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Luke estaba haciendo la caja del día, en su despacho, como siempre hacía cuando terminaba la jornada, aunque hoy era un día diferente, no se podía concentrar, su mente estaba fuera de ese despacho, con Altea, en la barra. Aún conserva el enfado que tenía cuando vio a aquel idiota guiñarle intentando coquetear con ella; aunque ella se alejó, lo vio como un enemigo que podía arrebatársela. Solo debía apuntar un par de operaciones más y habría acabado y podría disfrutar de su querida empleada. Era consciente de que ella podría denunciarlo por acoso y ese sería su fin, pero estaba dispuesto a correr ese riesgo.

"Luke, no quiero parecer impaciente." La cabeza de Altea asomaba a través del marco de la puerta. "pero necesito saber cuánto vas a tardar."

"¿Cómo me has llamado?" Luke se levantó de su asiento y anduvo hacía ella.

"Lo-lo siento daddy, yo no quería, ha sido un descuido." La cabeza de Altea bajó, justo al contrario que el color de sus mejillas.

"Todavía no se me ha pasado el enfado por lo de ese imbécil. Voy a tener que castigarte." La mano de Luke fue hacia la barbilla de Altea, levantando su cabeza para poder mirarla mejor a los ojos.

"Solo quería ser amable con él, siempre nos lo dices." Altea era un flan, casi literalmente, sus piernas flaqueaban por la cercanía con él.

"¿Me tienes miedo?" él preguntó, notó su nerviosismo y no puedo evitar pensar que estaba aterrorizada.

"No, solo que no sé cómo actuar cuando estoy contigo."

"Normal, quiero que seas tú misma, excepto con algunos casos, ahora ven." Cogió la mano de Altea para hacerla subir a la mesa. "Ahora vamos con tu castigo, no puedes gemir, o empezaré de nuevo, y no quieres eso, tampoco vas a poder correrte cuando tú quieras, y como lo hagas tengo una mano demasiado suelta. ¿Entendido?"

"Sí." Altea respondió.

"Sí qué."

"Sí daddy." dijo casi en un gemido.

"Oh Altea, me encanta lo vulnerable que eres ante mí." Luke se agachó quedando a la altura de las caderas de ella. Agarró su tobillo con máxima delicadeza, tratando de no hacerla daño, haciendo aún más dulce su tortura. Y que tortura más bella pensaba Altea mordiéndose el labio mientras lo miraba, conteniéndose. Él desabrochó las botas de ella, poco a poco, mirándola fijamente a los ojos, derritiéndola, si es que podía hacerlo más. Besó su pie, comenzando por el dedo meñique y siguiendo por todos los demás, aleatoriamente, pero terminando en el pulgar, quizá detendiéndose más en este, buscando alguna reacción del ella pero aún no conseguía nada.

Subió al tobillo donde repartió innumerables besos en algunos deteniéndose más, haciendo amagos de chupetones estimulando lo que él veía que ella retenía, pero de eso trataba un castigo, de sufrir, aunque no de una manera dolorosa. Siguió subiendo, a la rodilla. Estaba seguro de que si continuaba por ahí ella iba a explotar, tarde o temprano, y estaba deseando que lo hiciera, para así hacerla de rabiar, y castigarla.

Con lo que Luke no contaba era que Altea podía ser muy paciente y muy testaruda, quizá esta era la faceta más escondida de la chica. Quizá podría aguantar perfectamente aquello, sin hacer que Luke parase.

Este fue a la otra pierna, haciendo que Altea se desesperase. Era su intención, sacarla de sus casillas, hacerla rabiar pero de manera sexual.

Cuando hubo llegado a la rodilla de esta última se levantó y se puso detrás de ella, quitándole la camiseta que llevaba. Repartió besos por todo lo ancho y largo de su espalda, haciendo que se arqueara al sentir el húmedo tacto de sus labios mojados. Se detuvo en las cervicales y en los hombros haciendo que ella casi perdiese el control pero consiguió manejarlo.

Luke desesperado por la cantidad de aguante de Altea, decidió ir a por algo más fuerte. Su cuello y los lóbulos de sus orejas, sabría que ella no lograría aguantar a eso. Rozó todo su cuello con sus labios sin hacer presión aún haciendo que ella se mordiera el labio. Se sentía como en el cielo, pero sabría que si Luke seguía por ese camino no iba a aguantar mucho más.

Luke comenzó a hacer pequeñas presiones dejándole alguna que otra marca. Cansado de esperar a que ella explotase para poder disfrutar de su castigo la miró.

"Sé que estas muy húmeda pero hoy no es el día para que te corras."

"Pero daddy..."

"Un castigo es un castigo y como te toques lo sabré y ese castigo será mucho peor."

Altea recogió su ropa tirada por el suelo y se metio en el baño del despacho. Se sentía usada en parte, sabía que no era así, pero al fin y al cabo era una marioneta que Luke podría controlar a su manera.

Buscó su móvil a tientas y marcó el número que se sabía de memoria, el de Michael, y lo llamó para que fuese a buscarla. Se miró en el espejo, e intentó borrar los rastros de que había llorado. Pero se quedó en un intento.

Salió del labavo y Luke la estaba esperando.

"Altea, ¿qué te pasa? Te he oído llorar."

"Me pasa que me afectas mas de lo que piensas, afectas a todo el mundo más de lo que piensas, incluso a Juno, podrías haber tenido a cualquiera, pero no, me elegiste a mí y ahora me siento usada. Eso me pasa." Salió del despacho y lo mismo intentó hacer con la puerta exterior pero Luke la detuvo.

"¿Crees que te utilizo?"

"¿No es lo que haces?"

"No Altea, no lo hago, tengo una manera muy diferente de demostrar afecto y cariño."

"¿A todas las chicas les haces lo mismo?" Altea volvía a tener lágrimas en los ojos.

"No, te juro que no, pero somos muy diferentes, si quieres dejarlo que solo te vea como mi empleada este es el momento, después no voy a saber hacerlo." Los ojos azules de Luke perforaron el pensamiento de Altea haciendo que no quisiera perderle y lo besara, dandole un sí por respuesta.

"Eres mía." Susurró sobre sus labios.

hickeys ☯ lrh (actualizaciones lentas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora