Capítulo 4 - Beso

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     Ya habían transcurrido cerca de dos meses desde que Chris y Sawamura empezaron a salir, la incomodidad había desaparecido casi por completo. El pitcher intentaba evitar al de gafas, tenía miedo de quedarse a solas con él, no quería acelerar su corazón por alguien que en realidad no tiene nada que ver.

     Se sentía cómodo al lado de su adorado senpai, y le agradecía la infinita paciencia que tenía, no lo presionaba a hacer cosas que no quisiera, era dulce, dedicado, atento y muchas cosas más que lo hacían sentir bien.

    A veces pensaba en que Miyuki debía ser así, pero con Watanabe. Y le entraban sensaciones molestas en su pecho. "No debo pensar en él, ya tengo a alguien que me quiere y se preocupa por mí" esa clase de cosas recorrían su mente en ocasiones.

     Debía esforzarse al máximo en enamorarse de su actual pareja, ciertamente lo quería, pero aún no sentía que pudiera decirle con certeza "Te quiero", la culpa de haber iniciado la relación sólo para olvidar a él capitán todavía estaba ahí.

     Hasta no estar al cien por ciento seguro no lo diría, jamás se perdonaría lastimar a la persona que tanto le ha ayudado. Aún no se habían besado, Sawamura siempre había querido guardar ese momento para la persona a la que más quisiera.

     Pero ya se estaba pensando seriamente en que Chris debía estar algo cansado de esperar tanto por algo tan simple como un beso. Y no le molestaría que su primera vez fuera con él; así que lo decidió.

     "Apenas tenga la oportunidad besaré a Chris-senpai... nunca lo he hecho antes, pero no creo que sea algo tan difícil...espero no quedar mal. Espera... ¿¡Y si no le gusta!? ¿¡Y SI ME DEJA!?" gritó el pelicafé a los cuatro vientos, cuando en eso la puerta de su habitación se abrió.

"¿¡Qué pasa!? ¿No puedes quedarte callado ni estando solo?" dijo el peliverde irritado. Desde hace un tiempo que Kuramochi parecía estar molesto por alguna razón, al pitcher le daba miedo preguntar, pero creía pertinente hacerlo puesto que eran compañeros de habitación.

     "¡Perdón Kuramochi-senpai!" se rascó la mejilla "...Bueno, yo... quiero preguntarte algo...¿Por qué has estado tan enfadado...?" dijo temeroso el más alto. El contrario le miró frunciendo el ceño y luego suspirando, como si intentara calmarse para no gritar de nuevo.

     "Antes de responder tu pregunta, yo tengo que hacerte una. ¿Tú y Chris-senpai están saliendo?" la pregunta fue directa, de no ser así probablemente el menor hubiera querido evadirla.

     El rostro se le tornó rojo, apartó la mirada, no quería tener secretos con su compañero casi hermano. Pero tampoco quería hacer "pública" su relación. En ese momento pensó "¿Qué tiene de malo que los demás lo sepan?, no somos los únicos...entonces ¿por qué insisto en mantenerlo en secreto?... ¿Para no molestar a Chris-senpai? No, no creo que le importe, ¿entonces?... podría ser...¿Para que Miyuki no se dé cuenta?".

    Sawamura emanaba un aura de confusión y tristeza, aunque el de gafas se enterara sabía que no cambiaría nada, es más, posiblemente se pondría feliz y les daría su "bendición". Pensar en esas cosas le oprimían el pecho, estar enamorado era doloroso.

     El peliverde casi que podía leer su mente, sus expresiones. Más calmado tomó asiento y dijo "No tienes de que preocuparte, se puede decir que vivo contigo, he aprendido casi todo sobre ti, hasta puedo notar cuando estás bien y cuando no. Cuando tienes hambre, sueño, pereza, entusiasmo y sobre todo cuando estás enamorado. Eres como un libro abierto, te lo pregunto porque quiero ver si tengo razón y porque sé que aunque me digas que estás saliendo con él, quieres a alguien más".

     Estas palabras dejaron helado al menor, no podía creer lo bien que Kuramochi conocía la situación. Se sentía aliviado porque ya tendría con quién charlar sobre sus asuntos amorosos, pero a la vez tampoco quería que nadie se metiera en su camino de olvidar a Miyuki. Como bien podría ayudarle, también podría confundirlo más.

     "...Está bien" tragó saliva "te diré todo..." fueron estas las palabras con las cuales se inició una larga charla por la cual se desvelaron.

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     Al día siguiente con unas ojeras bien marcadas el pitcher se dispuso a levantarse de la cama a correr un poco, tenía el objetivo de dar su primer beso. Se sentía emocionado, nunca antes había estado tan seguro de hacer algo.

    El día transcurría como cualquier otro, el entrenamiento de la tarde estaba por terminar, Sawamura y Chris tenían planeado verse luego de la cena y entonces sería ahí justo cuando el menor le "atacaría".

     "¡Sawamura!, ¡Furuya!, necesito que me ayuden a guardar estas cosas" dijo dándoles a cada quien una caja llena de pelotas. "Ahh también necesito que te quedes un rato más, para practicar tu nuevo lanzamiento. No olvides que tenemos partido la otra semana" dijo el mayor.

     "Bueno yo me voy, adiós" dijo el escandaloso pitcher. "¿Eres sordo o qué? Te estaba hablando a ti ¡Sawamura!" respondió el capitán.

     "Mierda, mierda, mierda. No puede ser cierto, ya sabía que me estaba hablando a mí, pero quería hacerme el tonto. Si me quedo más rato se me hará tarde para cenar y aparte de eso...me voy a quedar solo con él" pensó el menor, mientras veía como Furuya se iba.

     Su cuerpo se tensó, empezó a sudar mucho y su corazón estaba empezando a acelerarse; y esto era justo lo que buscaba evitar. Su rostro estaba caliente y rojo, cosa que el cátcher notó, por lo que se acercó colocando su mano en la frente propia y en la del contrario.

    "Te ves raro, estás un poco caliente. Si no te sientes bien, mejor ve a descansar, es importante contar contigo para el partido" dijo el de gafas.

     "Serás tonto Miyuki-senpai, no estoy enfermo..." susurró el menor agarrando con fuerza la pelota que iba a lanzar. "¡E-estoy bien, así que hagamos esto rápido!" ordenó. 

     "Claro, entonces...dame tu mejor lanzamiento" dijo el cátcher ya preparado para atraparlo.

     Estuvieron unos veinte minutos practicando, ya era hora de terminar.

    El glorioso pero a la vez doloroso rato que estuvieron a solas se había acabado, el pitcher miró tímido al más alto, y le notó el rostro enrojecido. "O-oye Miyuki-senpai ¿estás bien? Pensaste que yo estaba enfermo, ¡pero eres tú el que parece estarlo!".

    "¿Eh? ¿Pero qué cosas dices? Yo nunca me enfermo, por supuesto que estoy bien" dijo el de gafas cayendo al suelo. El contrario estaba asustado, no sabía que hacer. Así que por reflejo corrió hacia él.

     "¡Miyuki-senpai! ¡Miyuki-senpai!" gritaba esperando reacción alguna. Quién estaba consciente, pero un poco aturdido. El menor lo sentó y le hacía miles de preguntas, estaba realmente preocupado, casi al punto de llorar.

     El mayor mirándolo, le agarró el rostro y lo besó. "Ya deja de hacer tanto alboroto...estoy bien" dijo cerrando sus ojos.

     El pitcher estaba congelado, en shock. Efectivamente lo dejaron callado, pero antes de que pudiera reaccionar, vio que justo un instante después, llegó Watanabe.

A lo que nos lleve el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora