Con el pasar de algunas semanas, Ese amigo se fue haciendo cada vez más especial. Pero la razón no era porque me buscaba en su auto casi todas las noches en la universidad, o que me llevaba el desayuno algunas veces a mi trabajo solo para verme sonreír por la mañana.
Las 2 razones por las cuales esta persona se estaba convirtiendo en alguien tan especial era porque había sido capaz de ir a mi hogar y no juzgarme ni a mí ni a mi familia con la pobreza en la que vivíamos, y porque me acompañaba algunas tardes de la semana a verte en aquella habitación en la que te encontrabas.
Siempre que me sentaba allí a leerte algún libro o a hablarte sobre mi día, él llegaba con un dulce o con el mismo libro que yo tenía en mano nada más para compartir aquella lectura tan maravillosa. Siempre te elogiaba diciendo:
-Oye amigo tienes buen gusto para la lectura..-
Sabía perfectamente que yo le importaba.. Porque cualquier chico de su edad prefería estar en alguna fiesta o con sus amigos en lugar de pasar la noche conmigo en aquel hospital cuidando de ti, pero también sabía que no podía permitirme ninguna relación porque eso me distraería de mis deberes y obligaciones.
Cuando él me preguntaba sobre tener algún tipo de relación además de una amistad yo le respondía que ni por él ni por nadie cambiaría el estilo de vida que llevaba hasta el momento, ni mucho menos me distraería con nada como para dejar de venir a visitarte todos los días.
-Y quien dijo que tendrás que dejar de visitarlo?- me dijo tomando mi mano aquel día. – Si quieres visitarlo y estar con él a solas yo podre entenderlo, así como cuando tú quieras que vaya podre estar allí con ambos haciendo compañía, también quiero caerle bien- sonrió.
Aun tanto mi familia como tu son lo más importante para mí y lo sabes, y aunque él se esté ganando algunas de mis sonrisas y mi atención. Nunca se podrá interponer entre el enorme amor y el enorme cuidado que quiero tener hacia ti hasta el día en el que despiertes, porque será pronto de eso estoy segura. Que despertaras y podrás conocerlo y darle quizás las gracias por tantas veces que me ha ayudado buscando tus medicinas y ayudándome a descansar un poco de mi largo y agostado y ocupado día sacándome sonrisas.
-Oye.. Te quiero .. Deberías despertar ya muy muy pronto- sonreí mientras pasaba una esponja mojada por tus labios. – No sabes cuánto odio que se reseque tu cara y tu cuerpo por todo el tiempo que llevas aquí acostado, debes levantarte para que asi tu piel se cure y tus articulaciones se muevan nuevamente como antes.. Recuerdas?, Cuando corríamos algunas veces en las mañanas? o jugábamos futbol en el parque?. Probablemente extrañes eso tanto como yo en estos momentos, por eso te pido que me ayudes y te ayudes a ti mismo cada día para que puedas regresar y despertar de ese sueño profundo..-
-Lo hará..- dijo el chico observándome atentamente con el libro cerrado en sus manos.
-Yo sé que si- sonreí.
-Quien no despertaría con esas palabras y ese ánimo tan hermoso que le das?. Con eso cualquier persona regresaría a la vida-
-Eso es un poco exagerado no lo crees?- lo observe intentando ocultar la tonta sonrisa que quería escaparse.
-Para mí no lo es.. Con esa hermosa voz y esas hermosas palabras yo despertaría de la muerte una y mil veces-
-Pero él no está muerto sabes?- deje de observarlo y seguí pasando la esponja por tu cara.
-Por favor no creas que me estoy refiriendo a eso, me has entendido mal-
-Pues aquí en esta habitación, No se habla de muertes ok?-
-Lo siento, no volveré a hacerlo.. Me perdonas?- sonrió apenado.
-No lo sé..-
-OH VAMOS!- grito un poco.
-Debo pensarlo...-
-Por favor.. Sabes perfectamente que no fue con una mala intención..- bajo la mirada.
-Bueno..- suspire. –Pero no más ese tema ok?-
-Si hermosa..- sonrió y se levantó para guardar el libro en su bolso.