Capitulo 3

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-Del alivio que siento -respondió ______ en un susurro apenas audible, como temerosa de que el coche tuviera oídos-. ¡Se ha acabado!, ¡al fin se ha acabado! Y no me importa que la gente crea que yo lo maté -concluyó estremeciéndose.
A Sandy le picaba la curiosidad, pero no quiso presionarla. ______ se lo contaría algún día, cuando se sintiese preparada para hacerlo. Durante aquellos dos años apenas había tenido contacto con ella, ya que ______ siempre le decía que no podía recibirla, que a Barry lo ponían de mal humor las visitas, pero Sandy siempre le había quitado importancia, diciéndose que se debería a que era exageradamente posesivo, que no quería que su esposa prestara atención a otras personas.
-Bueno, ahora podremos quedar de vez en cuando sin tener que hacerlo a escondidas -le dijo Sandy.
______ alzó los ojos preocupada hacia los de su amiga.
-¿No le habrás contado a Justin que teníamos que vemos así?
-No, nunca se lo conté -fue la contestación de Sandy-. De hecho... -murmuró vacilante-, de hecho me cortaba cada vez que intentaba hablarle de ti.
Los delgados hombros de ______ se relajaron, y giró el rostro hacia la ventanilla.
-Ya veo.
-¿Qué es lo que ves? -masculló Sandy irritada ante esa resignación-. Yo... ¡no es justo lo que está haciendo contigo! No lo comprendo, ______, no entiendo por qué se comporta así. Su actitud hoy durante el entierro me ha avergonzado.
-Apreciaba a Barry -contestó la viuda sin mirarla.
Barry había tenido engañado a todo el mundo, así que, ¿por qué iba a haber sido el hermano de Sandy una excepción? No, Justin no tenía ni idea de lo que su primo la había hecho pasar.
El vehículo se había detenido, y el chofer les abrió la puerta.
-Gracias, Henry -murmuró ______, tomando la mano que le ofrecía para ayudarla a bajar.
Henry pasaba ya de los cincuenta, y era un militar retirado, fornido y de corto cabello canoso, que llevaba años trabajando para Barry. Nadie lo sabía, pero le debía su vida a aquel hombre.
-No hay de qué, señora Tarleton -respondió el chofer suavemente.
Sandy entró en la casa con ______, observando extrañada que no saliera a recibirlas criada alguna, ni cocinera, ni mayordomo... lo cual era en verdad bastante raro, dado que la vivienda tenía un total de ocho habitaciones, casi el mismo número de cuartos de baños, y que Barry había ganado una fortuna con sus negocios.
-Barry despidió a todo el servicio al poco de casarnos -le dijo ______ al advertir su asombro-, a todos excepto a Henry -añadió mientras se quitaba el sombrero y lo dejaba sobre una mesita-. No le gustaba que la gente lo viera conducir su propio coche.
Se quitó también la chaqueta y, al hacerlo, una de las mangas del vestido se le levantó un poco, dejando por un instante al descubierto la marca de un cardenal en el antebrazo. Casi había desaparecido, observó mentalmente Sandy, que recordaba lo amoratado que lo había tenido el día que se lo hizo; de los cardenales del rostro ya no quedaba ni huella.
De aquello hacía algo más de una semana. Se había presentado en Javcobsville sin avisar para darle una sorpresa a ______, pero al llegar a la casa nadie había contestado al timbre. Extrañada, fue a preguntarle a la vecina si sabía si el señor y la señora Tarleton habían salido. La mujer le dijo que estaban en el hospital, que parecía ser que ella había tenido un accidente.
Sandy se había ido corriendo al hospital, pero al llegar allí, comprobó para su alivio, aunque la encontró llena de moraduras y con un esguince en el tobillo, que no había sido nada grave. Barry le explicó que ______ había estado practicando ala delta, y que había tenido una caída un tanto aparatosa. Sandy sabía que su amiga era aficionada a ese deporte desde sus días de universidad, pero sus compañeros siempre habían dicho que era una verdadera maestra, así que parecía extraño que se hubiera descuidado de ese modo. «Es que se levantaron unas rachas de viento muy fuertes de repente, y no tuvo tiempo de reaccionar», le explicó Barry cuando ella hizo ese comentario, « ¿No es verdad, cariño?», había dicho volviéndose a ______. Y ella había asentido.
-Siéntate, haré un poco de café -le dijo su amiga, sacándola de sus pensamientos.
-Oh, no, ni hablar, lo haré yo -se apresuró a replicar Sandy-. Eres tú quien necesitas que se ocupen de ti. ¿Has podido dormir algo esta noche?
______ meneó la cabeza.
-No dejo de tener pesadillas -le confesó frotándose la frente mientras tomaba asiento en uno de los sofás del salón.
-¿Y esas pastillas que te dio el médico para dormir?
-Me da miedo empezar a tomarlas y no poder pasar sin ellas.
-Tonterías, no te ocurrirá nada por tomar una o dos. Además...
Pero Sandy no terminó la frase porque en ese momento se abrió y se cerró la puerta principal. Sólo una persona se consideraba con la libertad de entrar sin llamar al timbre. Oyeron pasos acercarse desde el vestíbulo, y al cabo apareció Justin, aflojándose la corbata. No llevaba su sombrero vaquero, y con aquel traje oscuro tan elegante no parecía el mismo.

Ted- Justin Bieber y Tu  [ Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora