Cuando abrieron la puerta se encontraron en un colegio primario. Estaban en el recreo. Los niños corrían, algunos hablaban entre ellos, otros tiraban cosas, etc. Se podían diferenciar todos los cursos, había mucha diferencia entre curso y curso. Paul y los dos desconocidos fueron a parar cerca de los estudiantes de séptimo grado, pero actuaban como si nada, eso sí, no eran invisibles, porque una niña de tercer año le preguntó la hora.
Tenían el uniforme puesto, eso les jugaba a favor. Sin embargo, ¿A dónde irían luego del recreo? Tuvieron que esconderse en una sala de bombas de la escuela, pero tenían que salir lo antes posible.
Escucharon el timbre y el patio quedó desierto. Permanecieron escondidos un rato más, hasta que escucharon a alguien en la entrada. Tenían que correr, por suerte había una puerta, y salieron por ahí. Esa puerta daba al gimnasio, que por casualidad estaba vacío. Al final de éste había un portón por donde se salía a la calle, pero estaba cerrado. Se escondieron detrás de una columna porque escucharon a alguien entrar (tenía llaves). Cuando cerró el portón aprovecharon y escaparon. Pero, ¿Y ahora?
Empezaron a caminar por la calle y vieron a un chico llorar junto a sus amigos, Paul le preguntó si estaba bien, pero no recibió respuesta. (Recordemos que alguien que llora, evidentememte no está perfecto, que digamos).
Siguieron recorriendo y pudieron observar una pelea entre jóvenes, pero lograron solucionarla. Al rato no paraban de sorprenderse de toda la basura que se veía en la calle. Contemplaron el dolor, la violencia y la estupidez humana. Los tres sentían la necesidad de hacer algo.
ESTÁS LEYENDO
Puertas
Teen FictionEn una ciudad no muy lejos de Londres se encuentra el niño más solitario del pueblo. Sin embargo, su vida cambiará luego de una noche de Abril