Parte Ocho » Té con un viejo amante.

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Sus ojos son tan cálidos, y dorados, y líquidos.

Estoy entumecida, como si estuviese envuelta en celofán y de pronto, una mano, caliente de sostener el café, se posa sobre mi mejilla.

Él sonríe.

-Hola-dice y su voz, una voz que no había escuchado en años hace que mi corazón dé saltitos en mi caja torácica, increíble-. Mi nombre es Zayn-deja de tocarme cuando comienza a hablar-. ¿Cómo te llamas?

Yo suelto una risa. Luce tan diferente...

Su cabello está muy corto, teñido de blanco, su rostro está más maduro. Recuerdo que solía pensar que él era un dios caminando entre los mortales; ahora, ciertamente luce como uno, porque el cabello plateado, lo hace lucir extrañamente exótico e inquietante, divino.

-Hola, soy Kassidy-frunzo los labios, sin saber cómo actuar, entonces decido ir por lo educado y preguntar:—Y, ¿cómo has estado? ¿Cuándo volviste?

Zayn niega con la cabeza, sonriendo, cómo si hubiese dicho exactamente lo que esperaba.

-Somos extraños, Kassidy, no se supone que sepas que no estuve en Londres por mucho tiempo.

-Oh, Zayn. Tienes razón-miro mis manos que sostienen mi pequeño sobre rojo, que combina con mi vestido-.

Bebe de su vaso plástico, se recuesta en la banca y pasa un brazo por el respaldo.

-Entonces, ¿qué haces aparte de merodear toda vestida de gala por la ciudad?

-Oh-me río-. Fui a una boda.

-¿Una boda? Espero que no haya sido la tuya, porque de lo contrario estaríamos en problemas-su voz suena casi melosa-.

No sé porqué creí que su personalidad seductora se iría con el tiempo, pero afortunadamente, también yo pienso tener una.

-¿Y por qué estaríamos en problemas?-pregunto en el mismo tono perezoso y sugestivo, él ríe encantado-.

-Porque tendría que robarte para enamorarte. Y no sería correcto, no quiero que nadie piense que me ama solamente gracias al Síndrome de Estocolmo.

Suelto una carcajada, vaya que es directo.

-No era mi boda, una amiga muy querida se casó y yo fui una de sus damas.

-Hmm, interesante-probablemente piensa que es Theo-. Sabes. Kassie, ¿puedo llamarte así?-me mira ladeando la cabeza, yo asiento divertida-. Bueno, Kassie, ¿te gustaría salir conmigo alguna vez? Podríamos beber café, hablar. Conocernos, vincular emocionalmente.

Cuando termina de hablar, él me mira nervioso y yo finjo dudar por unos instantes, en los que veo a Zayn ponerse más y más desasosegado a medida que avanzan los segundos, pero sé que diré que sí, si no pude resistirme a su magnetismo cuando éramos niños, ahora es un mal hábito regresando con fuerza, supongo. Como fumar, el alcoholismo o colocar los codos sobre la mesa cuando estás comiendo, pero mucho más peligroso.

-Sí-digo, y él suspira aliviado-.

-¿En serio?-suelta, pero se recompone y agrega:— Genial. ¿Cuándo?

-Um, mañana. Vamos al Camden Arts Centre Café-me levanto de la banca-.

-Oh, buena elección-responde Zayn poniéndose de pie también-. ¿Camino contigo hasta tu auto?

-No. Voy a tomar un taxi-comienzo a caminar lejos de él, pero toma mi mano delicadamente-.

-¿No vas a darme tu número?-inquiere, ojos líquidos mirándome curiosos y confundidos-.

All That Matters · Zayn MalikOù les histoires vivent. Découvrez maintenant