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Altea era un manojo de nervios, la hora de entrada a trabajar se acercaba. Sabía que no iba a ser capaz de volver a mirar a Luke a la cara. Se moría de vergüenza cada vez que pensaba en lo que ayer sucedió.

"¿Necesitas que te lleve?" Michael repitió. Él era su compañero de piso y para ella era también como un hermano.

"No, creo que me vendrá bien que me dé el aire."

"Sabes que no me cuesta nada. Además, no tengo otra cosa mejor que hacer." Él se volvió a ofrecer.

"En serio, no es necesario, sabes que aun así puedo coger el autobús, no es que me fuera a perder ahora por Sydney." Michael río, sabía que estaba siendo protector con ella.

"Por cierto, cambiando de tema, quiero conocer a tu jefe y felicitarle por la indumentaria que os hace llevar." Las mejillas de Altea se pusieron rojas inmediatamente, volvió a recordar todo lo pasado la noche anterior y no pudo evitarlo.

"No creo que pueda, ya sabes, es un hombre ocupado." Ella temía la reacción de Luke al enterarse de que vivía con Michael, y por otra parte temía la de Michael por si se enteraba de las cosas que estaba haciendo con su jefe, con lo protector que era con ella.

"Te veo luego, quizá me pasé por el bar a recogerte. Ayer no pude, lo siento." Michael se disculpó.

"No-no hace falta que vengas, pu-puedo volver sola. Si te necesito te llamaré."

"¿Estás bien?" Los brazos del moreno, {n/a: de momento, porque Mike se te va de las manos el tinte.} la rodearon. "Te noto nerviosa."

"S-sí, lo-lo estoy, es que," Altea improvisó una excusa." Juno no estoy segura de que hoy vaya a trabajar."

"¿y por eso estas nerviosa? No es la primera vez que te tienes que quedar sola a servir con tu jefe."

"Lo sé, lo sé, pero es que los clientes me agobian, eso es, me agobian." Altea suspiró sabía que su excusa no iba a colar, pero también sabía que Michael la iba a dejar pasar.

"No sé qué te pasa, estas muy rara, pero deberías contármelo." Los brazos de Michael abandonaron el cuerpo de la chica y él se dirigió hacía su cuarto, cerrando la puerta fuertemente. Altea por su parte sabía que él no iba a ceder ahora en hablar con ella, por lo que decidió irse a trabajar ya, no sin antes dejarle una nota, despidiéndose.

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"Necesito 3 coca-colas y un nestea para la 5, 2 cañas para la 2; y una ración de patatas para la 10. Rápido por favor, que no para de entrar gente." Juno gritó.

"Oído cocina, pero hago lo que puedo, no doy más a basto, sabes que estoy yo sola aquí para servir todo." se quejó Altea, Juno sabía que se esforzaba, al igual que ella, pero necesitaban gente y lo sabían.

"Llamaré a Luke, le necesitamos detrás de la barra." Juno avisó.

"¡NO! No es necesario, puedo sola." Altea se agitó al escuchar el nombre de su jefe, no podía mirarlo a la cara, y desde que entró a trabajar lo había estado evitando lo más posible.

"No seas testaruda. Lo voy a llamar."

"En serio, no lo hagas, mira, ya está lo de la mesa 5 y 2." El corazón de ella latía tan rápido que parecía que todos en el bar lo podían escuchar.

"A ti te pasa algo, no es malo reconocer que de vez en cuando se necesita ayuda. Y más cuando viene de nuestro sexy jefe." Las mejillas de Altea se tornaron rojas, pero no por vergüenza, sino por celos. No quería que nadie más pensase en Luke como ella lo hacía, lo sentía suyo, aunque por otra parte, sabía que no era nada de ella.

"Las patatas de la 10." dijo y se alejó lo más que pudo de su compañera de trabajo. En esos momentos lo único que quería era estampar su cabeza contra la pared.

Altea estaba enfadada, claro que lo estaba, Juno era mucho mejor que ella, se vestía mejor, tenía mejor cuerpo y no era para nada tímida. Todo lo contrario a ella, todo lo que Luke podría desear antes que ella.

"señorita, ¿me sirve una cerveza?" La chica se giró ante el llamado.

"Sí, ahora mismo." Ella sonrió, no era cliente habitual y sabía que había que hacer todo lo posible por mantenerlos. Sacó un botellín y lo abrió, listo para servirlo. "3 dólares."

"Aquí tiene." El muchacho de ojos verdes y pelo castaño dejó el dinero sobre la barra y le guiñó un ojo a Altea, haciendo que ella se sonrojase y se volviese a alejar, recordando las palabras de Luke de ayer. Ese eres solo mía retumbaba sobre su cabeza.

Unas manos se posaron sobre las caderas de Altea, sobresaltándola.

"No quiero tener que partirle la cara a ese imbécil por coquetearle a mi chica." La voz ronca de Luke estaba sobre su oído. "Quédate al cierre, voy a tener que recordarte un par de cosas sobre lo de ayer."

Otra vez a solas con Luke, ¿dónde tenía que firmar para que sucediese siempre?


hickeys ☯ lrh (actualizaciones lentas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora