Maratón 3/3
Bajamos del auto y estábamos en frente de un edificio enorme y muy lujoso. En todo el camino ninguno de los dos hablo y ahora en el ascensor mucho menos.
Podía sentir su mirada desde la otra punta, el ambiente estaba tenso. ¿Qué tiene los ascensores?
Me reí para mi misma recordando la escena de 50 Sombras de Grey, sin duda mi vida parece una película!
Se abrieron las puertas, por fin. Sentí que volví a respirar. Entramos en la sala, la mayoría de los hombre eran todos mayores pero esto no fue un impedimento para que cuando cruce la perta sus miradas me estaban desnudando. La verdad me sentí intimidada y muy pequeña frente aquellos hombres.
Alexander se percató de mi nerviosismo y me susurro al odio
-Tranquila, yo te cuido- me dedico una sonrisa y me tomo por las caderas, la verdad eso no lo esperaba. Quería que todos se dieran cuanta de... ¿De qué?
Me sentí algo confundida pero actué normal, saludamos a todos y comenzó la junta. Sentía sus miradas de vez en cuando pero Alexander se encargaba de dejar bien en claro con tan solo su mirada que yo no solo era su asistente. La verdad es que se lo agradecía pero tampoco quería quedar como una trepadora que se acosta con su jefe para subir en la vida.
Siempre odie a esas chicas, que necesidad de hacer eso con sus vidas, deja que hagan lo que quieren con ellas como si solo fueran una cosa. Detesto que se vea a la mujer como un simple objeto sexual, ¿acaso nadie sabe los que son los sentimientos? Quizás yo sea demasiado romántica y sentimental, pero jamás vendería mi cuerpo o dejaría que alguien actuase como mi dueño.
Quizás sea por leer muchos cuentos desde temperan edad, pero creo en las almas gemelas, en aquella persona que nació para estar contigo. Quizás yo tengo muy mala suerte y no la encuentre en esta vida o la encontré y no me di ni cuneta. Es muy difícil reconocer a tu otra mitad.
Tome los apuntes necesarios e intentaba en todo momento no mirar demasiado. Pero enfrente mío, estaba sentado un hombre que tendría entre 70 o 80 años traje negro corbata, azul y unos ojos marrones, la verdad es que no dejaba de mirarme desde que entre, pero no solo me miraba se notaba en su mirada los obscenidades que se estaba imaginando sin contar que literalmente me estaba desnudando con la mirada. No estaba prestando atención a la reunión sino a mí.
Me sentía como una prostituta la cual los clientes están viendo si el paquete le gusta para pasar la noche. Agradecí que mi vestido era cerrado adelante por lo cual no se vean mis pechos, pero por su cara se lo estaba imaginando.
Solo quería salir corriendo, las ganas de llorar se estaban aproximando, nunca en mi vida me había sentido tan humillada como ahora. Pero no podía hacerle eso a Alexander, necesitaba el apoyo de estos accionistas y además este es mi trabajo soy su asistente.
Trate de contenerme y concentrarme en la reunión, cosa que fue imposible.
PV Alexander
Notaba como ella estaba tensa, ese hombre de ojos marrones no dejaba de mirarla, verdaderamente me estaba poniendo furioso. Podría ser su padre o su abuelo.
Intentaba concentrarse pero le era imposible. Sabía que no hacía nada porque sabía cuán importante era el apoyo de estos accionistas para mí.
¿A caso puede ser mas perfecta?
Hasta que note que su cuerpo estaba temblando al mirarla vi como sus ojos estaban inundados tratando de no llorar, y eso fue la gota que rebasó el vaso.
Prometí que la cuidaría, y sin duda que falle.
-Lamento interrumpir pero nos tenemos que retirar, terminaremos para la próxima - me levante, le tome su mano a la cual ella se sorprendió y salimos del edificio.
-Lo lamento tanto... yo - la voz se le cortaba y había empezado a llorar. Inmediatamente la abrace ella puso su cara en mi pecho mientras sus manos reposaban en mi cintura.
-Lamento no haberte protegido - estaba siendo completamente sincero.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, la verdad disfrutaba de tenerla entre mis brazos, otra vez y no me voy a cansar nunca.
Mientras lloraba acariciaba su pelo, su aroma llego a mi nariz, sin duda todo de ella me encantaba.
Ella se separó de mí y note que ya había parado de llorar
-vamos al hotel, quiero descansar - a lo cual fui a abrirle la puerta del auto, ella entro yo hice lo mismo y nos dirigimos hacia el hotel.
Al llegar la a compaña hasta la puerta del cuarto y le di un beso en la frente
-Descansa - y me di la vuelta para dirigirme hasta el sofá, hasta que escuche su voz
-¿Podrías quedarte conmigo? No quiero dormir sola - no sabía si aceptar, ¿dormir en la misma cama que ella sin poder tocarla? Pero al girarme para verla en sus ojos se notaba lo triste que estaba y no podía negarme.
No dirigimos hacia la habitación y nos acostamos, cerré los ojos y acto seguido sentí como su cabeza reposaba sobre mi pecho. Puse mi brazo rodeándola hasta alcanzar su cintura. No podía ser más perfecto, luego me dormí sintiendo su cuerpo junto al mío.
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No quiero enamorarme
RomansaIsabella tenia una vida rutinaria y solitaria su único entretenimiento eran los libros con ellos si se sentía cómoda. Todo cambio cuando un día entrando a su trabajo se choco contra algo y callo al piso. Unos ojos verdes la miraban mientras sus man...