#1: Selección

71 4 5
                                    

Nadie esperaba que fuéramos amigas.
Es decir, cuando juntas a veintitrés chicas en una misma habitación y ubicas a cada una en un extremo diferente, lo último que esperas es que se unan.

Habíamos pasado casi todo un año separadas. Nuestros grupos eran totalmente diferentes y distanciados. Yo misma había cambiado muchísimo de grupos y jamás me había cruzado con ellas. Y es que quizás el fundamento de nuestra amistad puede ser algo tonto. A lo mejor la clave estaba en la estructura.

A finales del primer año, las clases eran cada vez más laxas. La profesora de música nos había dejado solas, por lo que el lugar era un desorden. Había chicas por todas partes: sentadas en el suelo, trenzándose el cabello, enviando textos, o conversando. Y yo me aburría profundamente. No las conocía demasiado y rápidamente nuestras conversaciones decantaban en silencios prolongados. Antes de sumergirme en otra conversación vacía, me puse de pie y revoloteé por la habitación.

Lo que más me llamó la atención fue una chica de espaldas al piano. Lo único que sabía de ella era que se llamaba Pamela. Me maldeciré mil veces por los siete pasos que hice para llegar junto a ella, que tan concentrada miraba las teclas.

-¿Qué canción es? -Pregunté con timidez. Era apenas una breve conjunción de sonidos. Aparentemente practicaba el movimiento, que me parecía imposible. Aun así, sonaba simpático.
-I Wish -Respondió sin siquiera mirarme.

Paloma, vete. Paloma, te arrepentirás. ¡PA LO MA!

-¿Disculpa?
-I Wish -Contestó como si fuera lo más obvio en el mundo. Esta vez sí dejó las teclas y alzó la mirada hacia mí- ¿No te gusta Big Exclamation?

Huye antes que sea tarde, Paloma.

-¿Quiénes? -Pregunté intentando poner mi mejor cara de "yo no sé nada no me golpees"
Los ojos casi se le salen de las cuencas. Dios mío ¿he dicho algo malo?

No, Paloma, te acostumbrarás a su sobre actuación. Ella piensa que es realmente gracioso.

Me tomó de la muñeca y me llevó frente a la pizarra. Buscó una tiza en el suelo y procedió a explicarme cada detalle sobre los cinco imposiblemente atractivos muchachos que formaban Big Exclamation. Se reía tanto mientras hablaba y parecía que esos chicos le daban tanta felicidad que quise formar parte de eso. Yo me pasaba los días aburrida en casa, intentando establecer conversaciones vía Skype con mis viejas amigas y aprendiéndome hasta la última de las canciones de toda la discografía de Tiffany Twist. Quería algo nuevo.

Así que ese día fui a casa y supe que mi siesta estaba perdida cuando tecleé Big Exclamation en el buscador de Google y aparecieron una media de mil videos ante mis ojos. Tenía. Que. Verlos. A. Todos.

No, no tenías.

Pero las explica de Pamela me habían maravillado y yo quería demostrarle lo mucho que estaba en tema. Lo mucho que quería formar parte.

Así que absorbí cada gota de información de los blogs de Internet, increíblemente agradecida a mis padres por todos esos años en lecciones de inglés. De esa forma aparecí, dudando las pronunciaciones de algunos apellidos y confundiendo un poco cada fecha de nacimiento, a probarme con Pamela.
No la vi durante la formación. Tampoco escuché de ella mientras transcurrieron las primeras horas de clases, aunque era normal siendo que estaba sentada en la otra punta del salón.

Mi cerebro desbordaba todo tipo de información ajena al tema cuando pusieron un examen ante mis ojos. Matemáticas, pero qué mejor. Tardé más de lo planeado.

Cuando salí, busqué a Pamela. Había tiempo libre antes del receso, lo que me daba mucho tiempo para demostrarle todo lo que sabía. La encontré hablando animadamente con la chica que, hacía pocos días, se sentaba junto a mí: Bárbara. No la conocía mucho, hablábamos a veces y nunca llegábamos a hablar de nosotras porque siempre bromeábamos. Me parecía bastante simpática.

-¡Paloma! Le estaba contando a Bárbara sobre Big Exclamation ¡Le ha interesado tanto como a ti!

En ese momento, todavía estábamos a tiempo de huir.

Le sonreí a Bárbara, realmente sin nada qué decir. Pamela se puso de pie y por alguna razón la seguimos. Fue a buscar su carpeta y se sentó en el suelo a escribir Big Exclamation con muchos colores y garabatos alrededor. Bárbara y yo nos sentamos con ella, dejando que soltara más información. Parecía tan ávida como yo.

Las semanas siguieron ese extraño patrón de buscar a Pamela para empaparnos de curiosidades e historias graciosas de Big Exclamation. Para cuando hubo pasado suficiente tiempo, las tres aportábamos activamente información, rellenábamos unas las lagunas de ignorancia de las otras y compartíamos fotos. No había ni uno solo de mis útiles escolares que no tuviera escrito Big Exclamation en alguna parte. La alegre boyband era nuestro único tema de conversación, pero estábamos totalmente bien con que fuera así.

Nunca entenderé en qué momento, pero de alguna forma se sumaron dos chicas más a nuestro pequeño grupo: Magda y Fran. Las dos se sentaban frente al pupitre que compartía con Bárbara. No hablaban mucho, pero sus cosas parecían tan invadidas por Big Exclamation como las nuestras y Pamela las habría "reclutado" secretamente, de la misma manera que había sucedido con nosotras. Silenciosamente aceptamos la adquisición.

Pasábamos casi todo el día juntas. Lo que era raro, porque éramos un puñado de extrañas que solo sabían hablar de una boyband en común. Tarde o temprano comenzaron a vernos desde fuera, y se nos jerarquizó socialmente como un grupo.

Todo iba sobre ruedas y debería haber sospechado que la aparente perfección no iba a durar para siempre.

//Paloma en el adjunto multimedia

Trust.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora