Impostor

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NARRA ARES

Parecía estar muerta. Mi hermana... Estaba aterrorizado, no sabía qué hacer y Chris estaba tardando demasiado. Mi madre nos miraba, estaba triste y de vez en cuando aullaba. Saqué mis garras y me hice un corte en la muñeca, la acerqué a la boca de Ann. Noté que algo me mojaba la rodilla, miré hacia abajo y vi que a mi hermana le sangraba la muñeca. Dios, otra vez no. No me acordaba que las heridas que yo me hacía, a ella también le afectaban. ¿Por qué no a la inversa? Eran preguntas sin respuesta, para las que ahora no tenía tiempo. Su cuerpo no reaccionaba a mi sangre y eso me asustó. Era una vampira, la sangre debería hacerle reaccionar. A los minutos apareció Chris, se puso como loco y comenzó a arrancar las puertas de las celdas. Sus gritos eran desgarradores. Me levanté y le puse una mano en el hombro, intentando que se calmara, pero me llevé un empujón que me cabreó muchísimo y no pude evitar transformarme. Cuando me disponía a atacarle, una chica no más mayor que yo, se puso en medio.

- No está muerta, escucha y verás, sus latidos siguen ahí. Está bajo una maldición, hay que romperla. - dijo la chica, volví a mi estado natural y me crucé de brazos. Chris respiraba agitadamente y el pecho le subía y bajaba violentamente.

- ¿Cómo lo hacemos? - preguntó Chris.

- No lo sé, sólo soy una loba. - dijo la chica.

- Ares, ¿qué hacemos? - me preguntó desesperado.

- No lo sé, le he dado a beber de mi sangre, pero no ha reaccionado. - le expliqué mientras ambos nos acercábamos a Ann.

- Tal vez con la mía funcione. - vi como se desgarró la muñeca con los colmillos y comenzó a brotar sangre, le acercó la muñeca a la boca. No pasó nada. Ambos nos miramos asustados. Esto no podía estar pasando, no ahora que casi lo habíamos conseguido. ¿Quién era esa asquerosa niña? Le expliqué a Chris lo que había pasado en su ausencia y él maldijo por no haber estado aquí. Le dije que no era su culpa, pero él seguía en sus trece. Después arremetió contra mí, diciendo que debía haberla protegido. Lo intenté, pero esa niña parecía estar clavada en el suelo, además, luego desapareció sin dejar rastro.

Chris no paraba de hacerse cortes, se estaba desangrando. Intenté frenarlo, hacerle entrar en razón, no me hizo caso. Él seguía intentando que Ann bebiera de su sangre. Aproveché para sacarle a mi madre las balas de plata, Chris había traído unas pinzas, por lo que era más sencillo hacerlo. Al cabo de un par de horas, mi madre ya estaba recuperada de sus heridas, pero seguía estando sin fuerzas. Ann seguía igual, no estaba muerta, pero realmente lo parecía. Chris, completamente desesperado, se puso a discutir con todos los presentes. Ninguno sabía qué hacer, pero hay algo que sí sabían... esa niña no estaba antes de que llegáramos. ¿Cómo era posible? ¿Había aparecido de la nada? Bueno, se fue de la nada, no es muy difícil de creer esa posibilidad.

De repente escuchamos una risa que provenía del final del pasillo. La gente empezó a gritar y llorar. Nos habían pillado, ¿este iba a ser nuestro final? No, no tenía pensado morir, no hoy.

- Parece que sois más listos de lo que pensaba. - dijo un hombre, me sonaba su voz, pero no podía ver bien su cara. Poco a poco se acercó más a nosotros y lo vi.

- ¿Stevenson? Ayúdanos, Ann está muy mal, tenemos que sacarla de aquí. - le dije.

- ¿Qué le ha ocurrido? - nos preguntó. Había algo raro en él. En sus ojos. Algo no me cuadraba... ¿cómo ha conseguido escapar? Hasta lo que yo sé, estaba atado y encerrado en un maldito campo de fuerza. Chris me miró, él también pensaba lo mismo que yo. Decidí intentar aprovecharme de la situación. Ese hombre pensaba que yo era ajeno a su falsa identidad.

- Se ha desmayado. - Chris me amenazó con la mirada, lo ignoré.

- ¿desmayado? ¿cómo? - preguntó ese hombre.

- Está embarazada. - que bocaza la mía... Chris abrió la boca y me miraba incrédulo. A ver, a lo mejor así podemos salir de aquí...

- ¿Qué? Pero eso es fantástico. - dijo el hombre, y en eso veo como saca y teléfono y marca un número.

- ¿tú estás loco? - me susurra Chris. Sí, definitivamente creo que lo estoy. - Vas a conseguir que nos maten, capullo.

- A mí no me hables así, acomplejado de murciélago. - me empecé a reír yo solo, mi ingenio no tiene límites, entonces Chris me miró mal y yo volví a la realidad de la situación.

El hombre terminó de hablar y nos indicó que debíamos acompañarlo, me negué a dejar sola a Ann, pero tampoco quería empeorar más la situación, así que le hice caso. Chris iba a mi lado, rechistando, mientras caminábamos por los pasillos tranquilamente. ¿A dónde vamos exactamente? Ni idea, pero hay algo que tengo claro: mi hermana no va a morir hoy y este hombre no es mi director.



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⏰ Última actualización: Nov 07, 2015 ⏰

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