Capítulo 26

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Cuando entro al instituto, lo primero que noto es que no hay casi nadie en el pasillo, hoy el día esta soleado y seguramente se encuentran la mayoría en el patio jugando o las más pálidas tomando el sol. Subo al ultimo piso, donde están las cases de Bachiller y veo a Jimin en el pasillo, completamente solo hablando por el móvil, no para de moverse de un lado a otro con nerviosismo y discute con la persona que esta del otro lado de la línea.

-Pero mama... ¡no me importa!- grita ¿ha dicho mama?- ¿y que quieres que haga?- hace una pequeña pausa y ríe con fuerza- ¿estas mal de cabeza, mama? ¡no pienso volver!... porque no soporto ver lo *beep* que eres- le grita- el respeto se gana mama y tu ya lo perdiste al dejar que papa te maltrate- le reprocha- no te creo... cuando lo dejes volveré- dice después de un rato- si puedes hacerlo, pero no tienes valor. ¡Joder, entiende! Te he dicho que no... soy capaz de matarlo- y cuelga

Yo intento ocultarme o fingir que no he escuchado nada, pero ya es demasiado tarde. Tengo la mirada de Jimin encima que me mira sorprendido. Luego relaja el cuerpo pero su cara sigue tensa. Yo miro a otro lado y siento sus pasos acercándose a mi.

-¿Qué haces aquí?- me pregunta cortante

-Pues... ¿hay clases, no?

-Después del susto de esta mañana, no pensé que vendrías

-¿y que tendría que haber echo? ¿quedarme en casa llorando?

-No... pero pensé que te quedarías con tu princesita, ya sabes, agradecerle lo que hizo por ti. - dice con doble sentido

No me molesto en contestarle y entro a la clase, siento como la puerta se cierra unos segundos después, cuando miro, Jimin se acerca a mi, se detiene en nuestra mesa y se queda callado observándome mientras yo solo evito su mirada fingiendo buscar algo en mi mochila.

-¿Me odias?- me pregunta en un susurro

-¿Qué?- le pregunto sorprendida

-Que si me odias, ¿si o no?

-Jimin... ¿acaso de verdad te importa?

-Esta mañana me insultaste sin razón. Y dijiste que me odiabas.

-¿Sin razón? - digo incrédula- estaban a punto de golpearme y tu no hiciste nada- le reprocho- si no es porque llega Daniel...

-¿Daniel? ¿así se llama la princesita?- me pregunta burlón interrumpiéndome

-Si. - digo molesta - ¿y sabes una cosa? No es ninguna princesita, demostró ser un hombre cosa que no son tus amigos... ni eres tu.

Jimin se irgue y me mira atentamente, comienzo a arrepentirme de haber dicho eso, ¿es que acaso lo pienso en serio o fue lo primero que me paso por la cabeza? No importa, como quiera a él parece no haberle gustado ni un poquito. Pero, ¿y conmigo que pasa? ¿Él si puedo humillarme y dejar que lo hagan?

-No te iban a hacer nada, _____.

-Pues no parecía

-¿Sabes? - hace una pausa y respira profundamente- quizás debería pensar mejor lo que dices... y lo que haces.

-¿Es una amenaza?

-No. Solo te digo, que estos tíos no se andan con jueguecitos, no son como yo, _______... ellos no durarían en golpear a una mujer si lo tienen que hacer.

-¿Roberto también?

-No, Roberto solo es peligroso si esta drogado.

Yo me siento en mi sitio, no le respondo, tampoco sé que decirle, justo en ese momento suena el timbre y enseguida se escuchan las voces de todos entrando y subiendo escaleras. Lorena entra a la clase, hablando con Lucy, una compañera, me mira y hace como si yo no estuviera. Miro a otro lado, yo también puedo ser muy orgullosa, me limpio unas lagrimas que se me escapan, sin poder controlarlo y miro hacia el techo para controlarme e intento disimular. Pero Jimin me ha visto, sea lo que sea que este pensando, tiene que ver conmigo. Unos dos minutos después llega el profesor de Inglés y comienza la clase.

-¿Sabes una cosa, pececito?- me susurra en el oído aprovechando que el profesor no nos mira- yo no iba a dejar que ellos te golpearán, a pesar de que pienses lo contrario o es lo que pareciera. - yo volteo la cara para mirarle y me encuentro muy cerca de sus labios- yo soy un hombre. Mucho más que ese... ¿Daniel? Que tanto te gusta- dice con cierta molestia y mira hacia adelante

-No me gusta- me apresuro a decirle en un susurro, él me mira enseguida, sonríe sin mostrar los dientes con coquetería

-Genial. - se limita a decir

-¿Genial porque? - le pregunto deseando que diga lo que deseo escuchar

-Porque me gustas para mi, pececito.

 

Y así....el tiburón se enamoró del pececito. Jimin y ___(1° Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora