One Shots I - JEMMA

Fast And Furious Pt 2

Nota Importante: Para este One Shot les recomendaré escuchar dos canciones una para una parte de la historia y la otra para la segunda parte igualmente les pondré una nota de cuando reproducir cada canción, gracias por leer :)

N/A:Les recomiendo escuchar las
canciones "Cherry de Lana Del Rey y "Happier Than Ever De Billie Eilish" para tener una mejor experiencia al leer este One Shot

*Reproducir Cherry de Lana Del Rey*

Dos semanas después

Jenna había invitado a Emma a una salida al cine y la castaña sin dudarlo ni un segundo acepto

La salida fue como emerger de un mundo de ficción a uno aún más surrealista. Jenna y Emma, con gafas de sol y gorras bajas, se mezclaron con la multitud, riéndose de forma tonta de una película de acción absurda que habían elegido precisamente por eso. Por unas horas, fueron solo una pareja más. Solo se escuchaba el murmullo de la lluvia suave contra el techo de zinc era la única banda sonora

Emma:¿En serio le tenías miedo a E.T.? - preguntó riendo entre dientes

La castaña estaba recostada sobre el pecho de Jenna, jugando con los dedos de la pelinegra

Jenna:Tenía cinco años... Esa cosa arrugada y los hombres del gobierno... era aterrador - se defendió sonrojándose ligeramente

Después de unos segundos en silencio, la pelinegra habló

Jenna:¿Y tú... A qué le tenías miedo?

La castaña se quedó callada un momento, su sonrisa se suavizó

Emma: A la oscuridad, pero no a la de la noche

Aclaró, mirando hacia la pantalla vacía

Emma:A la que queda cuando se apagan todas las luces del garaje y te quedas completamente sola

Jenna no dijo nada. Envolvió a Emma con más fuerza en sus brazos, hundiendo la nariz en su cabello que olía a champú de coco y gasolina. Era un aroma que ya asociaba con la paz

Jenna:Bueno, ya no estás sola
-susurró contra su sien

Y sintió cómo Emma se relajaba por completo contra ella

Así eran sus citas. Fragmentos robados al tiempo y a la guerra de sus hermanos. No eran grandes gestos, sino micro-milagros escondidos

En el mirador, compartían un único batido de fresa. Jenna siempre dejaba que Emma se bebiera la última parte, la más dulce. Y cuando un poco de helado le quedó en la comisura del labio, Jenna no lo limpió con el dedo. Se inclinó y lo besó suavemente, un beso lento y dulce que sabía a fruta y a futuro. Emma sonrió contra sus labios, enredando los dedos en el pelo oscuro de Jenna para mantenerla cerca

En el taller de chatarra, escondidas entre el caparazón oxidado de un Mustang viejo, era donde la tensión a veces se volvía más ardiente. La proximidad forzada, el riesgo de ser descubiertos, añadía una electricidad palpable

Una tarde, cuando estaban discutiendo sobre la carburación de un motor, sus manos se tocaron al alcanzar la misma herramienta. El roce no fue accidental. Jenna rodeó la muñeca de Emma con sus dedos, y la atrajo hacia sí, rodeándola con sus brazos contra el frío metal del coche

No hubo palabras. Solo la respiración entrecortada y luego los labios encontrándose no con dulzura, sino con una urgencia contenida, un hambre de semanas de miradas furtivas y manos que no podían tocarse. Era un beso de dientes y suspiros ahogados, de manos que exploraban espaldas bajo las chaquetas de cuero, buscando calor y confirmación de que esto era real