Es aterrador cómo pasa el tiempo.
A veces, cuando estamos así recuerdo los momentos en que solíamos tomarnos inocentemente de la mano durante los tiernos años de una infancia compartida. Otras veces por mi mente pasa mi vida como una película; mi adolescencia y la transición a la adultez, él estuvo allí en la primera, de la última me encargué yo sola, influenciada sin embargo por él.
De todos modos, es gracioso cómo el destino obró a su favor o tal vez al mío, pero pese todo lo que pasamos—si bien en este momento no es nada y nos reímos de lo sucedido—terminamos juntos, enredados entre las sábanas, edredones y almohadas, iluminados por las llamas que destellan en el hogar de esta cabaña en una pequeña localidad de los alpes italianos, llamada Selva di Cadore.
Hay una tormenta de nieve afuera, pero aquí dentro hace calor. Tanto calor.
Sus ojos están cerrados y él respira profundamente, no dormido, sino absorbiendo la esencia del pino quemado que crepita cerca de nosotros, tan cerca que siento cómo mi piel arde, suspiro y cierro también los ojos, descanso mi cabeza sobre una de las almohadas cubiertas de algodón egipcio y nuestro olor, tan mezclado, que ya no puedo separar su perfume del mío.
Se mueve, enreda un brazo a mi espalda baja y me arrastra a su costado.
Él no soporta que me aleje de su lado cuando yacemos juntos, o cuando no lo hacemos. No quiere separarse de mí y no es que me queje, pero es un poco sobrecogedora la manera en la que me llama o me escribe todo el tiempo cuando estoy trabajando o en la tienda comprando comida para abastecer nuestra despensa.
Desde julio del año pasado, le exigí que se comportara, que nos diera tiempo a ambos, que aceptara mi idea de ir despacio y con calma, porque quería que funcionara entre nosotros. Él dijo que podía hacer eso, por mí y porque nunca dejó de pensar en nosotros, que haría lo que pudiese para hacer que funcionáramos.
Luego de ese almuerzo de domingo en la casa de sus padres, en la que simplemente nos sonreímos como si no nos hubiésemos encontrado antes, y las miradas furtivas que nos dirigíamos desde distintos rincones de la sala de estar durante el postre; fuimos a citas, desde infinitas cenas y películas, picnics en Hyde Park y Russell Square, té con nuestras familias, visitas a museos y viajes sorpresa a París o Viena.
Hace cuatro meses nos mudamos juntos a una cómoda casa en Notting Hill y se podría decir que somos felices. Al menos yo lo soy...
-Estás pensando demasiado-Zayn habla, apartando la manta que cubre la parte superior de mi cuerpo, yo abro los ojos cuando siento sus largos dedos con anillos sobre mis costillas; está apoyado sobre su antebrazo, mirándome desde arriba-. ¿Qué habíamos dicho acerca de pensar este fin de semana, corazón?-susurra, bajando su boca a mi clavícula-.
-Lo siento-inhalo, cuando siento su boca y sus dientes haciendo presión sobre la piel que cubre mi hueso-, estoy recordando solamente.
-Recordando-repite en tono juguetón-. Eso es bueno, porque estamos por crear nuevos recuerdos esta noche-sube y baja las cejas, su sonrisa, que me sigue produciendo mariposas, aparece, seductora como siempre-.
-¿En serio?-me río y acaricio su cabeza rapada con las uñas, cuando él se coloca sobre mí, entre mis piernas-. Suenas como una mala canción pop.
-Pero es cierto-dice, sus manos se mueven a mis contornos, a mis caderas, mis muslos-, porque voy a hacerte el amor, tan dulcemente, que no lo olvidarás.
-¿De nuevo?-me quejo, no sé si mi extenuado cuerpo soportará otro clímax, tal vez me desmayaré al terminar-.
-Sí. El recuerdo te perseguirá en medio de una clase, mientras hablas del Decameron...
-Para que sepas, puedo controlar mis pensamientos cuando estoy dando clase-miento, y le doy un empujón, Zayn aprovecha para descender sobre mi cuerpo, la sonrisa seductora convirtiéndose en una perversa mueca, que acelera mi corazón-.
-Mentirosa-se ríe, y el sonido reverbera por todo mi cuerpo-. De todos modos voy a pretender que te creo, y daré lo mejor de mí para que me recuerdes entre tus piernas cada vez que te muevas la próxima semana-dice, besando mi vientre, los huesos de mis caderas y levantando mis rodillas para exponerme ante sí-.
Me da una última mirada apasionada antes de que sus pestañas caigan sobre sus mejillas y su boca se hunda en mí. Sus dedos acarician mis muslos, sus labios ese pequeño capullo tan sensible, su lengua penetra mi centro; él se alimenta de los vestigios de nuestro anterior orgasmo y del nuevo, que se está construyendo en mi interior y pronto estoy tratando de cerrar mis piernas, respirando con dificultad, encorvando la espalda y aferrando mis manos a sus hombros.
Mi piel se eriza y me recorre un ligero cosquilleo que se convierte en una fuerte corriente eléctrica en una milésima de segundo cuando su lengua se enreda a mi clítoris y sus labios lo succiona. Cierro los ojos con fuerza y digo el nombre de mi amante en un leve grito.
Zayn repta sobre mi convulso cuerpo hasta que sus ojos están alineados con los míos, una pequeña línea dorada rodea las pupilas dilatadas y siento porqué, justo en mi temblorosa entrada. Él acaricia mi rostro con el suyo; la mejilla repleta de barba incipiente, la puntiaguda y perfecta nariz, sus labios en mi mandíbula...
-Sabes que te amo, ¿no es así?-pregunta, su respiración choca contra mi cuello sudoroso, produciéndome escalofríos-.
-Sí, lo demuestras a menudo-me río, con voz débil-.
-¿Me amas tú también?-nos voltea y nos sienta, yo estoy a horcajadas encima su cuerpo, sintiéndome como una muñeca de trapo-.
-Sí-murmuro, asiendo mis manos sobre de sus hombros mientras él me levanta del trasero y me posiciona justo encima de su erección-.
-Dilo.
-Te amo, Zayn-respiro profundamente cuando me llena de una manera tan placentera que que incluso va más allá de la física; me llena espiritualmente-. Demasiado...
-Demasiado-repite y clava sus dedos a mis caderas, como garras, mientras embiste contra mi cuerpo, una y otra vez-.
Podría hacer esto eternamente, pienso por un instante, extasiada, con todas mis terminaciones nerviosas ardiendo en llamas. Pero no es por eso que amo a Zayn, no solamente.
Lo amo por todas las peleas que tenemos a causa de estupideces, lo amo por, a pesar de haber desparecido por tanto tiempo de mi vida, volvió a conocerme—sorprendentemente—mejor que nadie, lo amo por ser el constante fuego de mi vida, por haber tomado nuestras historias—nuestra infancia compartida y nuestro amor mal sincronizado—y haber creado algo nuevo, hermoso, temerario e incluso caótico a veces.
Recuerdo una vez pensar que él era fuego, recuerdo haber estado asustada de ello, y aliviada de que no estuviese cerca de mí para quemarme. Tenía razón al pensarlo; sí, Zayn es fuego, fue y siempre lo será.
Y mi corazón lo necesita, porque en ocasiones yo lo soy también, cuando estoy en sus brazos, cuando sea que estoy con él, porque finalmente acepté que bien puedes aferrarte al fuego, abrazarlo o morir congelada.
Entonces, cierro los ojos y ardo en llamas hasta que no soy nada más que cenizas y sudor y placer.
Soy yo, pero también soy él, y quemo.
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N/A: And I burn. Para las que se enteraron que tuve un bloqueo de smut el sábado, era por este capítulo. Zayn es impotente. Gracias a algunas canciones que hablan del fuego y a Halsey y a un cantante que nadie conoce que se llama SoMo, pude terminar esto. AL FIN. Las quiero, en un rato subo el epílogo :(.
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All That Matters · Zayn Malik
FanfictionEn donde Kassie decide terminar con su mejor amigo, por estar enamorada de éste. Pero no importa, porque al hacerlo se embarca al viaje de autoconocimiento que tanta falta le hacía. +++++ Spin-off independiente de Slave, puede leerse solo, si...