Capítulo 15: ¿Así que soy hermoso?

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Me levante con mucho calor note algo al lado mío y era Alexander que dormía plácidamente con su brazo sobre mi cadera agarrándome como si no quisiera que me vaya.

La imagen me pareció tan tierna, hasta que el recuerdo de la noche anterior vino a mi mente, pero recordé que él no se asustó ni salió corriendo, todo lo contario se quedó conmigo y me apoyo en el momento que más lo necesitaba y lo más importante no me dejo sola.

Salí de la cama intentando no despertarlo, me duche poniéndome un short y una blusa suelta y me dirigí a la cocina a preparar el desayuno, cuando lo termine fui hasta la habitación y el aún seguía durmiendo.

Deje todo en una mesita y decidí tomarme un tiempo para míralo quizás no tenga otra oportunidad de admirar su belleza. Los rasgos de su cara en exquisitos, su pelo alborotado le daba una imagen muy sexy sin contar su hermosa y carnosa boca.

No pude contenerme y sin pensar en lo que hacía puse mis labios sobre los suyos el solo rose hizo que se me erizara la piel, el abrió los ojos y yo muerta de vergüenza me eche para atrás

-Que gusto levantarse así-dijo el poniendo una enorme sonrisa en su cara. Yo solo quería desaparecer, ¿Qué se supone que tenía que decir?

-Lo...lo siento yo solo-no pude terminar la frase porque él se había puesto sobre mi devorando mis labios los besos se hacían cada vez más profundo y luego de un rato nos tuvimos que separar por falta de aire.

Yo me senté en la cama y el hizo lo mismo, pero su sonrisa no se le salía de la cara.

-¿Asique te aprovechas de mi mientras duermo? -dijo el con un tono muy juguetón.

-Yo no tengo la culpa que seas hermoso- y luego de que vi su sonrisa me percate de lo que había dicho.

Soy una estúpida!

No pude haber dicho eso!

-¿Asique soy hermoso? -me está tomando el pelo

-Sí, pero he visto mejores-boom!!!

Solo sé que de un momento para otro de estar sentada en la cama me encontraba debajo del cuerpo de Alexander y sentía todo su peso encima mío, trate de zafarme pero los esfuerzos fueron en vano, ya que el era mucho más fuerte que yo.

Acto seguido me atrajo hacia él y puso su boca en la mía, besándome apasionadamente. Saco mi blusa y mi sostén, pasó las manos por mi espalda desnuda y yo gemí, sintiendo el empuje de su erección contra la cadera. Le lamí dentro de la boca, le mordisqueé el labio inferior, le acaricié toda la lengua con la mía. Los efluvios de nuestra fogosidad hacían el aire húmedo y cargado, una seductora mezcla de ardor y feromonas que soliviantaba a todas las células de mi cuerpo, me producía un hormigueo en la piel.

Le pasé las manos por el pecho, por encima de la camisa, y noté la dureza implacable de sus músculos. Fui siguiendo con los dedos las turgentes líneas del abdomen, para luego sacarle la camisa. De a poco las prendas fueron saliendo de mi cuerpo.

Llevé la mano a su bragueta y le desabroché dos botones que daban acceso a la cremallera, para luego sacarse el bóxer y quedar desnudo.

En esta posición me abrí hasta tenerlo dentro de mí, los gemidos comenzaron a salir de mi boca a medida que las embestidas comenzaban a ser cada vez más fuertes. Su temperatura subió de inmediato, su torso irradiaba un calor voluptuoso. Nuestras miradas se engarzaron a la vez que el placer se extendía desde el punto en que estábamos unidos. Nos quedamos así mucho tiempo, abrazados y desnudos.

Pero mi mente empezó a funcionar y la confusión se asomaba en mi ¿Y ahora como se supone que tengo hacer? ¿O decir? ¿Cómo vamos a seguir?

Volvió la cabeza y me besó suavemente, aliviando mis confusas emociones con las caricias de su lengua en mi boca.




No quiero enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora