Capitulo III: La mansión D'Arce

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Eran las 7 de la mañana, empunto y puntuales salimos Roger y yo hacia la Casona D’Arce, quedaba a las afueras del pueblo, a menos de 5 minutos, sien do un lugar muy chico se podía ir a pie a buen ritmo y sin cansarse, en el camino descubrí de Roger era de lo mas bonachón, parlanchín, caballero, que sufría de insomnio y le dolían las articulaciones al caminar, que Almudena era su única hija y que habían llegado hace 12 años al pueblo sin tener conocidos, familiares o siquiera dinero y fue la mansión D’Arce el lugar donde encontraron refugio y desde entonces trabaja allí, conocía muy bien al padre D’Arce y ahora al hijo al cual estimaba infinitamente.

_ ¿entonces ellos te dieron trabajo y tu llevaste contigo a Almudena?-pregunte curiosa.

_si, ella se crió con Ally –respondió con orgullo- hasta que se quiso hacerse la independiente y monto el café, el la visita a menudo, dice que es la voz de su conciencia, la hermana que nunca tubo.

_ ¿Ally?, entonces si había una señorita D’Arce-pregunté verdaderamente confundida.

_No mi bella damita, me refiero a Alessandro, le decimos Ally de cariño, pero no digas que te dije –dijo Roger con risa picara.

_ ¿Alessadro el señorito? Roger habla claro porque no te entiendo ¿hay un joven Alessandro D’Arce?

_si Armonía-resoplo impaciente- y va a ser tu patrón, Alessandro D’Arce el único hijo y heredero de la fortuna D’Arce.

_Ahhh, ¿mi patrón?-dije casi inaudiblemente.

Roger vio mi reacción, se rio y continuo su marcha mirando las nubes, que empezaban a colorearse de gris, yo por mi parte seguía con mil preguntas acerca de mi futuro trabajo y más aun de mi misión. ¿Por qué una niñita que lo tenía todo estaría tan sin sonrisa? Por lo que intuía era rica y al menos tenía un papá, ¿sería ella el cuadro vivo de la típica niña rica que se siente sola? Lo más probable era que si ¿era mi deber acompañarla entonces?, ¿Hacerle hechizos para hacerla reír? Soy hada madrina no niñera y a decir verdad eso de cuidar niños no es mi fuerte, no tuve hermanos, mis primos son mayores  así que ni siquiera tengo práctica, necesitaba urgente hablar con Lullaby pero ella había desaparecido en el momento en que me embarque en el tren ¿Cómo haría para contactarla? ¿Debía usar algún conjuro para invocarla?; en esas de pensar se me fue el resto de la caminata, mirando el suelo, pateando piedras a ver si algo se me ocurría para llamar a Lullaby, no me percaté lo cerca que estábamos hasta que llegamos.

La mansión era imponente y hermosa, la cercaban unas altas rejas negras con el escudo familiar, supongo,  al abrirla noté un precioso camino de piedras grises que conducía a la casa principal adornado por un jardín amplio a cada lado del, habían rosales podados perfectamente, tenía una puerta blanca  enorme  que combinaba con el color crema de la fachada y los amplios ventanales de la segunda planta, no pude entrar por la puerta principal porque iba en calidad de infiltrada mientras tenía cita con el Sr. D’Arce, entre por una pequeña puerta lateral que estaba casi escondida tras un pequeño pino que era destinada para la servidumbre y aunque Roger pudiera sin problemas entrar por la puerta principal me comentó que le encantaba ingresar por la de empleados pues llegaba directo a la cocina donde le tenían siempre preparado desayuno, ya se imaginaran el porqué de su peso.

Adentro ya parecía haber entrado a otro mundo, los empleados iban de un lado a otro, no eran muchos pero tampoco muy pocos, me presentaron a Anita la cocinera, al jardinero Martín y al encargado de servicios generales conocido mas coloquialmente como “el Arre” ¡si, el arregla neveras, el arregla goteras, el arregla los carros, el arregle todo! En realidad me causó mucha gracia su nombre. Pero pasaba el tiempo y nada que me llevaban a ver al  Sr. D’Arce  hasta que a eso de las 10 de la mañana mientras ayudaba a Anita a pelar papas para el almuerzo y mi paciencia brillaba por su ausencia Roger se acerco a nosotras con su caminado bailador y me aviso que era esperada en el despacho del señor.

Un Cuarto para las 12.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora