CURIOSAMENTE, tal y como había vaticinado Sandy, ______ se había chocado un día con Barney en las calles de Victoria, y la joven se había sentido muy feliz de encontrarse con una cara conocida. Retomaron su amistad, y empezaron a quedar un día, y otro, y otro...
Sandy se quedó a pasar la noche con su amiga como le había dicho a su hermano, y aunque no mencionó nada de su conversación, ni de que se había emborrachado, ______ sí mencionó a Barney. Le dijo que había decidido que seguir con su amor imposible por Justin no haría más que matarla a disgustos, y que al fin estaba disfrutando de la vida.
Era una buena actriz, se dijo Sandy, que a pesar de todo conocía muy bien a su amiga y sabía que se estaba haciendo la fuerte. Sin embargo, ya no había nada que ella pudiera hacer, y no podía sino esperar que
Barney, si iba a ser finalmente quien se casara con ella, la hiciera feliz. ______ se merecía ser feliz.
Lo que Sandy ignoraba, era que no había sentimientos de esa índole entre el joven y su amiga. Simplemente disfrutaban de la compañía del otro, y, de hecho, Barney ya estaba enamorado de otra persona, una mujer casada, lo cuál hacía su idilio tan imposible como el de ______, y ese había sido un punto más en común que los había acercado.
A los dos les encantaba el cine, y ______ empezó a invitarlo al apartamento para ver juntos una película de alquiler, hasta que se convirtió en una costumbre.
Cuando Sandy se enteró de lo inocente que era su relación lo encontró muy divertido, y se unió a ellos, haciéndose también amiga de Barney.
-Últimamente vas mucho a Victoria -comentó Justin una noche durante la cena.
-Es que lo paso muy bien con ______... y con Barney.
Justin se puso rígido.
-¿Barney?
-Sí, tiene gracia, ¿verdad? Al final acabaron por encontrarse... Victoria no es una ciudad tan grande... y los viernes quedan por la noche para ver películas de vídeo. Creo que pasan mucho tiempo juntos.
-¡¿Está acostándose con él en «mi» apartamento?! -rugió Justin.
Sandy lo miró de hito en hito.
-Por amor de Dios, Justin, escúchate... ¿Es ésa la clase de mujer que crees que es ______?
Justin estaba rabiando de celos, y no podía pensar con claridad por las violentas emociones que lo sacudían. ______... con Barney...
-Después de su matrimonio con un hombre que la maltrataba, ¿crees que va a ir saltando de cama en cama? Probablemente incluso le dé pánico tener relaciones íntimas...
-No conmigo -masculló él sin darse cuenta de que lo había dicho en voz alta.
Sandy abrió mucho los ojos. Se había quedado de una pieza.
-No me he aprovechado de ella si es eso lo que significa esa mirada desaprobadora -le dijo su hermano con una sonrisa burlona-. Todavía tengo mis principios.
-Oh, claro, tus principios... Justin, por favor, otra vez no... -murmuró ella, riéndose con incredulidad. ¿Cuánto más iba a seguir escudándose en eso?
-No, escúchame. ¿Recuerdas lo mal que lo pasamos cuando éramos niños por lo que ocurrió entre nuestros padres?
-Lo recuerdo muy bien, pero tú lo has trastocado -replicó ella-. Nuestra madre nunca amó a nuestro padre. Se casó con él porque era rico e influyente, y nunca nos quiso a nosotros porque interferíamos con su estilo de vida. Fue papá quien insistió en que quería tener hijos.
-Pero ella debía estar enamorada de él cuando se casaron -insistió él.
-Ni siquiera tú te crees eso -le espetó ella-. Es sólo algo a lo que te has aferrado todo este tiempo para evitar tus sentimientos por ______.
El domingo, ______ se levantó tarde, se puso unos vaqueros gastados y una camiseta y se sentó en el sofá a desayunar, decidida a haraganear todo el día.
De pronto aquella paz y quietud se vio interrumpida por el timbre de la puerta. ______ resopló, pensando que se trataría de algún vendedor pesado, y se levantó sin ponerse siquiera las zapatillas.
Sin embargo, al asomarse a la mirilla, el corazón le dio un vuelco: el hombre que había al otro lado de la puerta era Justin Bieber. Se dio la vuelta y cerró los ojos, apoyándose en la puerta con el pulso acelerado.
-______, abre.
-¿Cómo sabes que estoy en casa? -le espetó ella enfadada-. ¡Podría haber salido!
-Si me estás respondiendo es obvio que estás.
Ella suspiró con pesadez. ¿Por qué no habría mantenido la bocaza cerrada...? Se giró, quitó la cadena y abrió la puerta, haciéndose a un lado.
-Pasa -masculló-, después de todo, éste es tu apartamento.
Justin entró y la siguió hasta el salón, dejando su sombrero vaquero sobre la repisa del office. Iba vestido con traje y corbata, y tenía un aspecto muy formal.
-¿Cómo te encuentras? -le preguntó quitándose la chaqueta y sentándose en uno de los sofás.
______ ocupó el que estaba enfrente, y se cruzó de brazos.
-Bien -murmuró-. No he destrozado los muebles ni nada parecido, como puedes ver -añadió al ver que él estaba mirando en derredor, como escrutándolo todo.
-¿Ni siquiera te has revolcado en el sofá con tu amigo Barney algún viernes por la noche? -inquirió él en un tono sarcástico, sin poder evitarlo. Eran los celos los que hablaban por él.
______ alzó la vista hacia él y vio que sus ojos relampagueaban furiosos, pero no se amilanó. Había ganado confianza en sí misma, y no contestó siquiera a aquella puya. Justin la miró impresionado.
-Tranquila, en realidad no me importa nada lo que hagas con Barney -mintió.
«Como si no lo supiera ya», se dijo ______. No había sabido nada de él desde que se marchara a Nassau. ¿Podía haber un indicador más claro de que no tenía el más mínimo interés en ella?
Sin embargo, a pesar de todo, advirtió que parecía cansado, muy cansado.
-No tienes buen aspecto -murmuró involuntariamente en un tono suave. Justin se puso tenso al instante-. Oh, perdóname, ya sé que no quieres que me preocupe por ti. Dios no permita que vuelva a ocurrir...
Justin se puso en pie, metiéndose las manos en los bolsillos y fue hasta el amplio ventanal.
-¿Por qué has venido, Justin? -inquirió ella con un suspiro hastiado, al ver que él se había quedado callado.
-Quería asegurarme de que estabas bien -respondió él sin volverse.
______ se cuidó de hacerse ilusiones por esas palabras.
-Pues lo estoy -dijo-. Estoy bien y tengo un trabajo, y estoy haciendo amigos, y no necesitaré siquiera el dinero del fideicomiso. Puedes entregarlo para alguna obra benéfica si quieres.
Justin se volvió con el ceño fruncido.
-No irás a hacerte pasar ahora por la buena samaritana, ¿verdad? Ese dinero es tuyo.
-No pretendo hacerme pasar por nada. Ya te dije que no quería el dinero de Barry.
-No hay ninguna cláusula que diga que puedas rechazar ese dinero. Si no lo quieres se quedará en el banco, sin que nadie lo toque.
Ella se encogió de hombros.
-Me da igual. No me casé con Barry por su dinero, sino por la ayuda que nos prestó a mi padre y a mí. Al menos hizo una cosa buena en su vida -dijo con ironía.
-¿Por qué no recurriste a mí, ______? -inquirió Justin.
-Porque me dejaste muy claro que no querías tener nada que ver conmigo. Sólo viniste una vez a mi casa cuando mi padre estaba enfermo, y cuando lo hiciste...
-Lo sé, cuando lo hice no tuve una sola palabra para ti -murmuró él terminando su frase.
Hubo un prolongado silencio.
-¿Qué sientes por Barney? -le preguntó Justin al cabo-. Y por amor de Dios, no me digas que no es asunto mío.
-No lo es -dijo ella-. Pero ya que insistes en saberlo, es mi amigo, nada más.
-¿No estás enamorada de él?
Los ojos de ______ contestaron a esa pregunta antes de que apartara el rostro.
-Me gusta, pero no estoy preparada para una relación -añadió con firmeza-. Acabo de salir de un matrimonio desastroso.
-Lo sé -murmuró él, observándola largamente-. ¿Cómo te sientes ahora? ¿Eres feliz?
-¿Quién lo es? -le espetó ella con un cinismo que no cuadraba con sus años-. Estoy... contenta con lo que tengo.
«Contenta», repitió Justin para sus adentros. Era una palabra demasiado tibia para alguien como ______, que había brillado como la más hermosa de las estrellas del firmamento antes de su matrimonio con Barry. Lo cierto, se dijo, es que a lo largo de aquellos años no había hecho nada por hacerla feliz. Sólo había pensado en sí mismo, en cómo protegerse, en cómo evitar que le rompieran el corazón. Nunca se había parado a considerar el daño que le estaba haciendo a ella con su indiferencia y su crueldad.
-Supongo que habrá habido una infinidad de veces en que me hayas culpado por tus problemas -le dijo.
-Nadie es culpable de los errores de los demás - respondió ella-. No necesito echarle a otros la culpa para sentirme mejor.
-Yo en cambio sí lo he hecho -murmuró él con una mirada distante-. Y no me he dado cuenta hasta hace poco de lo vulnerable que soy en realidad.
-¿Tú? -le espetó ______ sin poder evitar soltar una risa de incredulidad-. Tú eres como una isla, como un acorazado.
-No es cierto. Sandy es lo único que tengo -respondió él quedamente-. Y si un día se casa, me quedaré solo con mis estúpidos nobles principios y mi conciencia. ¿Crees que eso me servirá para calentar mi cama en las frías noches de invierno, cuando ansíe el tacto de una mujer entre mis brazos?
-Nunca has tenido problemas para encontrar compañía -respondió ella.
Él enarcó una ceja.
-No, para encontrarla no, es verdad, pero, a mi edad, uno ya no sabe cuál es el motivo real por el que se le acerca una mujer.
______ tenía la impresión de que estaba tratando de decirle algo, pero no acababa de averiguar qué era. Se hizo un breve silencio de nuevo.
-¿Te apetece un café? -le preguntó ella finalmente.
Él asintió con la cabeza y volvió a sentarse frente a ella.
-Hice unas galletas ayer -le ofreció ______, acercándole un plato.
-Gracias, pero la verdad es que no me gustan demasiado los dulces.
Justin se había remangado, se había quitado la corbata, y se había desabrochado los primeros botones de la camisa. Tenía un aspecto muy sexy, y la joven tuvo que reprimir los recuerdos que acudieron a su mente de aquel día en el estudio.
-Antes te gustaban -le dijo.
Él la complació, tomando una galleta.
-Me gustaban aquellas pastas con limón que solía prepararte Sandy cuando venías a casa -dio un mordisco a la galleta, y se echó a reír. ______ había usado ralladura de limón-. ¿No estarías esperándome? -le dijo burlón.
______ se sonrojó de pura indignación.
- ¡Por supuesto que no! No seas arrogante. A mí también me gusta el limón.
-Oh, ya hace mucho que dejé a un lado mi arrogancia -le aseguró él-. Siempre acababa saliéndome demasiado cara. Sírveme leche en el café, ¿quieres?
______ tomó la jarrita y vertió un poco en su taza. No podía hacerlo él mismo, por supuesto. Allí estaba, sentado como el señor de la casa, viéndola realizar esas tareas serviles. ¡Y decía que ya no era arrogante!
-¿Cómo está Sandy? -le preguntó.
-Te echa de menos, igual que Shep.
-Pienso ahorrar y comprarme una casa con jardín, o un apartamento cerca de un parque y así podré traerlo aquí conmigo.
-Habría un modo más fácil de que no tuvieras que estar separada de él: vuelve al rancho.
La joven bajó la mirada.
-El rancho no es mi hogar.
Justin apuró su café y dejó la taza y el platillo sobre la mesa. Se echó hacia atrás en el sofá, y se fue desabrochando uno a uno los botones de la camisa, sosteniendo la mirada de ______ todo el tiempo, y la abrió, dejando al descubierto su ancho tórax.
A ______ se le cortó la respiración y entreabrió los labios sin darse cuenta.
-¿No quieres... no quieres más café? -balbució con el corazón latiéndole como un loco.
Justin meneó la cabeza y sacó el bajo de la camisa de la cinturilla del pantalón. A continuación, se desabrochó el cinturón, y lo sacó por las trabillas del pantalón, arrojándolo a un lado. Se recostó contra el respaldo del sofá, despatarrado, y le dirigió una sonrisa lasciva y arrogante.
-Ven aquí -le dijo con voz aterciopelada.
______ abrió los ojos como platos. ¿Por qué la atormentaba de esa manera si no quería nada con ella? Sintió que el labio inferior le temblaba, y se obligó a no moverse de donde estaba.
Una sonrisa se dibujó lentamente en los labios de Justin. Sabía lo difícil que era para ella resistirse a él. Siempre lo había sabido.
-¿No tendrás miedo de mí? -la picó-. Ven, acércate. Iremos a tu ritmo, y no haré nada que no quieras.
______ estaba recordando su propia debilidad aquel día en el estudio, y cómo él había terminado apartándola de él, y sus ojos se llenaron de ardientes lágrimas de rabia.
-¿Te estás divirtiendo, Justin? -le espetó con voz entrecortada-. ¿Por qué no me golpeas también, para ver si te produce tanto placer como el burlarte de mí?
Se puso de pie y se dirigió hacia la puerta para abandonar el salón, pero él fue más rápido. Apenas había dado dos pasos cuando la agarró por la cintura, la hizo girarse, y la atrajo hacia sí. La mejilla de la joven quedó apretada contra el espeso vello y los húmedos músculos de su tórax, el aroma de su colonia penetró en sus fosas nasales, y el calor de su cuerpo pareció envolverla.
-No llores... -susurró él contra su frente. Su voz no sonaba tan segura como hacía un instante, y sus manos estaban aferradas a la cintura de la joven con cierta brusquedad-. No estoy jugando, ______, esta vez no.
-Será como siempre -sollozó ella hipando, y golpeándolo en el pecho impotente con un puño ¡Déjame, ya me has hecho bastante daño...!
El pecho de Justin se hinchó bajo su mejilla.
-Sí, nos he hecho daño a los dos, a ti y a mí. Pero, a pesar de todo, te aseguro que mi intención era buena -la tomó de la barbilla-. Mírame bien, cariño: ya no soy un hombre joven.
______ estaba cansada de que le repitiera aquello una y otra vez.
-¿Sabes cuántos años se lleva Calhoun Ballenger con su esposa Abby? -le espetó.
Justin sabía muy bien dónde quería ir a parar al mencionarle a esa famosa pareja de Jacobsville. La diferencia de edad entre ellos debía ser prácticamente la misma que había entre ______ y él.
-Sí, lo sé, sé que ella es mucho más joven que él.
-Lo es -asintió ______-. Llevan años casados, tienen tres hijos, y Abby se dejaría matar por él.
Justin apretó la mandíbula.
-Lo sé -murmuró-. Y, sin duda, él por ella también.
______ bajó la vista hacia los finos labios de Justin y su firme mentón. El cálido abrazo la estaba haciendo sentirse débil, como le ocurría siempre que estaba cerca de él. Quería rodearle el cuello con los brazos y quedarse así el resto de su vida, pero se recordó que aquello no era más que un espejismo. Con un profundo suspiró, bajó la vista hasta el pecho masculino.
-¿No se me ha agotado ya el tiempo? -le preguntó.
-¿Agotado? -repitió él sin comprender.
-Sí, ahora es el momento en que tú te sientes culpable y me dices algo desagradable para apartarme de ti.
Justin contrajo el rostro.
-¿Es eso lo que crees que hago? -inquirió.
-Es la impresión que da.
Justin pasó una mano por su cabello y empujó suavemente la cabeza de la joven contra su pecho desnudo. El contacto de la tersa mejilla de ______ con su piel lo hizo estremecer de placer-. Supongo que es cierto que siempre me he sentido culpable -admitió-. De hecho, me siento culpable por lo que Barry te hizo. Podría haberte evitado ese sufrimiento.
-¿Cómo?, ¿sacrificándote en su lugar? -le espetó ella con amargura.
-No habría sido un sacrificio casarme contigo - repuso él.
Se apartó un poco, puso las manos en las mejillas de ______, y la besó con ternura en la frente y los párpados. Después, tomó una de las manos de ella, y la puso sobre su pecho.
-¿Puedes sentir los latidos de mi corazón? -le preguntó con voz ronca.
-Sí -asintió ella quedamente-. Late... muy aprisa.
Justin puso la palma de su otra mano encima del seno izquierdo de la joven.
-El tuyo también -murmuró-. Acércate más a mí, ______ -susurraron sus labios, a escasos centímetros de los de ella-, quiero sentir tus piernas contra las mías.
-Pero, Justin, el otro día dijiste que... -comenzó ella.
-Lo sé.
______ se adelantó, y contuvo el aliento al entrar en contacto con la parte más íntima de la anatomía de Justin.
-No te apartes -le dijo él-. No me importa que notes lo excitado que estoy. Ya no me importa...
______ subió las manos al fornido pecho, sintiendo un agradable cosquilleo al hacerlo.
-Acaríciame -le dijo Justin, tirando de sus labios con los suyos-. Vuélveme loco.
______ deslizó las palmas de sus manos extasiada por la vasta superficie, y observó cómo los ojos de Justin se oscurecían de placer.
-¿Te gusta? -le preguntó extasiada.
-Me gusta muchísimo -murmuró él frotando su nariz contra la de ella. El silencio en la habitación se veía roto sólo por los susurros y la respiración entrecortada de ambos-, pero me gustaría todavía más si no hubiera ninguna prenda entre nosotros.
______ se dijo que debía estar loca, pero introdujo las manos por debajo de su camiseta hasta encontrar el enganché del sujetador y lo desabrochó mientras respondía a los lánguidos besos de Justin. Sin pensarlo, se sacó la camiseta, y de pronto sintió sus senos desnudos contra la densa mata de vello del húmedo pecho masculino.
-¡Dios...! -jadeó él excitado, poniéndose rígido.
______ se quedó muy quieta, y sus ojos buscaron los de él. A Justin le temblaban las manos cuando volvió a colocarlas en sus mejillas para alzar su rostro.
-Abre la boca -murmuró contra sus labios.
En los turbulentos minutos que siguieron, las manos y bocas de ambos iniciaron una actividad frenética, que no parecía ser capaz de extinguir el deseo que los consumía. Sus cuerpos se frotaban, pero aun así no era suficiente, y ______ se lo dijo así a Justin en un suspiro tembloroso mientras él devoraba sus labios.
-Sólo hay un modo de que estemos lo suficientemente cerca el uno del otro como para satisfacernos por completo -le dijo Justin con voz ronca-, y tú sabes cuál es.
-Sí, lo sé... -jadeó ella. Sus brazos rodearon la espalda desnuda del ranchero, e hincó sus dedos en ella-. ¡Justin!
Él la había levantado de repente en sus brazos, y estaba mirándola con un brillo fascinante en sus ojos claros, formulando una pregunta para la que no hacían falta palabras.
______ hundió el rostro en su cuello sudoroso y se aferró a él temblorosa. Hiciera lo que hiciera Justin, estaría bien. Si él no quería comprometerse, sí podría tener un recuerdo de lo hermoso que podría haber sido.
-Dame al menos un hijo, Justin... -le rogó angustiada-. Dame eso si no puedo tener otra cosa...
El enmudeció. Miró a la hermosa joven a la que sus fuertes brazos sostenían, y sus palabras le llegaron al corazón.
-¡______! -murmuró.
Ella abrió los ojos y lo miró implorante.
-¿Es algo tan extraordinario? -inquirió-. Ya sé que no quieres ataduras, y no te pediré nada, si es que es eso lo que te preocupa.
Justin, incapaz de articular palabra, la abrazó contra su pecho y la acunó.
-Oh, Justin, ¿no te gustaría tener un hijo? -insistió ella-. Cuidaría tan bien de él, y tú podrías venir a verlo cuando quisieras...
El cerró los ojos, dejando escapar un gruñido, y por un instante la fuerza de sus manos la lastimó. ______ se mordió el labio inferior. Probablemente Justin sentía lástima por ella al verla humillarse de esa manera y no sabía qué hacer.
______ se obligó a respirar lentamente, en un esfuerzo por controlar los acelerados latidos de su corazón. ¿Cómo podría volver a mirarlo a la cara después de lo que le acababa de decir? ¿Por qué insistía en humillarse, en ponerse en ridículo? ¿Cuándo iba a aprender?
-Bájame, Justin, por favor -le dijo con la poca dignidad que le quedaba.
Sin embargo, para su sorpresa, Justin besó sus párpados y sus mejillas, húmedas por las lágrimas que rodaban por ellas, y no la dejó en el suelo, sino que la llevó hasta el sofá donde había estado sentado, y la depositó con cuidado en él, como si fuera el más preciado de los tesoros.
-¿,Justin? -lo llamó anonadada.
El se inclinó, buscando sus labios, y se posaron sobre los de ella en un beso casi desesperado. ______ subió la mano hasta su rostro, y al acariciar la curtida mejilla, la notaron húmeda: ¿estaba... llorando? Abrió los ojos sorprendida y despegó sus labios de los de él, apartándose un poco para poder ver su rostro.
En efecto, no sólo la mejilla de Justin estaba húmeda, sino también sus ojos, y, al contrario de lo que habrían hecho otros hombres, la miró sin avergonzarse en modo alguno por mostrar tan abiertamente sus sentimientos.
-Échate hacia atrás -le dijo.
______ lo hizo, y él trazó con sus manos la curvatura de sus senos desnudos, explorándolos en silencio. Se inclinó entonces sobre ella, y con exquisita ternura deslizó sus labios a lo largo de la cicatriz. Frotó el endurecido pezón con la punta de su nariz, y después lo mordisqueó y lamió delicadamente hasta hacerla gemir.
Justin pasó una mano por detrás de su espalda, y la arqueó hacia sus ardorosos labios. -Probablemente no seré tan fértil como un hombre joven -farfulló-. No lo conseguiremos a la primera.
Y ______ se estremeció de placer al comprender el significado de sus palabras. Los labios de Justin descendieron entre sus senos, y fueron imprimiendo besos por su estómago, hasta alcanzar la cintura, zona a la que prodigó sus atenciones durante largo rato.
Cuando finalmente levantó la cabeza para tomar aliento, se tumbó en el sofá con una exhausta ______ entre sus brazos. Sus piernas se entrelazaron íntimamente, pero de un modo tan natural, que parecía que hubieran yacido juntos toda su vida.
Ella tenía la cabeza apoyada en el pecho del ranchero, escuchando los acompasados latidos de su corazón.
-¿Por qué has parado? -inquirió soñolienta.
La mano de Justin la acarició lentamente desde la nuca hasta el hueco de la espalda.
-Porque no voy a dejarte embarazada hasta que nos casemos -murmuró.
______ se puso tensa. No se atrevía a dar crédito a lo que creía que acababa de oír.
-¿Has dicho... casamos? -balbució en un hilo de voz.
Justin la hizo rodar sobre el costado para poder mirarla a los ojos.
-No me gustaría que nuestro hijo fuera ilegítimo.
-Pero si tú nunca has querido casarte... -insistió ella.
De sus ojos empezaron a brotar lágrimas de incredulidad y dicha, y Justin las secó con sus labios, esbozando una sonrisa de autorreproche.
-Es verdad, nunca hasta ahora he querido casarme -admitió-, y temo que un día te cansarás de mí y desearás haber esperado a que apareciera alguien más joven en tu vida, pero estoy dispuesto a arriesgarme y enfrentarme a eso como un hombre cuando llegue el momento.
______ lo miró con adoración.
-Pues tendrás que esperar mucho para que llegue ese momento -le susurró-. Me enamoré de ti cuando apenas había salido de la adolescencia, y desde ese día no he dejado de amarte. Renunciaría a todo por estar contigo, Justin, a todo...
Las mejillas del ranchero se tiñeron de rubor.
- ______...
-No pasa nada, Justin. Yo... yo sé que tú no sientes lo mismo por mí -murmuró-, pero tal vez cuando nazca el niño y empieces a quererlo, serás feliz.
Él estaba tan embargado por la emoción que apenas podía hablar. Acarició los suaves labios de ______, tratando de hallar las palabras adecuadas.
-Esto es tan endiabladamente difícil para mí... - comenzó.
______ puso sus dedos contra su boca.
-Está bien, Justin, no tienes que decir nada. Lo comprendo.
Los ojos de él se deslizaron por su torso desnudo, y su rostro se contrajo.
-Yo... sé que debe disgustarte la cicatriz, pero tal vez con el tiempo desaparezca -murmuró, bajando la vista ella también.
-¿Cómo puedes pensar que me disgusta nada de ti? -masculló él.
Ella dio un respingo ante el tono de su voz.
-Justin...
-Tus senos son perfectos -le dijo él-. Con cicatriz o sin ella, para mí eres perfecta. Siempre lo has sido. ¡Siempre!
Entonces fue ella quien se quedó sin palabras. Justin peinó su cabello con las manos.
-Te deseo, ______, te deseo desde que te vi por primera vez, aquel día que Sandy nos presentó, y desde entonces no he podido sacarte de mi cabeza.
Esa confesión la dejó sin aliento, y se incorporó, quedándose sentada y mirándolo sin dar crédito aún a lo que estaba sucediendo.
-¿No vas a reírte? -la invitó Justin-. ¿No sientes deseos de refregármelo por las narices? Te he dado motivos más que suficientes, atormentándote todos estos años.
-No, no quiero vengarme -respondió ella-. Sólo tenerte al fin a mi lado. Oh, Justin, te amo tantísimo... -murmuró-, te amo más de lo que puedas imaginar.
-Demuéstralo. Cásate mañana conmigo.
-Mañana -asintió ella suavemente, sintiendo como si estuviera dentro de un sueño.
Y así, al día siguiente, el juez de paz de Jacobsville los casó con Sandy como dama de honor, y Calhoun y Abby Ballenger como testigos a petición de Justin.
Después de la ceremonia, los asistentes los felicitaron, y mientras abandonaban el juzgado, ______ del brazo de Justin, escucharon cómo cuchicheaban a su paso.
-Se han quedado todos de una pieza -le dijo su esposo con humor, cuando estuvieron de vuelta en el apartamento de Victoria un par de horas más tarde-. Piensan que he perdido el juicio.
-La verdad es que yo también lo pienso -respondió ______, que todavía no podía creer que se hubiesen casado.
Justin se giró y miró a su esposa, vestida con un simple traje blanco de falda y chaqueta, y sus ojos re______ron su cuerpo de un modo posesivo.
-Quiero hacer el amor contigo -le dijo abruptamente-, ahora.
Ella se sonrojó. Había pensado que irían a cenar, o a bailar, o a hacer algo juntos, pero parecía que el sexo era lo único que Justin tenía en mente, y quizá también fuera la única razón por la que se había casado con ella.
-De... de acuerdo -balbució aturdida.
El la condujo hasta el dormitorio, y descolgó el teléfono. Todavía era de día, y Justin ni siquiera se había molestado en apagar la luz, así que ______ se sintió algo incómoda cuando empezó a desvestirla.
-No te haré ningún daño -le dijo mientras se deshacía de las últimas prendas.
La tomó en brazos, la depositó sobre la cama, y sus ojos la re______ron, acariciadores, hasta que un gruñido ahogado escapó de su garganta, como si no aguantara más seguir siendo sólo un espectador.
Comenzó a desvestirse ante la mirada fascinada de la joven, y escasos minutos después se tumbaba junto a ella, atrayéndola hacia sí. ______ sintió el impacto de su total desnudez como si la quemara, y contuvo el aliento.
Justin comenzó a besarla, haciéndole abrir la boca para adentrarse en ella, y sus manos re______ron lentamente su espalda. ______ notó su excitación contra su vientre, y se tensó.
-Abre los ojos -le dijo él con voz ronca-. Obsérvame mientras te hago mía.
Ella obedeció, sonrojándose profusamente cuando él se posicionó sobre ella.
Justin hizo que separara las piernas, y se colocó entre ellas. Entonces, de pronto, ______ pudo sentirlo de un modo completamente íntimo, y el shock hizo que bajase la vista. Sus ojos se abrieron como platos, y todo su cuerpo se puso rígido.
-No te esperabas que fuera así ¿eh? -murmuró él. Se rió suavemente, y le acarició la mejilla para que se relajara-. No voy a ir rápido. No esta vez. Sólo quiero que te acostumbres a mí, a la sensación, pero te aseguro que pronto estarás suplicándome.
______ no comprendió lo que quería decir, no entonces, pero minutos después, cuando la boca de Justin ya había explorado cada centímetro de su cuerpo y sus manos habían despertado en ella unas sensaciones tan increíbles que estaba empezando a sentirse mareada, lo comprendió.
Estaba temblando, y sentía una especie de necesidad palpitante en la parte baja de su cuerpo cada vez más insistente. Era algo nuevo para ella, pero también algo que la asustaba.
Justin seguía manteniendo el íntimo contacto entre ellos, pero cuando ella se arqueó hacia él para atraerlo más dentro de sí, se levantó un poco para evitarlo.
A la tercera, ______ estaba ya deshecha en lágrimas.
-Oh... por favor... -sollozó arqueándose al límite-. Oh, por favor, Justin... te necesito... estoy ardiendo...
-Lo sé -murmuró él con voz ronca-. Te quema, sientes punzadas como si tuvieras una herida...
Su mano ascendió por el muslo de ______, agarrándolo con firmeza, y de pronto tiró hacia arriba, atrayéndola hacia su palpitante masculinidad y despacio, lentamente, tortuosamente, se fue introduciendo en ella.
______ gimió y se estremeció maravillada, al sentirlo dentro de sí, y el asombro de Justin al darse cuenta de que era virgen no fue menor. Era el primer hombre que... era el primero...
-Dios mío... -farfulló hincando los dedos en los blandos muslos de ______ y conteniendo el aliento.
Los ojos de ambos se encontraron, compartiendo sin palabras lo que estaban experimentando. Justin apretó los dientes ante la intensa oleada de placer que lo inundó cuando sintió que el cuerpo de la joven lo aceptaba por completo dentro de sí, y volvió a mirarla un instante antes de perder el control con un gruñido casi animal.
______ sintió el impacto del peso del cuerpo de Justin sobre el suyo cuando Justin empezó a empujar sus caderas contra las de ella, hundiéndola en el colchón, marcando un ritmo que la estaba haciendo surcar los cielos.
-Sígueme, ______... -susurró Justin contra sus labios-. Sí... sí ... tómame... tómame... tómame dentro de ti... ¡______...!
Y la joven gritó cuando un placer sin igual se extendió por todo su ser como lava hirviendo.
Justin gruñó salvajemente, y jadeó sin parar mientras se abandonaba a la misma locura que atenazaba a ______. Y así, durante unos segundos, fueron una sola alma.
El ranchero se desmoronó sobre ella, y durante un buen rato yació con la frente empapada de sudor sobre su pecho. ______ tenía la sensación de que el corazón se le hubiese vuelto loco, como un reloj al que le hubiesen dado demasiada cuerda, y permaneció temblorosa debajo de Justin, confiando en que recuperara poco a poco su ritmo normal.
-No podría haber esperado un minuto más - murmuró Justin-. Todos estos años esperando, soñando con tenerte entre mis brazos, para despertar y darme cuenta de que sólo era un sueño... -dijo besándola con ardor-. Pero ahora eres mía, y jamás te dejaré marchar. ______ lo estaba escuchando, pero le llevó un minuto digerir sus palabras.
-¿Años? -repitió.
-Años -asintió él, frotando su mejilla contra los suaves senos de su esposa-. ______ hace ya tres años que no me he acostado con una mujer -le confesó.
______ se quedó de piedra.
-Pero tú... pero todo el mundo en Jacobsville decía que... entonces, todas esas mujeres con las que salías...
-Nunca significaron nada para mí -murmuró él-. Ni siquiera las deseaba, ______, sólo a ti...
-¡Pero dejaste que me casara con Barry! Dijiste... dijiste que no te atraía...
Justin sacudió la cabeza.
-Creía que estaba actuando noblemente -le dijo atormentado-. Quería evitarte esto, acabar casada conmigo, cuando yo soy mayor que tú, y que un día te arrepintieras, ¿no lo ves? No tenía ni idea de la clase de persona que era mi primo en realidad. Es algo que llevaré siempre sobre mi conciencia -murmuró con voz ronca-. Yo te amaba, ______, te amaba más que a nada en el mundo.
______ apenas podía contener las lágrimas. Sus propias palabras, en labios de él... Nunca hubiera podido imaginar tanta dicha. De pronto los años de tristeza, de dolor, de angustia... se desvanecieron, y se abrió ante ellos un futuro lleno de esperanzas.
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Ted- Justin Bieber y Tu [ Adaptada]
FanfictionEsta historia no es mía, es una adaptación. esta historia se puede encontrar en facebook