Mi cumpleaños.

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Después de que Jose se declarará, no paré de pensar lo mucho que me gustaba él a mí.

Tocó el timbre y esperé a que Jose recogiera para salir juntos.

-Adiós, Ana. -Le dije a mi profesora de Cine. Todos le llamábamos Ana porque era como así le gustaba a ella, y cada vez que la llamaban, las dos respondíamos a la vez y luego nos sonreíamos. Me caía muy bien Ana. Era una buena profesora, y una buena persona. Nunca me había caído tan bien un profesor, pero yo a Ana no la veía como una profesora. La veía más bien como una conocida a la que le tenía muchísimo aprecio.

Cuando salimos, Jose me cogió la mano y con ello, todos los pelos de mi cuerpo se pusieron de punta.

-En cuatro días es mi cumpleaños, ¿sabes? Y había pensando ir al cine a ver Rec 4. ¿Quieres venir?

-Sí, pero, ¿qué te compro?

-Es un cumpleaños sin regalos. -Le sonreí. No quería que Jose me regalará algo, un cumpleaños no es nada importante como para recibir regalos.-

Miré la mandíbula de Jose, era fina, marcada. Subí hasta sus ojos y ellos también estaban mirando los míos. Jose me estaba explorando como yo le estaba explorando a él. Pero esta vez sus ojos no querían saber mis secretos, no querían verme trasparentes, no querían verme desnuda psicológicamente. Esta vez sus ojos me miraban con amor y deseo. Le besé. El cuerpo de Jose estaba tenso por la sorpresa del beso, pero al segundo se relajó y me rodeó con sus brazos la cintura, y yo por respuesta, le rodeé el cuello. Era un beso cálido, reconfortante... Y me eché a llorar.

-Ehh, ¿que te pasa, Ana? -Me dijo mientras me llevaba a la clase, para que llorase tranquila. Por suerte estaba vacía.-

-Nada. Déjame. -Pero claro que me pasaba, me pasaba todo, ¿pero que clase de mujer dice lo que le pasa a la primera pregunta?

-Venga, cuéntamelo.

-Pues que tienes que alejarte de mí. Yo soy borde y fría. Mi hermano dice que acabaré sola, y no le falta razón. No me gusta querer. No me gusta la gente. Me gusta estar sola. -Hice una pausa.- Bueno, me gustaba, porque desde el día de la lluvia sólo quiero estar contigo. Pero tienes que alejarte de mí, porque todo lo que quiero acabo destruyéndolo.

-Tranquila, Ana. Para mí no eres borde, eres borde con quien te molesta. No vas a acabar sola, vas a acabar conmigo. ¿Vale? Pero no me alejes de ti... Porque no quiero hacerlo. -Me abrazó y empecé a llorar como una niña pequeña.-

Estuvimos abrazados hasta que sonó el timbre indicando el fin del recreo y empezaron a llegar personas a la clase. Yo me fui con Vane y empecemos a hablar de nuestras cosas. Le conté lo que me acababa de pasar con Jose, pero Vanessa me puso mala cara.

-¿Que te pasa?

-Pues que a mí me cae mal. Es muy pesado, Ana. Y demasiado infantil.

Hice un esfuerzo sobrehumano por no enfadarme con ella ya que era mi amiga, pero yo necesitaba apoyo, y ella no me los estaba dando.

-Pero Vane, si apenas le conoces.

-Tampoco es que quiera conocerle más.

-Pues que pena, porque va a venir con nosotras al cine. -Vanessa me puso mala cara, pero le di un beso en la mejilla y se fue tranquilizando.- Te quiero.

-Yo a ti no. -Siempre respondía eso cada vez que le decía ''Te quiero'', pero cuando estaba triste siempre me decía mis virtudes, virtudes que ni yo sabía que tenía y me decía lo mucho que me quería.

La despedida con Jose esta vez fue distinta. Estuvimos hablando, riéndonos y picándonos. Pero cuando llegó el autobús de Jose, fue lo distinto.

-Te quiero, adiós. -¿Me acababa de decir te quiero? Estaba loco. Yo quería decirle que yo también a él, pero no podía. No me salían las palabras.-

-Adiós estúpido. -Le sonreí y nos dimos un piquito.-

Cuando llegó mi madre me dio un beso y yo le di otro. Quiero muchísimo a mi madre. Como todos los años me preguntó que quería hacer y que quería que me regalase por mi cumpleaños. Yo nunca le pedía nada, pero ella siempre me compraba algo precioso. El Don que tienen todas las madres de saber nuestros gustos supongo.

-No quiero nada de verdad mamá.

-Pero, ¿tampoco vas a celebrarlo este año? Hace mucho que no lo celebras.

Eso es cierto. Llevo años sin celebrar mi cumpleaños. La historia de ello es muy antiguo. Yo de pequeña era borde y antipática, pero era una niña como las demás, me gustaba jugar y celebrar mi cumpleaños, el día de Reyes y Navidades. Era mi séptimo cumpleaños, y invité a muchísimas niñas de mi clase, pero ninguna apareció. ¿Sus respuestas? Todas iguales. ''Yo no podía ir.'' ''Yo estaba castigada.'' ''Yo estaba mala''. Era pequeña, pero no tonta. Entendí la indirecta y no volvía a celebrar un cumpleaños. Pero este era distinto, en este cumpleaños tenía a Vanessa y a Jose.

-Pues sí. Sí lo celebraré mamá. Iré al cine con Vanessa y Jose.

-Vale. Espera... ¿Quién es Jose?

-Un amigo. -O un novio, ni yo lo sabía.-

El día paso como todos, hice los deberes, escuché música, leí, y toda mi rutina.

Los días siguientes también pasaron igual. La gente nos veía a Jose y a mí y nos preguntaba si éramos novios y nosotros decíamos que no. Vanessa y yo seguíamos quejándonos de madrugar. Mi hermano y yo seguíamos discutiendo de día y contándonos nuestra vida de noche. Y yo seguía contando los días para mí cumpleaños, no me gustaba celebrarlo, pero me encantaba preguntar que día era y que me dijeran el día de mi cumpleaños.

Llegó mi cumpleaños, mi hermano me dio dos besos y mi madre me cantó cumpleaños feliz. Por la tarde, mi padre me llamó felicitándome y diciéndome que me compraría muchas galletas de chocolate. En el instituto todos me cantaron feliz cumpleaños y Jose estaba realmente feliz, yo también lo estaba. Por fin mis queridos catorce años. Dijimos de vernos en el cine a las cinco. Yo recogería a Vane pero con Jose nos encontraríamos allí.

Ese día hacía frío. Todos los cinco de noviembre hacían frío, por lo menos los que yo recuerde, y sería normal porque es noviembre, pero todos los cuatro hacía muchísima calor. A lo mejor el día de mi cumpleaños era frío porque yo también lo era.

Cuando vi a Jose, tiré de la manga de Vane para ir corriendo hacía él, le di un beso y compremos las entradas y palomitas. Yo me senté entre Jose y Vane. En cuanto empezó la película, Vane me apretó la mano. A ella no le gustaban mucho los zombies, pero lo veía por mí, igual que yo por ella iría a la otra punta del mundo.

Jose me cogió la otra mano y me besó el cuello. Yo le seguí el rollo hasta que empezó la parte más fuerte de la película. A veces, Vane gritaba o yo me escondía la cara con las manos. Cuando casi terminó la película, Jose tiró de mi brazo para decirme algo al oído.

-¿Quieres salir conmigo?

En ese momento, ya no me hacía falta correr para sentirme viva, tampoco me haría falta conseguir algo para sentir felicidad. Ya no necesitaba abrigos para sentir calor. No necesitaba aire para sentir que mi cuerpo seguía manteniéndose en pie. Ya no necesitaba nada. Sólo a él. Sólo a Jose.

-Sí. -Y le besé.-

Noviembre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora