Daddy

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Hoy es el día.

Hoy me largo de este maldito pueblo, iré a la universidad y nunca más regresaré.

Me iré a vivir con mi novio, Austin a San Diego, pero antes de irme, tengo algo que hacer.

Mi madre lleva casada con su esposo, Vic 10 años. 10 años deseando a ese maldito hombre y yo sé que él también me desea aunque no lo admita. Desde que tenia 9 años me sentí atraido hacia él, pero aún era pequeño y no sabía identificar eso que causaba en mi.

Recuerdo como me ha llamado desde pequeño hasta la fecha: "Cariño" "Pequeño" "Kells" "Cielo". Mierda, ahora que tengo 19, se perfectamente que me exita que me llame así, siento ese cosquilleo por todo mi cuerpo. Quisiera que me lo dijera al oído con esa voz ronca, cansada, jadeante mientras jala mi cabello. Joder.

Recuerdo que siempre que llegaba de trabajar, iba a mi habitación y besaba mis labios. Siempre pensó que yo estaba dormido, pero evidentemente, no era así. Una de tantas noches que hacia eso, me encontró masturbándome, ¡JA! Puedo reproducir esa escena una y otra vez en mi cabeza, sus ojos abiertos de par en par mientras mordia su labio para después salir corriendo. De hecho podría jurar que lo invoqué con el pensamiento porque bueno, me estaba inspirando con su imagen en mi mente.

Como dije, nunca más regresaré y no porque odie a mi madre o a Vic, pero después de lo que haré, si regreso sólo sería para repetir mi fantasía. Además de que odio este pueblo donde todos te critican y sólo se fijan en lo que estas haciendo y lo que no.

Mi madre estaba trabajando, pero me había despedido de ella antes de que partiera hacía su trabajo, lloró mucho pero aceptó que me fuera, hiciera mi vida y fuera feliz. Y Vic...bueno, Vic convenientemente estaba en casa para despedirme.

Y vaya que me daría una despedida.

Mi novio pasaría por mi a las diez en punto. Eran la ocho y media de la mañana, decidí tomar una relajante ducha y al salir sólo acomodé un poco mi cabello, mis cosas ya estaban en nuestro departamento nuevo en San Diego. Austin había pedido ayuda a su primo para que las llevara la semana pasada así que hoy sólo me llevaría mi ropa restante y mis pequeños tesoros como mis libros, mis dibujos, mis discos, etc.

Tendí la toalla mojada en lo que ahora sólo era un colchón desnudo, ya que había quitado las sábanas en cuanto desperté. Contemplé la habitaión por última vez.

Tomé mi celular y el cargador y baje las escaleras rápidamente para guardarlos en mi mochila. Todo listo.

Sólo una cosa más

Subí las escaleras una vez más y me dirigí a la habitación más grande de la casa. Abrí la puerta y entré cerrandola tras de mi y posandome frente a la cama, admirando la vista.

Ahí estaba, acostado, boca abajo, con las manos bajo la almohada, su cabello largo posado en esta y las cobijas cubriendo hasta su cadera dejando a la vista su perfecta, fornida y bronceada espalda. Mordí mi labio y me quité la playera y los pantalones dejando sólo mis boxers. Subi cuidadosamente a la cama gateando sobre Vic, cuidando no despertarlo y no aplastar sus piernas.

En cuanto llegué a su espalda comencé a repartir besos por esta, logrando que su piel se enchinara. Reí por lo bajo y seguí con los besos. Subi a sus hombros haciendo lo mismo logrando que se removiera.

-Mmm...no...- se quejó

Comencé a lamer su cuello y el lóbulo de su oreja, cuando se despertó.

-Mmm...¿q-qué- abrió los ojos- ¡K-Kellin! ¿que-que estas haciendo?- exclamo mientras se volteaba boca arriba logrando que quedara sentado justo en su parte baja.

Kellic. One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora