_Estas Hermosa ¿ya te lo había dicho? –susurró Dalí en el oído de Jhanell que junto a mi dio un brinco (que creo no era de miedo). Yo y mi agudo oído de madrina nos preparamos para escuchar.
_Gracias-Respondió ella con un tenue rubor en la voz.
_ ¿podemos hablar a solas?
_Después de la cena, no es Apropiado ahora Emilio.
_ ¿por qué? –preguntó él y pude oler las ganas de un beso.
El resto de los invitados seguían inmerso en sus conversaciones de negocios a excepción de Stevanah y Donatella que al otro lado de la mesa hablaban igualmente en tono bajo. Me alegré de estar inadvertida en ese momento, de no ser porque Alessandro sobre la mesa sostenía mi mano entre la suya y por momentos acariciase con sus dedos mis nudillos juro que habría volado hasta un lugar donde escuchar la conversación de los rubios con tranquilidad.
_Porque tú deberías estar discutiendo con los Levrino acerca del contrato –continuó Jhanell decidida y en susurro- no estar hablando conmigo.
_ ¿qué diferencia habría en que lo haga yo contigo y Alessandro con Armonía?
La rubia queda muda, creo que escuche un suspiro largo salir de su boca.
_Porque se supone que ellos son esposos Emilio, en cambio tu y yo…
_De eso te quiero hablar –interrumpió Dalí y resoluto se levantó de la mesa llevando de su mano, casi a rastras a Jhanell.
Se condujeron hacia el balcón del restaurante italiano al que habíamos entrado en el centro de Cotswords, tuve que inclinar mi cabeza para poder escuchar, casi rozaba el hombro de Alessandro. Solo lograba escuchar el sonido de sus respiraciones acompasado al de los tacones de la rubia, pero al llegar al balcón perdí recepción. Comencé a frustrarme. Apoye mi cabeza al hombro de mi “esposo” e Instintivamente, y recordando mis días de niñez, abracé su brazo con los míos, con la esperanza de lograr escuchar más pues él estaba justo delante del inicio del pasillo que conducía hacia donde se encontraban los tortolos.
_Te lo he dicho muchas veces-logre por fin escuchar decir de labios de Dalí, había perdido parte d de la conversación. ¡Genial!- ¿Por qué no estás segura?
_Tus acciones hablan por sí solas.
_ ¿y que querías que hiciera? ¿Qué la dejara tirada en un bar muerta de la borrachera?
_Claramente No –dijo con tono fuerte Jhanell. Creo que comencé a reír. Alessandro bajo la vista un momento al notar mi ánimo y me miro con extrañeza, si supiera que estoy a punto de escuchar la declaración de amor de su mejor amigo no haría esa expresión severa que me saca de mis casillas. Le dedique una sonrisa de disculpa y el hizo eco mientras me besaba la nariz. Me derretí como lo hacen los helados a las 12 del mediodía en junio.
_Mira –Respondió con desespero, al parecer las cosas no estaba saliendo como Emilio deseaba- No sé qué estas esperando de mí y sé queno soy bueno diciendo lo que siento, no se absolutamente anda de ropa, no me gustan tus artistas bobalicones y desde que estoy en primaria no sé qué es eso de leer una novela, no entiendo tus cambios de ánimo y me desespera la manera en que arqueas la ceja cuando te estoy hablando…así, como ahora. ¡Detente que me sacas de quicio Jhanell! –hizo una pausa, lo note en su respiración y en la de la rubia la reciente cercanía entre ambos, debían estar a solo centímetros, su corazón se escuchaba como tambor hasta donde estaba- lo que esto tratando de decirte mujer, es que sé que de todos los hombres del mundo soy el polo más opuesto a lo que buscas, lo sé yo y mis ronquidos no encajamos en tu mundo, pero si algo estoy seguro es que jamás, ¡escúchame y no alces la ceja!, jamás vas a encontrar a ninguno que te quiera de la manera en que te quiero; nadie admirara tu buen gusto y aprobará como estúpido cada palabra de tu boca, nadie te vera igual de linda en pijama, ni se reirá de tus comentarios irónicos, es más no creo que alguien pueda entender el modo tierno en que estos pueden sonar si son hacia alguien que quieres….Jhanell acaba este suplicio y acepta de una buena vez ser mi novia.
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Un Cuarto para las 12.
Romance¿que pasa cuando un hada cansada se enamora de alguien prohibido? -divertida historia que cuenta el lado de las Hadas madrinas que nadie conoce.