Epilogo de elección: El Despertar.

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-Muy bien, ahora abra los ojos lentamente.

Su voz comenzó a ser un leve sonido en aquel silencio incorporado, hice caso a su mandato y mis parpados dieron paso a la luz que penetraba las cortinas. Observe mi escenario, los ojos de este me observaban cautelosos, el sofá en que me encontraba recostado, tenía un color mate. Del cual hacia juego con las cortinas.

-¿Cómo te sientes?- mustio dudoso. Sostenía una libreta, su traje blanco hacia énfasis en sus cabellos rubios. Me coincidió una mano para poder sentarme.

-Creo que estoy bien...- mi respiración se acelero por un segundo.

-Alexander, finalmente terminaste la historia.- me alentó.

-Y ahora... está seguro, que enloquecí cierto...- parpadee.

Anteriormente; cada vez que trataba de enfocarme en aquellos recuerdos, aparecían nubes en mi mente. Lo cual me dejaba expuesto e inconcluso, mi relato.

-Al contrario, llevas aquí un mes, y pienso que finalmente...

-Que merezco estar en un manicomio.- lo interrumpí.

Tras el incendio en mi casa, pasaron cientos de cosas que no podía recordar, los recortes en el periódico, mi rostro en las noticias...

-Sabes que no estás loco, Alexander.- gesticulo.

-Entonces que hago aquí.- tome una boconada de aire.- usted realmente cree en todo lo que le acabo de contar.

Hizo un gesto.

-Sabes, he tenido cientos de pacientes... pero ninguno, es tan cuerdo como lo eres...

-Las dos realidades.- repetí la frase, que este siempre me mencionaba. Aunque no comprendía su significado.

-Sabes Alexander, después de un trauma como el que pasaste, creo que merecías una segunda oportunidad.

-No todos creían eso.- indique.-Muchos de los recortes de los periódicos, me sobre ponían como "El verdugo de ojos inocentes". Creen que fui yo quien acabe con todas esas vidas, y no Joseph.

-¡Recuerdas lo de las dos realidades!- exclamo.

-Nunca comprendí eso...

-¡ven!- se acerco a mi encuentro y me tomo del brazo, me condujo hasta un enorme espejo que se encontraba en su consultorio. En ocasiones mi mente jugaba trucos, mientras trataba de ver mi rostro.

La cara de Joseph me perseguía. Siempre terminaba en gritos ahogados, hasta que el Doctor me inyectaba calmantes y perdía la conciencia.

-No te preocupes Alexander, se que ya estarás bien.- sonrió.

Observe mi reflejo, aquel cuyo rostro que extrañaba. Me encontraba con un pantalón de tela color blanco y una camisa del mismo tono. La alegría del Doctor se reflejo en sus dientes desnudos.

-Lo sabia Alexander, ya estás bien.

-Soy... yo.- titubee.

-Ahora veras lo que quieras ver.

-Me puede explicar lo de las dos realidades...- lo observe de reojo, sus ojos verdes se detuvieron en mi reflejo.

-Cuando, me llamaron. Mire en el periódico tu rostro, como mencionaste este decía: "El verdugo de ojos inocentes".- hizo una pausa, y continúo en un tono diferente.- observe tu historial, una persona intachable, buen estudiante, simplemente algunos accidentes en tu historial médico.

-¿Por qué acepto ayudar? ¿Por qué no dejar que me condenaran?- pregunte serio.- según todas esas personas la masacre que hizo Joseph, la muerte de mis amigos, y la muerte de mi hermana fue mi culpa... según estos yo los mate.

Vínculo de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora