Capítulo 7: Antes del Atardecer

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Sentía como el cansancio invadía todo mi cuerpo, no podía mantener los ojos abiertos. Al tratar de moverme un dolor agudo se tornó en mi brazo derecho. Lo cual hizo que abriera los ojos con violencia. Hacía un calor bochornoso. Me encontraba empapado, tenía las sienes y el cuello llenos de sudor.

La explosión de luz de color blanca de la habitación era prácticamente cegadora, por lo cual tarde un momento en adaptarme a esta. Me encontraba en una camilla de hospital, Aparte de una patada la sabana que me cubrían. El dolor se intensifico, observe que tenía catéter ¿Qué es esto? Me pregunte a mí mismo. No recordaba que hubiera estado lo suficientemente enfermo para recibir una pinta de sangre, de hecho no me sentía enfermo.

Pero, no era que recibía sangre; justo ese momento me percate que aquella pequeña y delgada manguera que, lo que realmente hacia; era que me succionaba sangre, ¡no me la daba! Tire de aquella, lo cual fue peor, ya que apreté los dientes del dolor. Ya que no dejaría que me siguieran succionando una gota más.

Empuje el sudor de la frente, ahora estaba completamente despierto. El reloj que se encontraba en un mueble decía que eran más de las diez de la mañana. Me levante de la camilla y vagabundee sin destino en la habitación, ya que no recordaba cómo había llegado hasta aquí. Traía los pantalones vaqueros que use el día de ayer, he incluso la misma camiseta negra. Por lo cual llevaba aquí todo el día, ¿Pero porque no traigo la bata? Aun recordaba que en los hospitales, siempre que dejaban a alguien interno, esta tenía que traer una bata... para identificarlo como paciente del lugar.

Sentí un leve carraspeó en la garganta. La puerta se abrió, y una de las enfermeras entro algo tonante.

-Pero, Joseph ¿Por qué se levantó de la cama?

-¡Me llamo, Jasón!- exclame jadeando.

Se acercó hasta donde estaba la bolsa de sangre, tomo aquella donación involuntaria que había hecho. Y me observaba molesta, retrocedí dos pasos; esperando que esta se descuidara para comenzar a correr.

-Joseph, recuéstate. ¡Necesito otra bolsa de sangre!

Repuso en tono agudo y exigente.

-No, daré ninguna gota más...- estaba asqueado de repetir aquella frase, que ahora era casual en mi boca.

-Samantha la necesita, ¡aceptaste a donarle!- afirmo con una jeringa alzada en el aire. Sus ojos se tornaron negros de la furia.

-No... sam... necesita...- no podía terminar las frases.

Me estremecí ligeramente.

-Joseph tu amiga, necesita la sangre...- repitió.

No recordaba haber accedido a donar mi sangre, fruncía el ceño cada vez que esta se equivocaba con mi nombre. Pero el hecho que era sam que ocupaba mi sangre, tenía que acceder a cualquier petición.

-Está bien... traiga el equipo que necesita.- repuse mientras me recostaba de nuevo en la camilla.

-Así me gusta Joseph... ya regreso. – repuso, mientras salía con la bolsa casi llena.

No me importaba cuánta sangre tuviera que donar, si de eso dependía la vida de sam, entonces quería ser vaciado. Aunque aquella quería que permaneciera en aquella habitación blanca, me preguntaba ¿Cómo se encontraba sam? ¿Por qué necesitaba tanta sangre? ¿Los poderes que tenía mi sangre la curaban? ¿Cuánto tiempo llevaba aquí realmente? Me senté en la camilla abrazando mis piernas, sentía como la curiosidad me invadía, recosté mi frente en mis rodillas tratando de no pensar. Ya que si lo hacía saldría corriendo de inmediato.

-¿Por qué no se apresura la enfermera?- me pregunte a mí mismo.

Los mechones de pelo que caían por las sienes, me hizo recordar la mirada de Joseph, ahora estaba peinado justo como él lo hacía "sin interés alguno" (se peinaba hacia atrás, usando los dedos como rastrillos) aunque él tenía su estilo, era prácticamente imposible notar diferencia alguna entre nosotros. En ese momento que pensaba justo en Joseph; observe la ventana de la habitación la claridad de la luz del sol era opacada por la blanca que invadía el cuarto, justo la misma que me hizo despertar ahora. Los minutos transcurrían, de una manera tan lenta que parecían siglos para mí, por lo cual era más que evidente comenzar a especular sobre cosas. ¿Por qué sam salió corriendo antes del accidente? Quizás Joseph la quería lastimar, y rompió la promesa. Aunque aquello tenía sentido, ¿Por qué Joseph no me ha buscado? Justo antes de correr detrás del auto de samantha, este se quedó perplejo ante mi llegada.

Vínculo de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora