necesitaba, necesitaba su calor, su cariño, su entendimiento.

Él no dijo nada, solo se limitó a acariciar mi cabello.

—¿Otra vez tu madre? —me preguntó sin que yo le contara.

Asentí con la cabeza.

Sin dejar de abrazarme me hizo entrar a su casa. Me separé un poco de él y le di un pequeño beso en la mejilla.

—Gracias por siempre estar para mí. —Lo abracé de nuevo.

—Y te prometo que nunca dejaré de hacerlo. —Me sonrió y acarició mi mejilla levemente—. Eres la única mujer en mi vida que amaré.

Le dediqué una sonrisa dulce. Sus palabras hacían que mis mejillas tornaran a un color rojizo.

Me hizo un ademán para que me sentara en el sillón.

—¿Está tu madre? —pregunté sin dejar de mirar hacia la cocina. El soltó una leve carcajada.

—No —suspiré—, gracias a Dios. —Ambos reímos.

—¿Por qué me odiará tanto? —le pregunté sin dejar de mirarlo a los ojos.

—Quizás son celos —lo miré extrañado— sí, soy su único hijo. Es difícil serlo.

—¿Dónde dejas a Caitlin? —el sonrió.

—Quise decir, único hijo HOMBRE. —Resaltó la última palabra. De mi boca salió un: Aaaah —de comprensión, él soltó una leve risa.

—Para mí es...—me quedé pensativa— no lo sé. No es solo por mí, nuestros padres se odian. —Ambos suspiramos.

—Sí, lo sé. Algún día sabremos la razón. —me miró.

Suspiré. Él tenía razón, algún día la sabríamos.

Pasé mis manos por su cuello, y él me tomó por la cintura. Aún sentía esas emociones y las típicas 'mariposas en el estomago' que cuando me enamoré de él. Cuando lo besaba me imaginaba demasiadas cosas en mi cabeza, y me perdía por completo del mundo.

No me preocupaba, no me importaba nada.

Sentí sus labios cubrir los míos, coloque mis manos en sus mejillas y me pegue mas a él. Una de sus manos, que estaban en mi cintura, subieron a mi nuca, y se perdió entre mi cabello. Movió sus labios un poco más rápido y respondí.

Escuchamos una puerta cerrarse muy fuerte. Nos separamos rápidamente y apreté mis puños. ¿Por qué ella?.

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¿Sera la mamá de chris? Diooos chicas.

Espero que les guste.

Ig; _epgq



Besame. (Christian Beadles&Tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora