Neighbor.

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Mi vecino es de esas personas odiosas que te caen mal aunque no te hayan hecho nada. Que te sonrien y te hablan tan amablemente pero tú por alguna razón, no los soportas. Se había mudado hacía poco tiempo al departamento continuo al mío, con su al parecer novia. Cabe recalcar que yo no suelo ser muy sociable, pero aún así no soy de odiar a todo el mundo. Sin embargo con él me pasaba algo que simplemente no lo soportaba. Lo peor del asunto, por lo menos para mi, era el hecho de que es realmente atractivo. Ni siquiera yo entiendo lo que me pasa con él.

-Buen día- ese era él, subiendo al elevador conmigo.

-Buen día- contesté de mala manera.

Era muy obvio mi desagrado hacia el pero al parecer le daba igual. Me saludaba cada dia, cada que me veia y me sonreía. Si yo fuera él ya me hubiese dado por vencido.

Mi día transcurrió de lo más normal. Fuí a la escuela y de ahí a mi trabajo en el taller de ropa para perro de la vecina de mi madre y después a casa.

Llegué y entré, estaba cansado, sin embargo, no tenía sueño. Fuí a la cocina y me preparé un sandwich, serví un vaso de jugo de manzana y lo lleve a la sala de estar. Puse todo en la mesa de centro, me quité mis zapatos y me recosté en el sillón. Encendí el televisor y puse una de mis series favoritas: Orange Is The New Black.

Después de un rato, cuando ya había visto unos tres capítulos, pausé la serie y fui al baño. No es necesario describir lo que hice, pero mientras lo hacía, escuché gritos que provenían del departamento de al lado. El departamento de mi ya mencionado vecino, cuyo nombre, por cierto, es Vic y su novia ¿Dana? ¿Daniela? Realmente me tenía sin cuidado.

La discusión era bastante ruidosa. Lavé mis manos y alcancé a escuchar que algo se había roto lo cual hizo que me sobresaltara.

-Idiotas-

Salí del baño dispuesto a continuar viendo mi serie, tome mi posición anterior en el sofá y momentos después, la puerta de los ya mencionados fue azotada, supuse que alguno de los dos estaba tan enfurecido que decidio escapar de ahí, era obvio después de todo.

Al rededor de diez minutos después, tocaron a mi puerta. No tenía idea de quien podria ser, ya que no esperaba a nadie y además, aquí en el edificio no tenía amigos o algo por el estilo. Proseguí a poner pausa al televisor una vez más, tome los trastos sucios que había usado previamente y los dejé en la barra de la cocina.

Caminé hacia la puerta y mire por el pequeño hoyo en la puerta. Vic estaba ahí parado con los ojos llorosos e hinchados. Solté un bufido de fastidio y abrí la puerta.

-H-hola Kellin-

-Hola- dije secamente.

-¿Puedo pasar?- puede que me cayera mal, pero no me gusta ver a la gente llorar, por más odiosa que sea. Solté un suspiro por mi poca firmeza hacia mis propios sentimientos.

No dije nada, abrí la puerta un poco más e hice un ademán con la mano indicandole que entrara -Gracias- dijo.

Cerré la puerta y me dirigí hacia donde él -Siéntate- dije tratando de ser lo más amable posible -¿Quieres algo de tomar? ¿Jugo, agua, café?-

-Jugo estaría bien, gracias-

Asentí y dí media vuelta dirigiendome a la cocina. Tomé un vaso, saqué el jugo del refrigerador y lo serví. Puse nuevamente el envase en su lugar y le llevé el vaso a mi vecino.

-Gracias- dijo en cuanto se lo entregué. Le extendí la caja de pañuelos que yacía en la mesa de centro y el la tomó.

No dije nada y el tampoco, hasta después de un rato que sorpresivamente habló.

Kellic. One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora