El primer día (actualidad)

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Me desperté, eran las seis de la mañana, aún faltaban dos horas para el primer día de clase, de instituto, de gente nueva... todo eso me agobiaba. Mi hermano mayor Ares siempre dice que los primeros días son los mejores, ya que ahí es cuando te das cuenta de quién puede ser tu amigo, quién tu enemigo o simplemente con quién es mejor no hablar. Lisa, en cambio, no va a ir a nuestra escuela, ya que ella tiene diez años y aún tiene que ir a primaria.

Después de mucho pensar me levanté de la cama nueva y entré en mi baño nuevo, sí, tenía baño propio dentro de mi habitación. Cuando lo vi no lo pude creer, por fin ya no tenía que compartir baño con esos monstruitos que tenía por hermanos. Encendí el grifo de la ducha para nivelar el agua, cuando estaba lo suficientemente caliente me puse debajo del chorro y disfruté de aquello durante veinte largos minutos. El agua me renovaba por completo, me encantaba. En otra vida me gustaría ser un pez o tal vez un tiburón y así no ser tan vulnerable.

Cuando salí de la ducha me puse una toalla que anteriormente había puesto encima del radiador para que se calentara durante mi estancia en ese estanque de paz llamado ducha. Salí del cuarto de baño con la toalla puesta y para mi sorpresa, uno de mis queridos hermanos estaba descansando plácidamente sobre mi cama nueva. <<Idiota>>

- ¿Qué haces Ares? Tengo que cambiarme, ¡sal de aquí! – con mis manos mantenía la toalla en su sitio, aunque Ares fuera mi hermano y nos hubiésemos bañados mil veces juntos y desnudos, ahora yo tenía mis pudores y no iba a alegrarle la vista a este pedazo de salido mental.

- Oye que yo sólo quería probar tu cama, ya me iba. – se levantó de mi cama con demasiada parsimonia, me sacaba de quicio cuando actuaba así y él lo sabía, por eso lo hacía.

- Pues venga, no tengo todo el día. – lo aventé fuera de la habitación y le cerré la puerta en las narices. Una vez oí sus pasos alejarse me relajé, me quite la toalla que secaba mi cuerpo y fui directa a la mesita de noche donde tenía mi ropa interior. Me puse un sujetador blanco con las braguitas a juego, en ese momento entró mi hermana pequeña.

- Lisa, te he dicho mil veces que llames a la puerta antes de entrar. – no la miré, fui al armario a decidir qué ponerme en este "gran día" que me esperaba.

- Lo siento Ann, sólo quería decirte que mamá ha dicho que bajemos a desayunar, ha hecho tortitas con sirope de arce. – la pequeña se relamió los labios con gusto, era nuestro desayuno favorito y mi madre lo había preparado para que nos sintiéramos mejor en nuestro primer día de instituto.

- Ahora mismo bajo enana. – salió de la habitación dando saltitos, esa niña es de lo que no hay.

Decidí ponerme mis vaqueros, mi camiseta blanca de manga larga y mis zapatillas negras. Me maquillé lo justo y necesario, me cepillé el pelo y me lo ondulé un poco en las puntas. Cuando estaba lista bajé a la cocina a desayunar con el resto de mi familia. Mi padre ya llevaba puestas sus gafas de sol (como siempre) y mi madre estaba terminando de servir el zumo de naranja. Mis hermanos ya estaban sentados, Ares me mandó un mensaje telepático:

<<Eres una tardona, por tu culpa no hemos podido desayunar aún>>.

Según nuestros padres podemos comunicarnos mentalmente debido a que somos hermanos, es un tanto extraño y nunca se lo hemos contado a nadie ya que eso nos convertiría en la comidilla del día.

- Dejad de quejaros y empezad a comer. – me senté en la mesa y me serví dos de las grandes tortitas que había preparado mi madre. – están deliciosas mamá, gracias.

- De nada cielo, tus hermanos deberían ser igual de agradecidos que tú.- les miró con cara de pocos amigos pero en seguida una sonrisa invadió su hermoso rostro. Mi madre es preciosa, tiene el pelo ondulado y castaño, su piel es tan blanca que podría confundirse en la nieve, pero ese color rosado en las mejillas la hacía parecer un ángel, nuestro ángel. Los ojos los tenía verdes, igual que mi hermano, yo en cambio los tenía azules, como mi padre y Lisa, Lisa simplemente los tenía violeta. Según los médicos se trataba de una enfermedad que modificaba la pigmentación del iris, génesis de Alejandría si no recuerdo mal.

Gen V & HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora