Capítulo 8: Predecible Confusión

11 1 0
                                    

Coloque la cacerola en la hornilla con abundante agua, con una hoja de laurel y tres cucharadas de oliva. No era experto en la cocina, pero algo que preparaba muy bien; eran los macarrones.

Mientras el agua hervía, freía las cebollas picadas con tres cucharadas de aceite y sal en un sartén, estaba molesto con migo mismo, el salvar a sam, savia que fue por el bien de esta, pero el hecho que no me recordara, estaba matándome.

Añadí los dos dientes de ajo picados o cortados muy finos. Y recordé como inexplicablemente el doctor Stuart, no concebía como no me recordaba... exactamente a mí, cuando esta vio entrar a Jensen, Robbie y Derek, su mirada se ilumino. Después de que la cebolla comenzó ablandarse añadí el tomate ya frito y el orégano. Habían pasado tres días desde que ella salió del hospital, ya que tanto su padre como el doctor, coincidieron que no había razón alguna que esta permaneciera en la cama. Tras calentar la mezcla, aparte del fuego para su posterior uso. Que sería como salsa de los macarrones.

-Eso era lo que quería el señor Montero.- masculle entre dientes para mí mismo. Al samantha olvidarme, este saldría ganando.

El agua comenzó a hervir por lo que, era mi señal para echar la sal y los macarrones. Movía la cucharada de madera en una mezcla de ira, y decepción, ya que tenía varios espías que me informaban; las conversaciones del señor montero. Ese quien mascullaba que por su bien, no esforzara su cerebro a no recordarme. Baje el nivel del fuego, sin que dejara de hervir, los removía de vez en cuando. Según me iba tranquilizando, recordé las preguntas que me había hecho aquella noche, las mismas que me hacía constantemente: ¿Realmente sam no quiere recordarme? ¿Acaso ella decidió borrarme de su vida? O quizás yo quise que aquello pasara. Sabía que al verla postrada en la camilla, desee que ella; pudiera salir de esta historia de Joseph. No quería que corriera peligro, he incluso sentí la necesidad de sacarla del camino de Joseph, pero en mi impulso de salvarla; aunque me comporte de lo más egoísta. Nunca quise que ella me olvidara, aunque nuestra vida corriera peligro, apoye ambas manos en el mueble del lavatrastos. Mi mirada que perforaba los cristales, observaba mi auto en el garaje; quizás no tenía las más brillantes ideas, pero quizás era la única opción que tenía... conducir hasta su casa y plantarme en su ventana hasta que ella saliera.

¿Pero qué caso tenia? Ella no me reconoció el día que la salve. ¿Qué lo haría diferente? ¿Qué cambio esta mañana? Sabía que aunque me había negado a mí mismo no ir, eso era lo que había hecho estos dos días, coger el auto y esperar frente a su ventana. Lo único que había conseguido había era sentirme como un idiota, Jensen paso con ella, para ayudarla a recordar. Pero todos sus intentos infructuosos, realmente comenzaba a creer que era ella que opto por olvidarme; por lo cual lo único que había conseguido era regaños por parte de Derek.

Escurrí los macarrones; para después preparar una rustiera untada con un poco de aceite (evitando, el accidente que se pegaran. Justo como la primera vez que aprendía hacerlos.) Eché la salsa ya preparada, junto con los macarrones ya perfectamente escurridos para después mezclarlos. Derek estaba a punto de llegar, ya que estaba empeñado en que iba a evitar que me derrumbara, pero a pesar de todo. Me encontraba bien, era lo que no entendía él. Salve a samantha ¿acaso no era el propósito desde el principio? ¿Acaso, de eso no se trató mi carrera? ¿Por lo cual rasgue la palma de mi mano, por segunda vez? Vertí el queso rallado por encima de los macarrones; luego lo introduje al horno. Comencé a lavar los materiales que había utilizado, la presencia del porche me perturbaba, tenía que repetirme a mí mismo; que hoy no iría a su casa, si samantha realmente quería olvidarme...

-¡Bien por ella!- me mentí a mí mismo.

Después de haber enjuagado las cacerolas, comencé a secar... la puerta de la cocina se abrió de golpe, y Derek quien traía una bolsa de papel, se incorporó en la mesa del desayunador. El olor invadió mis aletas olfativas lo cual indico que los macarrones estaban listos. Derek permanecía en silencio, luego saco una botella de tequila, he hizo una mueca vacilante.

Vínculo de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora