La decepción es el impulso de las almas nobles, convertidas en nada.
Tristes y solitarias amigas; osadas y olvidadas.
Una vez él rompió mi corazón y en una frase escribió lo que sería de mí.
«En esta vida sólo importas tú, y nadie más»
Mi chico malo era un buen jugador, abatido por la melancolía, arrasando con la vida y los corazones inocentes.
Cada vez que pienso en él, la ira me invade, porque no me importa.
No me importa, no me importa; él no me importa.
Pero las costumbres están ahí. No lo amo, no lo quiero.
Mi cabeza está contigo, pero mi corazón no.
Luchando contra los tsunamis que se acumulan en mis ojos, deseando jadeantemente por salir.
Olvidar.
Es mí juego, son mis reglas.
Él es un jugador en la mesa, él es un patán con fama; un falso diamante.
Mira mi alma gritar, mira a mi corazón bailar, revolotea como mariposa.
Las ninfas con sus danzas clandestinas hechizan a los viajeros.
Las sirenas con sus suaves melodías hipnotizan a los marineros.
Las chicas con los corazones rotos, fingiendo amar, enamoran a los hombres tontos.
¡Huye! ¡Vete!
Porque te dije desde un principio que rompería tu nauseabundo corazón.
