2015

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Aprendí a aceptar el dolor. Después de un tiempo sufriendo, llorando más de 5 veces por día, cortandome cada vez que tenía ganas de gritar, logré dejar de negarlo. Yo no era así y me deprimía mucho verme tan cambianda. Yo era la alegre, divertida y positiva, la que soñaba en grande y nunca se rendía. Y acá estoy, soñando con mi muerte para acabar el dolor que ya no puedo aguantar.
Aprendí a ignorarlo, al menos cuando estoy en público. "Aún debo ser perfecta", me recordaba siempre, "Así te conoces y así quieren verte." Ahora, voy a todos lados con un libro en la mano, unos auriculares colgados de mi cuello y un sacapuntas metido en el monedero que guardo en mi panza para aperentarle más grande.
Dejé de comer durante todo el día, a excepción de la cena porque no hay manera de evitar la reunión familia que se forma a las 9 de la noche diariamente. Aveces, como alguna galletita que me ofrecen para aparentar que sigo comiendo. Hablo todo el día del hambre que tengo (cosa que es cierto) pero jamás término comiendo. Aveces incluso vomito la cena, pero me cuesta mucho ya que tengo el estómago vacío casi por completo (excepción de la estúpida e inevitable cena). Muero de hambre y muchas veces pierdo el control durante la merienda. Termino comiendo como si no hubiese comido en años y luego voy al baño y dos dedos lo arreglan todo.
Cada vez que el profesor se calla, me pongo lo auriculares (aveces incluso cuando habla) y me aislo del mundo. Mis mejores amigas no lo notan, ya no soy importante para ella ni para nadie. Si no hay tarea que hacer, leo un libro. (Dato: Ahora estoy leyendo "Buscando a Alaska" para un examen del próximo lunes.) Si hay tarea, la hago. Si en algo me ayudó estar tan solitaria fue en mejorar mis notas. Apesar de mi poca nutrición, tengo una gran capacidad de memoria y comprendo con facilidad cuando alguien me explica. Pero debido a mi poca nutrición, me irrito con facilidad, vivo agotada o con sueño y siento muchos mareos.
Para ocupar mi tiempo en algo que no sea lo fea, gorda y odiosa que soy, empecé más actividades. Aún que a veces me cuestiono si no es otra manera de seguir lastimándome a mí misma y aceptar lo inadaptada que estoy en este mundo. O tal vez, sólo intento reviviente y volver a encontrarle sentido a mi vida. Sea cual sea la razón, sólo sirvió para cansarme más y volverme más irritable. Si comedia musical era poco, ahora también hago teatro a parte porque en verdad me encanta. En las clases puedo llorar y decir lo que quiera porque nadie va a juzgarme o a pedirme que le cuente. Después de los cortes, la panza vacía, los libros y la musica es mi actividad preferida.
También empecé violín. ¿Saben? La música clásica es un gran alivio después de los cortes. Sanan el alma lentamente, de manera tan que casi no sientes lo puntos. No hay voces, no hay críticas. Sólo tu y lo que tu pienses. Siempre intento pensar en positivo cuando lo escucho, porque de otra manera es una gran camino al hospital. Es sólo un camino, y tu decides a donde va. ¿A donde quiero que vaya? No quiero responder, mi alma de luchadora aún no quiere rendirse. ¿Aún? No aún...
Soñé muchas veces con mi muerte, un día incluso dejé prendido el gas toda la noche. Sabía que no podía morir, pero fue una manera de decirle a la muerte: No te tengo miedo, es más, te deseo. Otra vez intenté ahogarme, pero no tuve las agallas. Y no quiero cortarme hasta la muerte, no porque sea doloroso, sino porque aún en mi muerte pienso en mis padres. ¿En serio voy a dejarlos para que ellos digan a cada idiota que pregunte: "Si, nuestra hija se suicidó. Si, se cortó los brazos hasta desangrarse." ? No. No iba a dejarles esa vergüenza. Si me marchaba, no sería tan obvia. Pero por ahora seguiría luchando.

Ana, Mia y Auto lesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora