IV

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—Hemos llegado, tonto —dije mientras me giraba un poco para verlo.

Estaba asustado y temblando, también estaba muy aferrado a mi. Comencé a sentirme mal por haberlo asustado, verlo tan vulnerable me daba tanta lastima como impotencia por protegerlo, hacerle saber que todo estaba bien.
Edd al fin decidió mirarme y soltarse, su mirada estaba perdida.
Baje de mi motocicleta y le tendí una mano para que él también bajara. Él solo estaba frente a mi sin decir nada y, sin avisar, me abrazó. Estaba muy sorprendido, pero aún así correspondí su abrazo, era tan cálido que una extraña sensación recorrió mi piel erizandola.

—Me asusté, Kevin. Ibas muy rápido.

—Lo siento, no pensé que te asustarías.

Edd me soltó y me dedicó una sonrisa. Y sin despedirse, salió corriendo. Cada vez actuaba más raro, pero no era molesto, tal vez a este paso, en unos días más caería rendido en mis brazos cumpliendo mis deseos.

Narra Edd
¿Qué había sido eso? Me aterraba ir tan rápido, sentía que en cualquier momento la motocicleta se voltearía y estaríamos heridos o inclusive muertos... No.
Me preocupa mucho que Kevin ande así siempre, a tan alta velocidad y sin algo que le proteja de lo malo que pueda sucederle.
Llegué al salón y me senté al lado izquierdo de Ed. Lo saludé y me devolvió el saludo, luego comenzó a ponerse histérico porque había olvidado hacer la tarea y sabía que si el maestro llamaba a sus padres por no hacer tarea, sufriría un terrible castigo. Suspire.
Últimamente he pensado mucho en Kevin, más de lo normal. Admito que desde primaria me gustaba, pero era algo que negaba por temor a como lo tomarían mis padres y, aunque sigo teniendo ese temor, estoy completamente seguro de que me gusta Kevin. Me preguntaba si podría gustarle, era demasiado poco probable, él siempre había estado rodeado de chicas lindas, y yo... soy un chico.

—¡Sal de tu trance y ayudame con esto! —dijo Eddy mientras me golpeaba la cara.

—¿Qué quieres?

—Pasame la tarea.

—No, ya te he dicho que no te pasaré mi tarea. Deberías seguir el ejemplo de Ed, se preocupa y la hace —dije mientras apuntaba al mencionado, que ahora había olvidado lo que hacía y estaba comiendo cereal. -Espera, ¿de dónde sacaste esa caja, Ed?

—Que ejemplo. Vamos, pasame la tarea.

Gruñí, odiaba hacerlo pero era mi amigo y soy manipulado fácilmente.

—Bien, toma —dije de mala gana mientras le daba mi libreta.

*

Habían terminado las clases y estaba parado enfrente de la entrada de la escuela esperando a Kevin. La verdad es que no sabía porque hacía eso, si nunca habíamos quedado en vernos.
Al fin lo encontré. Iba caminando junto a Nazz, la chica rubia y bonita que todos querían de novia pero esta siempre los rechazaba ya que estaba enamorada de Kevin. Nunca se supo si él correspondía a sus sentimientos, puesto que jamás tuvieron una relación.
Él también me encontró y al parecer le dio gusto ya que sonrió. Se despidió de Nazz y vino corriendo hacia mi.

—Hola, tonto.

—Hola, Kevin. Lamento no haberte devuelto el libro.

—No te preocupes, no lo necesité —dijo despreocupado.

—¿Lo juras?

—Claro, no tengo porque mentirte —respondió guiñandome el ojo.

Me sonrojé. Era muy lindo.

—Oye, hoy no tengo ganas de estudiar.

Al escuchar lo que dijo mi mundo se desmoronó un poco. Quería pasar tiempo con él.

—Oh, está bien. Quizás otro día —dije decepcionado.

Él estaba apunto de decir algo pero al verme marchar no pudieron salir sus palabras. Caminó detrás de mi y me tomó del brazo para darme vuelta y quedar frente a él.

—No he terminado de hablar.

Tomo mi mentón entre sus manos y levanto mi rostro para mirarme y para que yo lo observara a él. Mi corazón palpitaba tan velozmente que sentía que se saldría de mi pecho, mi piel estaba erizada y mi cuerpo temblando de los nervios.

—Ven en un rato a mi casa, te invitaré a comer, ¿o prefieres que yo pase por ti?

¿Qué me había dicho? No podía creerlo.

—Yo...

—No acepto un "no" por respuesta. Te dejaré en tu casa y en unas horas más iré por ti.

No me había dejado hablar, solo me tomó de la muñeca y me guió hasta donde estaba su moto. Me negaba a montarme de nuevo en ella, pero ante mi resistencia lo único que hizo fue cargarme y subirme en ella.

—Iré despacio, lo prometo.

Arrancó y me sumí de nuevo detrás de su espalda, deseando llegar con vida a casa.

PRESA (KevEdd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora