Capítulo 11

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Este capítulo está dedicado a mi mejor amiga, mi bab, que me ha apoyado mucho en esta historia. Te quiero mucho.

Lo único en lo que podía pensar es en sus labios. No se movían. Eran carnosos, y mucho más suaves al tacto de lo que parecían. Eran deliciosos. Pero no se movían.

No sé si era porque estaba en shock, porque no quiere besarme, o no sé que es lo que pasa.

Y entonces se movieron. Me correspondieron unos segundos, y me di cuenta de que eran los mejores labios que había probado en mi vida. Y me estaban correspondiendo. ¡Me estaban correspondiendo!

Podía sentir su calidez, podía sentir...a Harry. Por fin. Esto es lo que llevaba buscando mucho tiempo. Pero aún así era un poco...¿incómodo? No era totalmente perfecto.

Todo esto lo pensé en segundos, porque me correspondió, pero enseguida se apartó, y yo abrí los ojos, descubriendo con ello una cara que me miraba asustada y horrorizada.

-¡Louis! Pero qué...¿se puede saber qué haces?

-Me gustas, Harry.

-¿Cómo? -En su cara se reflejaba el horror y el shock a la vez. Esto no había sido buena idea. Lo iba a perder, lo iba a perder y no estaba preparado para ello.

-Sí, me gustas desde que te conocí. -Intentaba hablar como una persona normal, aunque me costara.

-Pero...¿a ti no te gustaban las chicas?

-Creo que ahora no. Ahora lo único que me gusta eres tú, Harry. No dejo de pensar en ti ni un solo segundo al día, y eres la razón por la que me levanto por las mañanas y voy a la facultad. Sólo para pasar contigo minutos maravillosos. Porque me gusta estar contigo, Harry. Soy más feliz cuando estoy contigo.

No sé cómo aquellas palabras salieron de mi boca, pero lo hicieron. Se quedó mirándome unos segundos que se me hicieron eternos, segundos que parecían horas.

Y entonces se levantó del sofá. La cara de horror no desaparecía.

-Yo no puedo gustarte, Louis. Lo siento, tengo que irme.

¿Qué?

-¿Cómo? ¿Pero por qué? -Protesté.

-Adiós, Louis. Se dirigió a la salida, pero yo me levanté enseguida detrás de él, y le agarré del brazo en cuanto abrió la puerta.

-Harry, no puedes dejarme así. Tienes que darme una explicación, una mínima explicación de por qué huyes, y de por qué no puedes gustarme. Creo que me la merezco.

Su rostro se serenó al momento, y me miró con ojos tristes. Creía que en ese instante le comprendía. No sé cómo, porque en realidad no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero le comprendía.

Y antes de que pudiera reaccionar, se echó a mis brazos. Me abrazó con fuerza, y esta vez sí que parecía necesitarme. Su respiración era agitada, y cada vez hundía más su cabeza en mi cuello. Yo no podía hacer otra cosa si no devolverle el abrazo y acariciarle la espalda para consolarle. Pasara lo que le pasara.

Sin embargo, en ese momento me di cuenta de que se había quedado. Le había confesado mis sentimientos, e iba a huir, pero se había quedado. ¿Por qué?

-Louis...

-Estoy aquí, Harry. Contigo.

-Louis...-su voz temblaba-. Louis, tú a mí también me gustas.

Y rompió a llorar.

Ahora era yo el que estaba en shock. Esas palabras...¿de verdad habían salido de su boca? Todo mi mundo se paró completamente. En este instante sólo existíamos él y yo.

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