Capítulo ocho.

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Un mes después de lo que paso con April, mi madre volvió y se quedo en casa para ayudarnos. Dijo que no nos dejaría solas nunca más y que nos cuidaría siempre.

Aun trabajo, y con Hyden somos muy amigos, aunque tengo que admitir que me gusta mucho.

He estado en contacto con el peliazul, y salimos de vez en cuando a bailar.

La razón que April dio para lo que hizo fue que se sentía cansada y sola, pero que luego sintió terror y se arrepintió. Dijo que consiguió las drogas con otros chicos, que no tienen nada que ver con Red, Aiden y su mafia.

—Estoy muy cansada. —dije, mientras caminaba con Hyden de vuelta a casa. —¿Tu no?

—No...

Lo noté muy distante estos días, así que lo mire.

—¿Qué pasa?

—Sofia me ha dado un beso, casi nos hemos acostado pero yo... no he querido.

Me rompió el corazón, aunque sonreí y me reí fingidamente.

—¿Y porque no seguiste? Tenias un polvo asegurado ahí campeón.

—Por que no... no es lo que quiero.

—¿Y que es lo que quieres entonces?

—Me odiarás si te digo. —hizo una mueca.

—Dilo.

—No.

—Hazlo o me enojo.

—Bien, me gustas mucho Bleu y quiero estar contigo. —dijo rápidamente.

Al ver que no contesté nada, debido a que me encontraba en shock y sorprendida, el se fue corriendo en otra dirección y quede aun mas sorprendida que antes.

**

Al otro día, nos observamos de lejos, el no me hablo y yo tampoco.

—¿Qué pasa, calabacín? —pregunto Harry, mientras me despeinaba.

—Ayer Hyden confesó que me quería. Y luego como vio que no respondi absolutamente nada, simplemente se fue corriendo.

—Vaya.

—Me siento mal ahora. —tape mi rostro con ambas manos.

—Dile que lo quieres también.

—No es tan fácil.

—En la vida nada es fácil, pero tu tienes que tener el valor de enfrentar las cosas.

***

En la noche, el se fue por la otra dirección y yo lo segui.

Lo segui por minutos hasta que el se detuvo y yo también.

—Hyden. —lo llamé.

Se dio media vuelta y corrió hasta a mi, y cuando llego, me besó apasionadamente y le respondi el beso.

—Tambien me gustas, Hyden. Me encantas.

—¿Quieres ser mi novia, Bleu?

—Claro que si, bombon.

Sonreimos y volvimos a besarnos, mientras nos abrazabamos tiernamente.

BleuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora