¿Esto es el cielo?

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Cuando Jose me dijo que íbamos a perdernos, sabía donde íbamos a ir. Íbamos a ir al bosque.

Jose vivía a las afueras, y a unos veinte minutos andando te encontraba con un bosque si ibas en buena dirección, sino, ibas a parar a la carretera.

-Me parece un plan perfecto. -Le sonrei.-

-Eso pensé cuando te lo dije. Suponía que te vendría bien... Apartarte.

Le dije hace tiempo que me gustaría apartarme del mundo un día, pero no pensé que me estaba escuchando porque se lo dije cuando estábamos corriendo en Educación física con música. Cuando hacia deporte, hablaba sola, porque al contrario de todo el mundo, a mí escuchar música mientras practico deporte me agobiaba.

Me cogió de la mano y nos fuimos en dirección al bosque. ¿Qué haríamos allí? Yo quería desaparecer, pero Jose no tenía porque cumplir mi deseo. Yo no sé que deseaba él... O sí. Él quería ir a Madrid y al estadio Bernabeu. Yo sería su máquina de los deseos.

Podría decir que con él me sentía infinito como en ''Las ventajas de ser invisible.'' Podría decir que con él tocar el cielo era un hecho. Podía decir que con él la vida no era rosa, era multicolor. Podría decir que con él daban ganas de madrugar para ir al instituto. Podría decir que con él toda mi vida empezó a tener un sentido. Mi vida ya no consistía en dormir y estudiar, ahora se componía de soñar y vivir. Tal vez era un chulo, un orgulloso o un imbécil, pero, tengo la suerte de estar con él. Tengo la suerte de pasar mis días con y para él. Tengo esa suerte. La suerte que creí que la vida se había olvidado darme.

Estuvimos una hora andando para meternos bien el bosque, donde no se escuchase nada. Donde solo se escuchaba la naturaleza. Era ese tipo de placer que no todos los días podías degustar.

-Me duelen las rodillas de andar Jose.

-¿Te gusta este sitio para quedarnos?

-No podría ser mejor. -Estábamos solos. Sólo árboles.-

Jose dejó la cesta en el suelo verde lleno de una especie de césped natural y la abrió. Sacó dos sábanas enormes. Primero colocó una, y luego posicionó la otra encima de la principal. Supongo que era para que el frío que desprendía dicho suelo no nos traspasase.

-¿Necesitas ayuda chulo? -Le llamaba así de forma cariñosa. Era como nos llamábamos cuando nos llevábamos mal.

-Tú relájate. Lo tengo todo planeado. Siéntate en las sábanas.

Le hice caso. De la cesta sacó su iPod rojo y un altavoz. Conectó el iPod a el altavoz y puso ''You're beautiful.'' Era una de mis canciones favoritas. Era tranquila, era bonita, era perfecta.

-¡Jose mira! -Un conejo estaba a unos metros de nosotros.- ¡Es precioso! Oh Dios mío, es adorable.

-Jajajaja, lo es.

-Jose, esto es precioso, pero no hacía falta. Estoy feliz contigo. Esto es... -Bufé.- De película. Esto es maravilloso.

-Te mereces esto, Ana. Mereces relajarte. Crees que no lo noto, pero no paras quieta. Cuando hay examen, me dices que te irás pronto a dormir, pero te vas a la madrugada, cuando estoy enfermo, vienes a cuidarme. Cuando alguien te pide un favor, lo haces. Intentas ayudar a todos, pero hoy es tu día. Hoy vas a descansar de todos.

-No hago todo eso el mismo día...

-¿En qué piensas?

-En que no merezco esto... Esto es propio de una película. Esto es algo que no pensé que nadie haría por mí. Es lo mejor que han hecho por mí, ¿sabes? Aquí puedo gritar todo lo que pienso. Aquí puedo correr y tirarme al suelo a descansar cuando quiera. Aquí... ¿Esto es el cielo?

-Hazlo. Grita. Venga.

-No... No hace falta.

-Hemos venido aquí a eso. Hazlo. No va a pasar nada malo. Decir la verdad no es malo.

No pensaba que decir la verdad era malo. Sé que no lo era, lo sé perfectamente. Pero mis verdades eran demasiado fuertes como para contárselo a Jose. Como para que no corriese de mí. Pero tenía que saberlo. Tenía que saber mi verdad. La verdad de porque yo era borde y antisocial.

Me levanté. Allá vamos.

-¡NO ME VOY A QUEDAR SOLA! ¡YO TAMBIÉN TENGO SENTIMIENTOS! ¡NO SOY BORDE, PERO SI NO SABÉIS QUE HABLÁIS NO OS VOY A HABLAR YO! ¡NO VOLVERÁS A HACERME VOMITAR! -Mierda. Me di cuenta demasiado tarde de lo que dije. No tenía que haber dicho eso.-

-¿Qué , Ana?

-Nada Jose.

-¡Ana! ¿¡Por qué!?

-Jose, no quiero hablar de esto...

-¡Ana!

-Jose, pues que... -Empecé a llorar. Esto me estaba superando. Demasiadas emociones en un día.- Jose, yo no me gustaba. Tampoco le gustaba a las demás personas. Los niños eran muy crueles. Y nadie me hablaba si no era para insultarme. Y en el verano que era para empezar el instituto, me metía los dedos para vomitar. Pero ya no...

-Júrame que ya no haces esas estupideces.

-Lo juro.

-Ana, es que eres estúpida. Tú eres maravillosa, y no por un físico. Eres maravillosa por dentro. Sabes jugar al Parchís mejor que nadie. Sabes tranquilizar al que sea. Sabes verle el lado bueno a las cosas cuando otros no pueden. Sabes como convencer a alguien para hacer algo. Tienes unos dones, que Ana... Nadie más los puede llegar a tener tan perfeccionados como tú. Eres maravillosa Ana. El mundo temblaría si supiese de ti. Temblaría como yo temblé.

Noviembre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora