Capítulo 3 - Citas.

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     El día de la cita había llegado, el emocionado pitcher se terminaba de arreglar, ya se había cambiado por lo menos cinco veces de atuendo, nunca antes pensó que un día se preocuparía por esas pequeñeces.

     Se sentía un poco ridículo al notar el comportamiento tan extraño que estaba teniendo. Así que procedió a lavarse los dientes y salir de la habitación. El peliverde no le tomó importancia, por lo que se hizo el dormido.

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     "¡Buenos días Chris-senpai! ¿Te hice esperar mucho?" preguntó el menor entre jadeos, puesto que había notado a la distancia que el cátcher ya había llegado y se vino corriendo.

     "Buenos días Sawamura, no te preocupes acabo de llegar" respondió el mayor quién lentamente se acercó a la mejilla del contrario "¿Puedo besarte aquí?".

     El carmín recorrió por completo el rostro del menor, aunque lo intentó disimular "¡Pero alguien nos podría ver!" dijo en su defensa, ya que se encontraban en la estación de buses al frente de los dormitorios. Y su corazón no estaba preparado, ni siquiera para algo tan simple como recibir un beso en la mejilla.

     Sentía que si hacía eso estaría traicionando sus sentimientos por Miyuki e ilusionando a Chris. Probablemente más adelante le daría el permiso, pero por ahora le era imposible acceder.

     "Hmm ya veo, creo que tienes razón" respondió el cátcher. El bus llegó y lo abordaron. "¿Al menos aquí puedo tomar tu mano?, tranquilo a esta hora casi no hay nadie y tampoco creo que nos vean" sugirió el mayor, realizando la acción para la cual había pedido permiso.

     "E-está bien..." dijo el pequeño muriendo de vergüenza, a pesar de que no era Miyuki, sus mejillas no dejaban esa tonalidad rojiza y tampoco podía parar de hacer aquel adorable rostro con el cual Chris se iba deleitando en el camino.

     Al llegar a su destino la emoción fue incontenible "¡¡Mira Chris-senpai!! ¡¡Este estadio es enorme!!" dijo con asombro "¡No puedo creer que esté aquí!, ¿Cómo fue qué conseguiste las entradas?, deben de ser muy costosas".

     "Un jugador se las regaló a mi padre y él me las dio a mí" dijo el mayor "Así que no te preocupes por eso". Entraron tomaron asiento y disfrutaron del partido. Chris y el resto del público tuvieron que aguantarse el griterío que Sawamura producía por sí solo, parecía un niño.

     El más alto se sentía muy alegre de ver que su novio ya no estaba tenso, al contrario, ahora estaba actuando como siempre. Esa forma de gritar, reír, enojarse, le parecían encantadoras.


     El partido llegó a su fin, "¡¡Fue genial!! ¡Muchas gracias por invitarme!" agradeció el menor. "No hay de que, me gusta verte así de animado" respondió el contrario.

     El pitcher tomó tímidamente la mano del mayor, debía de irse acostumbrando a estas cosas y ya se sentía un poco más cómodo, así que decidió hacerlo. Aunque en su rostro se delataba la pena que sentía.

     El cátcher se sentía bien de ver como su relación avanzaba, paulatinamente, pero avanzaba. "Por cierto...ahora ¿qué vamos a hacer?, ¿ya vamos de regreso a los dormitorios?" dijo el menor.

     "No, aún no. ¿Te gustaría ir por un helado?" propuso el más alto, con una expresión que denotaba felicidad. En definitiva no quería que nadie más estuviera de esa forma con él, podía sonar egoísta, pero era lo que sentía.

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     Ya en la heladería se sentaron en la parte alta, la cual tenía una vista bastante agradable. "No sabía que te gustaba el chocolate, digo, no pareces ser de los que comen ese sabor de helado" dijo el menor.

     "¿A qué te refieres?" preguntó el confundido senpai. "Lo que digo, es que el chocolate es como un sabor para personas inmaduras, b-bueno no sé cómo explicarlo...a lo que me refiero es que te ves... algo...¡Olvídalo! Estoy diciendo estupideces" rió tontamente el más bajo. En su mente estaban cruzándose pensamientos como "Se ve adorable" pero también otros como "A Miyuki-senpai no le gusta el chocolate".

     Eran pensamientos tan inútiles que aun siendo así le recordaban la existencia de aquel chico de gafas. Quería dejar de acordarse de él, le parecía descortés pensar en otra persona mientras salía con Chris.

     Se notaba que Sawamura estaba teniendo una guerra de pensamientos, tanto así que se ensució la nariz con el helado sin darse cuenta. A esto el mayor se acercó a su rostro para limpiarlo.

     "Tienes sucio aquí" dijo pasando suavemente una servilleta. El más bajo se sintió un avergonzado así que apartó la mirada, para su suerte se habían sentado de un lado en donde casi no había gente.

    De pronto sintió como cerca de su boca unos cálidos labios le besaron. Su corazón empezó a latir tan fuerte que casi podría salirse, sus manos sudaban y su rostro echaba humo, de esta forma le fue más difícil mirar al cátcher, no sabía cómo reaccionar.

    No había sido besado en los labios,  pero sentía que iba a morir de vergüenza. No sintió desagrado, al contrario, le había gustado. Era toda una combinación de sentimientos. "Perdón... pero al tenerte tan cerca se me hace difícil controlarme" se disculpó el mayor.

    "¡N-no t-tienes de que p-preocuparte!" dijo a duras penas, con una adorable y tímida expresión en su rostro.

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     Ese mismo día la pareja más envidiada de Seidou también había decidido tener una cita. Al parecer Watanabe tenía muchas ganas de ver una película, por lo que se encontraban en el cine.

     "Miyuki ¿Por qué decidiste así de la nada venir a ver la película a la que tanto te negaste?", el más alto al escuchar la pregunta realmente no sabía que responder, no tenía interés en verla y tampoco lo hizo para complacer a su pareja. Entonces, ¿Por qué de la nada cambió de opinión.

    "Pues, no lo sé... sólo cambié de opinión...hahaha" respondió. Para intentar cambiar el tema de conversación puso su mano en el muslo del contrario empezando a acariciarlo. Mientras hacía esto, observaba como Nabe cambiaba las expresiones de su rostro, se podía ver que estaba surtiendo efecto.

     "D-detente ¿Qué estás tratando de hacer?... estamos en un lugar público" dijo el más bajo con su cuerpo acalorado y rostro enrojecido. "No pasa nada, sólo te estoy acariciando un poco, no tienes por qué ponerte así... aunque debes saber que aquí está oscuro, por lo tanto no te preocupes. Nadie verá nada" respondió el cátcher con una expresión llena de sensualidad.

     El más bajo apartó la mano del de gafas y lo besó. Estaban sentados en la fila trasera y la sala estaba relativamente vacía, ambos se sentían excitados pero no eran capaces de llegar a algo más fuerte en un lugar como ese.

    Mientras ellos pasaban una cita un tanto intensa, Sawamura y Chris empezaban a congeniar.

A lo que nos lleve el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora