Capítulo 2

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Después de la presentación con los chicos nos fuimos a tomar un café al que también se unieron Denis y Nacho.

-Bueno Caroline cuéntanos sobre ti-dijo Denis.

-No hay mucho que contar, tengo 18 años y estudio periodismo-dije mientras tomaba mi café- ¿y vosotros?-

-Bueno pues yo tengo 24 años -dijo Denis- y él tiene 25 -dijo señalando a Nacho.

Denis iba a seguir hablando pero mi teléfono comenzó a sonar.

-Disculparme tengo que contestar –dije mientras me levantaba de la mesa para contestar.

*Narra Erik*

Había amanecido nublado como siempre en Alemania, me levante temprano pues estaba muy cabreado, debido a mi lesión hoy me volvería a perder un partido y encima mi novia no estaba aquí para apoyarme porque se había tenido que ir a un concierto de no sé que, últimamente nunca estaba en casa y yo tampoco se lo tomaba en cuenta porque si no se enfadaba y no la volvía a ver hasta una semana después.

Mi teléfono sonó sacándome de mis pensamientos, antes de contestar mire la hora y vi que eran solo las 5:30 de la mañana, quién diablos seria a estas horas.

Cogí sin miran quien era y lo único que se oían eran suspiros y algunos gemidos, iba a colgar pero en ese momento un chico dijo algo que me resulto interesante.

-Déjale, deja a Erik y yo te daré todo lo que él no es capaz de darte, venga Jessica déjale, seguro que él no te hace esto –a lo que se oyó un gran gemido- ni esto –y se escuchó otro.

-Pero David no le puedo dejar-dijo Jessica con la voz entrecortada –si le dejo no podre sacarle todo el dinero que tiene y sabes que es mucho David, con él podría sacarnos a los dos de aquí y seriamos felices-cuando dije eso colgué.

Pero esta quien se creía solo estaba conmigo por mi dinero, eso sí que no me lo esperaba después de 3 años juntos. Tire con rabia el móvil al suele y este acabo hecho pedazos, me levante de la cama y me fui a duchar. Tras una corta ducha me vestí y me dirigí al centro donde tenía que ir para hacer la rehabilitación necesaria para volver al campo cuanto antes.

Después de casi 5 horas me fui a desayunar y luego volví para hacer algo de ejercicio en las máquinas y tras otras dos horas los ayudantes me dijeron que era mejor descansar si no mi lesión podría aumentar así que deje de hacer ejercicio, después de todo lo que quería era mejorar no empeorar.

Llegue a casa y allí estaba Julie mi nana de toda la vida, olía delicioso por lo que antes de ir a mi habitación a cambiarme fui a la cocina a saludar a Julie, la di un beso en la mejilla a lo que ella me respondió revolviéndome el pelo como me hacía de pequeño, solo que le costaba más debido a que ya no era un niño y le sacaba dos cabezas.

-Hola nana –la dije.

-Hola mi pequeño ¿Cómo estas hoy? Te noto cansado –me dijo con cara de preocupación.

-No es nada nana, pero antes de comer ¿te importaría ayudarme a algo?-la pregunte con mi mayor sonrisa.

-Claro Erik ¿en qué te puedo ayudar?-

-¿Tienes dos tijeras?-pregunte y ella solo asintió –perfecto pues ve a buscarlas y yo te espero en mi habitación –me levante del taburete y me fui de allí.

Pasados 10 minutos Julie entro en mi habitación y vio todo el desastre que tenía en mi cama.

-Erik ¿esa no es toda la ropa de la señorita Jessica?-

-¿Señorita? Esa mas que señorita es una bruja –dije.

-¿Qué te ha pasado Erik? ¿Qué te ha hecho?-me pregunto arrodillándose a mi lado para abrazarme.

-Me ha engañado nana, esa zorra solo estaba conmigo por mi dinero –dije sollozando.

-Está bien mi niño no llores, ten –me dijo extendiéndome la tijera.

Después de casi dos horas habíamos acabado de romper toda la ropa que Jessica guardaba en mi casa y se la metí toda en una maleta.

-Cariño ya estoy en casa –dijo Jessica cuando llego, como podía ser tan cínica de llamarme cariño cuando se estaba acostando con otro hace unas horas.

Baje las escaleras junto con su maleta.

-Hola mi amor ¿Cómo te fue el día en el trabajo? –la dije.

-Perfectamente aunque estoy muy estresada, creo que necesito unas vacaciones –dijo ella acercándose a mí.

-Yo también lo creo y como lo había notado te tengo una sorpresa –la dije.

-Así ¿Cuál? –me pregunto.

-Ten –le dije extendiéndole un sobre –es para ti, es una pena que no te pueda acompañar.

-Dios Erik cariño eres el mejor, pero ¿Por qué hay dos billetes si tú no puedes venir?-

-Es para que vayas con el tal David que te estabas tirando hace unas horas –dije apartándome de ella.

-¿Qué dices Erik? Yo no me estoy tirando a nadie –dijo mientras venía detrás mía intentando cogerme del brazo.

-Jessica ya no seas rastrera, escuche como le decías que solo estabas conmigo por mi dinero, la próxima vez que te folles a alguien no dejes el teléfono al lado, podrías llamar a alguien sin querer y ahora largo de mi casa –dije- y si no te vas por las buenas llamare al de seguridad –dicho esto subí a mi habitación.


Las vueltas que da la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora