Capítulo 46: El reencuentro.

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Me bajé del coche y caminé hacía la acera, allí justamente estaba Luke, él no me quitaba ojo de encima. Me acerqué a él y me quedé a su lado, él me dijo, con un tono algo frío:

-Hey.

-Hola.

-Cuánto tiempo, ¿no?

-Si hace como un año, algo así.

Él ni siquiera me miraba a la cara, solo miraba al suelo. Él parecía diferente conmigo, no sé, estaba como más serio y frío, nunca me había hablado así. Él no decía más nada, estaba callado, yo no sabía que más decir, no se me ocurría nada para decir y Nicolett se acababa de ir. No me quedaba otra me eché a andar. Él me dijo desde la distancia:

-Todavía no te he dicho que....

Yo me di la vuelta y me acerqué a él otra vez, él siguió diciendo: 

-... que eres maravillosa tal y como eres, que eres la única chica por la que he llorado, que eres la niña de mis ojos, que te he echado mucho de menos, que sin ti mi vida no ha tenido mucho sentido, que no he parado de pensar en ti y en todo lo que hemos vivido juntos, que cada vez que soñaba contigo me daba miedo despertar porque sabía que tú no estabas a mi lado...

-Oh, Luke, que bonito.

-Pero sé que tú ya me olvidaste, que no quieres saber nada más de mí, que me odias, que seguramente tendrás a alguien que no sea yo, que ya ni siquiera te acordabas de lo que habíamos vivido juntos....

En ese momento no sabía muy bien que decirle, me acerqué un poco más a él, Luke en ese momento dejó de hablar y sus ojos se clavaron en mi mirada, yo estaba algo nerviosa no sabía muy bien que hacer. Él puso sus brazos rodeando mi cintura, me empujó contra él, mi corazón cada vez latía más y más deprisa. Yo puse mis manos sobre sus hombros, él agachó un poco la cabeza, porque él es más alto que yo. Sus labios tocaron los míos, pasado un rato pude notar que su lengua estaba tocando la mía, fue un beso apasionado en medio de la calle, pero me daba igual ya que por fin Luke estaba conmigo. Paramos de besarnos, yo me acerqué a su oído y le dije:

-Te quiero.

Él me dijo:

-Yo a ti, no.

-¿Cómo?

Él se acercó a mi oreja, me mordió el lóbulo, seguidamente se acercó a mi oído y me dijo:

-No te quiero, te amo. 

Yo en ese momento sonreí, él hizo lo mismo, me abrazó y me dijo:

-No te vayas nunca.

Solo somos hermanastros. (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora