PRESA (KevEdd)

VII

(Narra Edd)
Había pasado una semana desde aquella vez que tuve el encuentro con Kevin en el callejón.
Me apenaba pensar en ello, no podía sacar ese pensamiento de la cabeza y estaba muy distraído, algo que todos notaron, pero Eddy era el más preocupado. No le había contado de lo que pasaba conmigo y Kevin, no me atrevía. Me aterraba lo que el pudiera pensar de mi.
Kevin no me buscaba, ni siquiera me miraba y me sentía mal por eso, ¿él también se sentiría avergonzado?

(Narra Kevin)
Vaya semana, el tonto no me hablaba y el recuerdo aquel beso no sale de mis pensamientos. ¡No entiendo porque no regresa a mi! Bueno, lo entendía a la perfección, pero estaba muy enfadado, suponía que tendría que tomar la iniciativa y hablarle.
Era el receso de la escuela y comencé a buscar a Doble D. Luego de recorrer cada pasillo del edificio y mitad del campo del instituto, lo encontré sentado en una de las bancas frente al las canchas de fútbol. Estaba solo leyendo un libro, me parecía raro que no estuviera con los otros dos tontos, pero supuse que tuvieron detención o algo así.
Me acerqué a él y le cubrí los ojos. Reaccionó de golpe tratando de levantarse y quitar mis manos de su rostro.

—Adivina quien soy y te ganarás un premio —dije con tono juguetón.

En ese momento dejo de moverse y su respiración se tranquilizó. ¿Estaba enojado?

—Kevin... ¿por qué no me habías buscado? —se dirigió a mi mientras quitaba suavemente mis manos de sus ojos.

Su rostro no tenía expresión alguna y pude notar que tenía los ojos algo rojos. En el estado en el que estaba me daba tanta pena verlo, era tan frágil.

—Pensé que querrías un tiempo para despejar tu mente... Ya sabes, pensar bien lo que pasó la ultima vez que...

—No hables más y prometeme que responderás con la verdad a lo que te voy a preguntar.

Me resultaba raro que repentinamente tomara esa actitud, pero si esto estaba dentro del plan para conquistarlo, lo seguiría a la perfección. Asentí mientras lo miraba fijamente.

—¿Yo... Te gusto?

No entendía porque, pero me dolía su pregunta, me dolía mentirle, pero tendría que hacerlo. Perdón Doble D. Tardé en buscar las palabras adecuadas y él comenzó a desesperarse.

—¿¡Qué es lo que sientes por mi!? —preguntó desesperadamente y pude apreciar como su rostro fue entristeciendo cada vez más.

—Tú también me gustas.

Doble D se quedó sin palabras y salió huyendo de donde estábamos. Genial.
Me senté sobre la banca y comencé a recordar todo lo que había pasado hace unos momentos, tratando de encontrar el error que pude haber cometido, pero por más vueltas que daba mi cabeza, no encontraba alguno. Él huyó por vergüenza.
Noté una sombra delante mío y levanté la mirada. Se trataba de Nath, un amigo mío al que le tenía mucha confianza.

—¿Qué ha pasado contigo? —preguntó sentándose al lado mío.

—Nada bueno, lo de siempre.

—Pues, por lo que veo, vas detrás de aquel chiquillo inteligente.

—No te mentiré, si, es verdad —tragué saliva y continué. —La verdad no quiero nada con él.

—¿Entonces?

—Soy hombre y tengo deseos, al igual que tú —dije guiñándole el ojo.

—Vaya, ¿cambiarás los grandes traseros femeninos por un chico? Me sorprendes tanto. Tienes de donde escoger, le gustas a cientos de chicas.

—Estoy aburrido de ellas, todas tienen lo mismo —dije y él carcajeó.

—¿Y por qué él?

—No tiene experiencia, será fácil dominarlo.

Nath río y se levantó. Me gustaba hablar con él, podía contarle cualquier cosa y no me juzgaría.

—Pues te deseó suerte en tu "cacería" —dijo simulando comillas con sus dedos al decir "cacería". —Tengo que irme, el entrenamiento es fundamental si quiero desarrollar bien mi carrera como futbolista.

Se fue trotando y me despedí de él aunque sabía que no me escucharía. Luego de unos segundos después, el timbre sonó avisando que ya era hora de clase.
Me giré para tomar las cosas de Doble D ya que las había dejado ahí por salir huyendo, pero al voltear me encontré con una sorpresa. Eddy estaba ahí, parado sin decir nada. Me asusté, ¡él nos había escuchado!

—Será mejor que te alejes de él —amenazó mientras me arrebataba de las manos las cosas de Doble D.