Capitulo 22

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DESPUÉS del almuerzo, Sandy se había quedado dormida viendo una película en la televisión, y ______, que quería estirar las piernas, había salido, asegurándose antes de que Justin no andaba cerca. El cielo se había nublado, y ella se preguntó si llovería. Llevaba varios días sin caer una gota, y sin duda los campos lo agradecerían.
Había empezado a caminar sin rumbo fijo, y sus pasos la habían llevado cerca del establo. Oyó voces dentro, voces de hombres, y en cuanto vio salir a Justin se paró en seco, giró en redondo, y comenzó a desandar el camino con prisa.
-¡______, espera! -la llamó él, yendo tras ella.
La joven se detuvo, y se volvió hacia él con los brazos cruzados, mirándolo cautelosa. Justin avanzaba hacia ella con las facciones rígidas. Parecía de mal humor... como de costumbre.
-No sabía que estabas por aquí -dijo ella poniéndose a la defensiva y sonrojándose ante su fija mirada.
-Oh, ya lo imagino -masculló él-: cuando yo entro en una habitación tú sales de ella; por la mañana te quedas en tu habitación hasta que yo ya he desayunado y he salido; ¡y si crees que yo pueda estar a menos de un kilómetro de la casa, ni sales al porche!
Los labios de la joven se entreabrieron, dejando escapar un suspiro tembloroso, y dio un paso atrás, asustada.
-¡No...! -le rogó él, queriendo abofetearse por haberse dejado llevar por su mal genio-. Está bien, no pasa nada. Perdona que haya sido tan brusco -le. dijo, obligándose a hablar con suavidad.
______ cruzó los brazos sobre el pecho y lo miró aprehensiva. Él se quitó el sombrero y se secó la frente con la manga.
-¿Te acuerdas de Amarillo, el caballo que solías montar cuando venías al rancho a ver a Sandy? Lo cruzamos con Medianoche, y nació una potrilla a la que llamamos Chistera. ¿Te gustaría verla?
Su tono más amable pareció relajar un poco a la joven, quien asintió con la cabeza.
-Estupendo, vamos -dijo Justin.
Le tendió una mano, pero ella no descruzó los brazos, así que echó a andar y ella lo siguió.
En uno de los pesebres al fondo del establo- estaba la joven yegua. Era de color negro, con una mancha blanca alargada en la frente, y marcas blancas también en las patas hasta las rodillas.
-Hola, Chistera, hola, bonita... -la saludó Justin.
Abrió la puerta de madera, e hizo un gesto a ______ para que entrara con él. La joven estaba extasiada mirando a la yegua, y comenzó a acariciarla tiernamente.
-Qué suave es... -murmuró.
Justin sonrió al ver cómo brillaban sus ojos. Hacía tanto que no veía ese brillo en su mirada...
-Ya tiene un año y medio -le dijo-, y creemos que será una buena corredora, igual que su padre. He contratado a un entrenador y un jockey para que empiece a trabajar con ella a finales de esta misma semana.
______ lo escuchaba en silencio mientras acariciaba las crines del animal, pero, de pronto, se oyó fuera un trueno, y la yegua se inquietó. Ella también dio un respingo, conteniendo el aliento ante el inesperado ruido.
-Parece que vamos a tener tormenta -murmuró Justin, girándose hacia las puertas abiertas del establo y observando cómo había oscurecido.
Salieron del pesebre y Justin echó el cerrojo de la puerta antes de que desandaran sus pasos hacia la salida. Él se detuvo justo en el umbral, elevando el rostro hacia el cielo, y ______ hizo otro tanto.
Densos nubarrones entre negros y azulados cubrían toda la bóveda hasta el horizonte. El fogonazo de un relámpago lo iluminó todo, y lo siguió otro trueno retumbante.
- La naturaleza en todo su esplendor -comentó él-. Hermoso, ¿no?
Pero ______ se había estremecido, y había aprehensión otra vez en sus ojos. -A mí no me lo parece. Detesto los ruidos fuertes.
Justin se apoyó en el marco de la puerta, observándola.
-Ruidos fuertes... ¿como por ejemplo gritos? - inquirió.
Ella se volvió sorprendida. Justin inspiró lentamente.
-______, sé lo que ocurrió en realidad en tu matrimonio.
-¿De veras? -contestó ella, soltando una risa amarga.
-Henry nos lo contó todo.
Ella se quedó callada un momento.
-¿Y creíste lo que te dijo? Eso sí que es sorprendente -le espetó con sarcasmo. Justin contrajo el rostro.
-Imaginaria que reaccionarías así.
______ volvió a girar la cabeza hacia el exterior y se estremeció de nuevo cuando otro trueno hizo retumbar el suelo. La lluvia empezó a caer con fuerza, mojando la tierra polvorienta. No podría regresar a la casa sin calarse hasta los huesos, y en su estado tampoco podía correr.
-Necesitábamos esta lluvia -murmuró Justin
Acabamos de empezar a plantar heno.
-¿Ah, sí?
El ranchero metió la mano en el bolsillo de su camisa, pero la sacó vacía, resoplando con incredulidad.
-Sandy me ha quitado el paquete de cigarrillos que llevaba... -farfulló meneando la cabeza-. Está empeñada en que deje de fumar, y como no le hago caso, ha pasado a la acción. -Ya veo.
Justin enarcó una ceja.
-¿Eres capaz de pronunciar más de dos palabras seguidas?
______ se daba cuenta de que estaba intentando ser amable, pero después de cómo la había tratado todo ese tiempo, le resultaba difícil darle otra oportunidad. Miró desesperada la casa en la lejanía, maldiciendo la lluvia por haberla aprisionado allí con Justin.
A él no se le escapó la impaciencia que reflejaba su rostro, y lo irritó de tal modo que no pudo contenerse.
-¡Maldita sea, ______!, ¡estoy intentándolo!, ¿por qué no pones un poco de tu parte? -la increpó alejándose del marco de la puerta y dando un paso hacia ella. Ella, intimidada, retrocedió-. ¡Oh, por amor de Dios...! -gimió él-. No le he puesto la mano encima a una mujer en toda mi vida. Puede que de vez en cuando pierda los estribos, porque soy algo temperamental y no puedo evitarlo, pero eso no significa que vaya a hacerte daño, cariño.
Aquel apelativo afectuoso la dejó de piedra, y la joven bajó la vista azorada. Justin la miró con curiosidad, sorprendido por la reacción de ______ ante lo que había sido un simple lapsus. Sólo entonces reparó en las sombras bajo sus ojos.
-Apenas duermes por las noches, ¿no es cierto? -inquirió suavemente.
-Es que cuando me acuesto, empiezo a pensar en... -la voz de ______ se quebró-. No puedes imaginarte por lo que he pasado.
-Claro que lo imagino -murmuró él-. ______, creo que no sería mala idea que recibieras algún tipo de terapia para superar el trauma.
Pero ella sacudió la cabeza.
-Ahora no podría. Estoy demasiado cansada. Necesito descansar y no tener que pensar o recordar cosas que me hacen sentir mal -respondió dejando escapar un suspiro. Bajó la vista incómoda. No le gustaba hablar de aquello con Justin. No quería que le tuviera lástima-. Justin, sé que aquí soy una molestia para ti. ¿Por qué no quieres que vaya con Sandy a vuestro apartamento de Victoria?
-¿Quién ha dicho que no quiera? -le espetó él entornando los ojos.
-Sandy. Dice que no haces más que darle excusas por las cuales no puede usar el apartamento.
-No son excusas -respondió él-. Son razones, buenas razones.
La expresión en el rostro de ______ le indicó que no lo creía.
-Durante el día estarías sola porque Sandy estaría trabajando -le explicó pacientemente-. Aquí siempre estamos la señora Bird o yo.
-Tú no eres responsable de mí -protestó ella.
-Sí que lo soy. Soy responsable del fideicomiso que te dejó Barry.
-Pues no lo quiero, no quiero ese dinero -respondió ______-. Aunque no lo creas, el dinero no fue la razón por la que me casé con él.
-Ese dinero te pertenece -insistió Justin-, y lo tendrás lo quieras o no.
El rostro de ______ se alzó, y por un instante él creyó haber conseguido encender la chispa que había estado tratando de sacar de ella, el modo de hacerla salir del caparazón en el que se había metido y hacerla volver al mundo. Sin embargo, tan pronto como se hubo encendido, aquella pequeña chispa se apagó.
-No tengo fuerzas para pelearme contigo, Justin - le dijo ______-. Cuando esté bien buscaré un trabajo y un lugar donde vivir, y desapareceré de tu vida para siempre.

Ted- Justin Bieber y Tu  [ Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora