18. Entregándome por completo

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—Miénteme otra vez. — Susurró ella. —Te amo. — Dijo él... —Anónimo

Tomo mi celular que está en la mesa de café y veo que aún es temprano, mi madre tiende a levantarse tarde y creo que hay que aprovechar el momento.

—Colín. —Le susurro en los labios mientras lo beso. —Amor, despierta. —Le digo y el apenas si se mueve.

—¿Qué sucede? —Me dice bostezando.

—Mi madre aún duerme. —Le digo y sonrío.

— ¿Aún quieres más? —Me indica con mirada de asombro y mientras se le forma una sonrisa en la comisura de los labios.

—Si. —Le digo con inocencia, pues la verdad, no me canso de que me esté dando duro a cada momento.

—Pero el sofá es incómodo Julianne. —Me dice mientras acaricia mi mejilla. De repente una idea se asoma en mi cabeza, algo que tenemos mucho tiempo de no hacer, una ducha.

—Levántate. —Le digo, me retiro la cobija de encima, me siento y acomodo la ropa. El únicamente me observa, le sonrió con picardía. —Rápido. —Le digo y el obedece.

—¿Tan caliente estas? —Me pregunta mientras se pone de pie y me acompaña al baño.

—Si amor, demasiado. —Le digo con tono de súplica, entramos al baño y cierro la puerta con pasador, lo pego a la pared y comienzo a besarlo, a sentir su cuerpo junto al mío, le quito la ropa mal acomodada y toco su pene duro y grueso, lo siento en mis manos con deseo de sentirlo adentro de mí.

El me sube la falda y siente mi trasero, lo aprieta entre sus manos con posesión, como con miedo de que alguien más se apodere de lo que le pertenece, de lo que solo él, y Melissa, tienen derecho a tocar, a sentir, a adorar. La pasión irradia de mi entrepierna, tengo el deseo de sentirlo dentro de mí, miento, tengo la necesidad de sentirlo dentro de mí, porque no se ustedes, pero soy esta clase de mujer, la que ama el sexo y no tiene miedo de admitirlo, nada me complace más que un pene duro en mí, moviéndose y haciéndome temblar, de cómo mi cuerpo busca más y más, de cómo se prepara para sentir el placer.

No le gusta que yo este dominándolo, me da la vuelta y el me pega a la pared, me quita la ropa con tanta fuerza, sé que también necesita de mi sexo húmedo y caliente, sé que lo que tengo lo completa. Nos metemos a la ducha, pongo el agua tibia y mojamos nuestros cuerpos, pone su mano en mi sexo y siento como mi líquido y el agua se unen y hacen más sencillo el trabajo, mete dos dedos y los mueve con tanta rapidez que hace que mi cuerpo se contraiga, ya estoy húmeda y el me moja aún más, me voltea de golpe y mete su pene entre mis glúteos, lo roza y mi cuerpo le suplica que lo meta.

—Por favor. —Le ruego.

—¿Por favor qué? —Me dice.

—Por favor metérmela y hazme tuya. —Le digo con desesperación, la acomoda y lentamente mete la punta torturándome.

— ¿Mas? —Me pregunta.

—Si. —Le ruego e intento meterla yo. Poco a poco se acomoda a mi sexo, lo abre, suavemente y siento como se expande para recibirlo, para envolverlo completamente.

Un suave gemido se escapa de mi boca y es el momento indicado, él sabe cuándo y cómo hacerlo, la mete toda de golpe, apoderándose de mí, me toma del cabello y me pega hacia él, mi espalda se arquea y siento como su pene sigue el camino, duro y rápido, me tiene de puntas en la ducha, el agua que cae de la regadera me cae en la cara y entra en mi boca, pero no quiero moverme, se siente tan delicioso sentirlo adentro, así, de esta forma.

Toma mis senos entre sus manos y los aprieta duro, tanto que duele, pero es un dolor placentero. Su cuerpo y el mío están conectados de la mejor manera, se siente tan bien, sigue dándome hasta que un ruido nos aparta.

—Alguien entro. —Me dijo mientras yo apagaba la ducha. Razoné unos segundos y me di cuenta.

—No, mi madre salió. —Mierda, nos había oído, que vergonzoso. Salí de la ducha y tome una toalla, abrí despacio la puerta y camine hacia mi habitación.

—Madre. —Grite, pero nadie respondió, camine a la sala de estar y vi una nota.

Bebé, escuche desde que entraron a bañarse. Los dejaré un rato solos, para que tengan privacidad, lamento arruinarles el momento. Diviértanse, mamá.

— ¿Que sucede? —Dijo Colín sobre mi hombro y me asusto.

—Mi madre nos dejó solos. —Le sonrió con pena.

—Qué vergüenza. —Dice con una leve risa, me encanta su risa.

—Lo sé, pero no perdamos el tiempo. —Le digo, camino hacia mi habitación y me quito la toalla, el me sigue y sonríe.

— ¿Seguimos? —Me pregunta con picardía.

—Sí, tengo ganas de algo nuevo. —Le digo mientras me coloco en cuatro sobre la cama.

— ¿Y qué será eso? —Me pregunta.

—Métemela por detrás. —Le digo mientras apoyo mi cabeza y pecho sobre la cama, dándole todo el culo con las piernas abiertas. Su mirada cambia, veo excitación y lujuria, una leve sonrisa se escapa de su rostro.

Camina hacia mí y se escupe en la mano, se toca su pene y lo masajea suavemente.

— ¿Estás segura? —Me dice.

—Mjm. —murmuro.

—Te dolerá. —Dice.

—Lo soportaré, quiero intentar amor por favor. —Le respondo. Besa mi vagina y chupa suavemente, yo gimo duro. Mete un par de dedos en mi sexo y los chupa, escupe en mi culo y lo soba con el pulgar lentamente para prepararlo, luego lo hace con su pene. Con cuidado mete su verga dura y siento un dolor fuerte que me hace gritar, él se detiene, pero no la saca.

—Más. —Le digo, en verdad quiero esto. Continúa y entra la punta, siento como me abre y el gime. Mete toda su verga suave y me hace gritar de dolor, pero el dolor más placentero que he sentido, un dolor bueno, un dolor que me gusta.

Empieza a meterla rápido y siento como se abre mi culo, me nalguea duro y me toma del pelo, me siento como una actriz porno, una loba en celo, ustedes chicas creerán que es algo feo, pero no sabrán de lo que hablo hasta que lo experimenten, se siente tan bien, sentir como su pene grueso abre mi estrecho agujero, me hace darme cuenta que hay miles de posibilidades de sentir placer que aún no he experimentado, me masturbo el clítoris mientras lo siento adentro, y me vengo rápido, porque estoy tan cachonda.

—Todo esto es mío.—Dice con firmeza en cada embestida que da y siento como me llena, su semen calientellenándome el culo, dándome todo de él como yo le doy todo de mí, entregándomepor completo a mi hombre, a mi dueño.

Mi TurnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora