Capitulo 19

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No sabía qué iba a hacer. Aunque quisiese empezar a buscar un empleo, todavía estaba demasiado débil física y emocionalmente como para poder hacer nada. Estaba deseando que llegara Sandy.
Y al fin, contestando a sus plegarias, después del almuerzo se oyó un coche y a los pocos minutos su amiga entraba en la habitación con su habitual sonrisa.
- ¡Dios, estoy muerta! -gimió dejándose caer en la cama-. Creía que nunca acabaríamos de instalarle el nuevo sistema informático a ese cliente. Pero se acabó, al fin se acabó, y ahora podré tomarme unos días libres y pasar un poco de tiempo contigo. ¿Cómo han ido las cosas por aquí?
-Dejémoslo en que han ido -murmuró ______-. Sandy, ¿podrías ayudarme a encontrar un apartamento?
Su amiga giró el rostro hacia ella con los labios fruncidos.
-¿Justin ha estado molestándote otra vez? -adivinó.
-¿Qué esperabas? -suspiró ______-. Ya sabes lo que piensa de mí, y también que no me quiere aquí. Ayer me acusó de pasarme todo el tiempo observándolo por la ventana mientras trabaja, y... bueno, es verdad que he estado haciéndolo -admitió-, pero no todo el tiempo. Lo cierto es que no podía evitarlo -murmuró mordiéndose el labio.
Sandy se incorporó, quedándose sentada y se volvió hacia su amiga.
-Tal vez si hablarais, si trataras de hacerle ver que te está haciendo daño con esa actitud...
-¿Y de qué serviría? -farfulló ______ sacudiendo la cabeza-. No quiere saber nada de mí, ni de mi matrimonio, y se ha encargado de dejarme muy claro que si estoy aquí es sólo porque estoy convaleciente.
Sandy resopló irritada con su hermano.
-Es un bruto. Lo siento, Corrie, esto es culpa mía por haber creído que esto funcionaría. Es sólo que creí que tal vez... en fin, ahora ya eso no importa. ¿Quieres salir de aquí?
-Sí, por favor -contestó ______ al momento.
-De acuerdo. Te diré lo que haremos: nos iremos juntas al apartamento donde estuvimos viviendo Justin y yo cuando nos mudamos a Victoria. Allí no tendrás que enfrentarte cada día a la fiera de mi hermano.
-Pero, ¿y tu trabajo...?
-¿Ya no te acuerdas de que soy la copropietaria de la empresa? Trabajo tanto en las oficinas centrales de Houston como en las de la sucursal de Victoria, así que le diré a Nick, mi socio, que voy a centrarme una temporada en la sucursal. No le importará.
-Pero es que no quiero causarte molestias.
-No seas boba, eres mi mejor amiga. Tú nunca molestas.
______ se quedó dudando un momento.
-Necesitaré mis cosas -comenzó-. Odio tener que pedir favores, pero, ¿podrías...?
-Por supuesto que puedo. Iré a la casa y te traeré lo que me digas.
-Henry tiene una llave, y estoy segura de que aún estará viviendo en la cabaña cerca de la casa, porque Tina necesitará que guarde la propiedad hasta que ella organice la venta. Mi ropa está en el armario de la segunda habitación a mano derecha al subir las escaleras. No hay mucho, y encontrarás una bolsa de viaje con mis libros, cintas, y las cosas que me dejaron mis padres.
-De acuerdo. Esta misma tarde me pasaré por allí.
-Gracias, Sandy.
-¿Para qué están las amigas? -le dijo la otra joven con una sonrisa-. Anda, y ahora deja de preocuparte. A principios de la semana que viene estaremos en Victoria.
Sin embargo, las cosas iban a dar un giro inesperado antes de que llegase la siguiente semana. Cuando Sandy fue a cambiarse y buscar un par de maletas para recoger las cosas de su amiga, Justin subió las escaleras y entró en el cuarto de invitados.
______ seguía sentada en la mecedora junto a la ventana, y estaba absorta en sus pensamientos, preguntándose qué clase de empleo podría buscar. Al notar la presencia del ranchero, mirándola fijamente desde el quicio de la puerta abierta, levantó la cabeza y se sonrojó.
-Estaba charlando con Sandy, no observándote por la ventana -se apresuró a aclararle, claramente a la defensiva.
Justin entornó los ojos.
-Lástima que no fueras capaz siquiera de fingir un mínimo de ese anhelo con el pobre Barry -masculló con soma.
Las facciones de la joven se tensaron.
-Tenía varias amantes -le dijo.
-No es de extrañar cuando su esposa no le dejaba siquiera que la tocara -le espetó él. Había en su rostro tal expresión de desprecio que ______ se revolvió en su asiento-. Lo atormentaste mientras duró vuestro matrimonio y permitiste que se subiera a un coche habiendo bebido -la acusó una vez más-. Nunca olvidaré eso, ni te lo perdonaré. Has acabado sin nada y es lo que mereces. ¡Dios, sólo con verte me pongo enfermo! -masculló, y el desprecio en su mirada se clavó en el alma de ______ como un dardo envenenado.
Justin se giró sobre los talones y salió de la habitación, pero ______ no se movió hasta que escuchó sus pisadas descendiendo por la escalera. El dolor era demasiado profundo incluso para que aflorasen lágrimas a sus ojos, y en ese momento sólo pudo pensar en que aún habría de pasar otra semana en aquella casa, teniendo que soportar el desdén y los ataques de él. ¡No podría aguantarlo, no podría...! Tenía que irse ya.
Su mente empezó a trabajar a marchas forzadas. Si esperaba a que Sandy se fuera a recoger sus cosas y a que su hermano volviera a las tareas del rancho, tal vez pudiera aprovechar para marcharse sin que se enteraran. Pediría un taxi por teléfono para que la llevase a la estación de autobuses, y allí tomaría el primero que saliese hacia Houston. Apenas tenía dinero, pero le bastaría para esos trayectos, y una vez en Houston, trataría de encontrar algún albergue juvenil donde alojarse. Quizá incluso existiese en Houston un albergue de la YWCA, la asociación de jóvenes cristianas, donde además podría pedir ayuda para que la ayudaran a encontrar un empleo. Cualquier cosa sería mejor que quedarse allí y dejar que Justin Bieber siguiera atormentándola por la muerte de su primo. En otro momento le habría plantado cara, le habría respondido, pero débil y cansada como se sentía no tenía fuerzas para hacerlo.
Sandy, que no sabía que Justin se había pasado por el cuarto de invitados, asomó en ese momento la cabeza y le dijo a ______ alegremente:
-Me voy, Corrie, Justin me ha dicho que me llevará a la casa. Volveremos dentro de un par de horas. ¡Chao!
______ contestó quedamente, con tristeza por ocultarle a su amiga que se iba, y se quedó esperando en silencio hasta que oyó a la señora Bird despedirlos, las puertas del coche cerrándose y cómo el coche se alejaba.
Salió al pasillo, y llamó por teléfono al servicio de radio-taxi. Regresó a su habitación, se puso unos zapatos, una chaqueta, se colgó el bolso del hombro, y bajó las escaleras con mucho sigilo, pero se tropezó con la señora Bird en el salón.
-Señorita ______... -murmuró la mujer sorprendida.
La joven tuvo que improvisar una excusa.
-Me he acordado de algunas cosas que necesito de la casa -balbució-, y he olvidado decírselo a Sandy, así que he pensado en acercarme hasta allí.
-Pero, querida, no está en condiciones para salir.
-Estoy bien -le aseguró ______, forzando una sonrisa-, no se preocupe por mí.
-Pues yo creo que debería esperar a que vuelvan el señor Bieber y la señorita Sandy. Ya irán mañana otra vez a por esas cosas que se le han olvidado. O déjeme al menos llamar a la casa para decirles que va para allá -añadió al ver que no iba a convencerla-. ¿Y si llega y ya se han ido?
-No se preocupe, ellos se han ido hace poco, y yo he llamado un taxi y estaré allí enseguida -insistió ______, tratando a toda costa de ocultar su nerviosismo. Justo en ese momento se escuchó un claxon fuera-. Ah, ya está ahí -dijo aliviada.
-Pero, señorita, está tan pálida, y aún no se ha repuesto del todo...
-Tranquila, estaré bien. Estoy mucho mejor, de verdad. Llamaré en cuanto llegue allí, ¿de acuerdo?
La mujer pareció calmarse un poco con esa promesa.
-Está bien. Tenga mucho cuidado.
-Lo tendré. Adiós, señora Bird.
Poco podía imaginar la mujer que ese adiós era literal. ______ salió fuera y avanzó hacia el taxi. Se notaba temblorosa, y el corazón le martilleaba con fuerza contra las costillas, pero no se detuvo ni miró atrás.

Ted- Justin Bieber y Tu  [ Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora