CAPÍTULO 2

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Salí apresurada de mi hogar en busca de Christoph. Sabía donde él iría. Siempre se refugiaba en el parque donde íbamos cuando éramos niños. Le pude observar durante unos minutos y vi que algo le sucedía. Él estaba pensativo. De pronto, vi a una mujer, con un precioso cabello rubio, tez lechosa y unos penetrantes ojos verdes esmeralda. Era una joven muy bella. Se acercó a Christoph y comenzaron a charlar:

—Buenos días Christoph. ¿Qué tal estás?

—Hola Henriette— espetó mi hermano con cansancio.

—Parece que alguien no ha dormido bien— comentó ella irónica.

—No estoy para sarcasmos Henriette— dijo enfadado.

—Perdóname. No tenía intención de molestarte— arrepentida se sentó en el banco con mi hermano.

—Pues lo has logrado— formuló Christoph mirándola.

—Discúlpame no me había dado cuenta. Lo siento.

—No, discúlpame tú a mí. He sido muy brusco. Tú no tienes culpa de nada.

—Lo que te ocurre... involucra a tu hermana y a tu madre ¿verdad?

—Sí, son ellas. Nunca paran de discutir. Su relación empeora cada vez más y más. Menos mal que Astrid va a venir conmigo porque sino mi madre ya la habría echado de casa.

—No va a ir solo ella contigo al frente...— comentó ella tímida.

—Tú... ¿También vas a venir?

—Sí, me he alistado como enfermera. No pretenderás que me quede en Bremen a esperar como mi amado se va y no pueda acompañarle, ¿o sí?

¿Había dicho amado? ¿Christoph tenía novia? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me lo había dicho? Soy su hermana. Se supone que nos lo contamos todo. Sin poder contener más mi curiosidad, fui hasta donde ellos se situaban y me presenté ante Henriette extendiendo mi mano. Ambos estaban muy nerviosos, sobre todo ella. Los tres comenzamos a caminar por el parque sin rumbo fijo y ambos me contaron como se conocieron y decidieron comenzar una relación. Cuando finalizaron relatándome su hermosa historia, pude contemplar un brillo en sus ojos. Eso era verdadero amor. Soñaba día y noche con encontrar a alguien que me hiciera igual de feliz todos los días.

Los rayos de sol se filtraron por mi ventana iluminando mi oscuro cabello despeinado haciéndolo brillar. Mis párpados, con sus largas pestañas, se fueron abriendo poco a poco acomodándose a la luz que entraba a la habitación. En efecto, era un nuevo día. Me levanté y tomé un largo baño antes de arreglarme con uno de los atuendos que más me gustaban. Éste consistía en un vestido azul oscuro moteado, un cinturón fino blanco y unos zapatos negros clásicos de esta época. Tras acabar, bajé a desayunar con Christoph y Agatha. Era el último desayuno que íbamos a tener en "familia". Había pasado una semana desde que conocí a Henriette y afortunadamente, ella iba a ser mi compañera ya que a las dos, nos habían trasladado al mismo hospital donde trabajaríamos y ayudaríamos a los soldados.

***

Las semanas pasaron y nuevas enfermeras llegaron. Henriette y yo nos habíamos convertido en grandes amigas. Teníamos un carácter muy similar. Ella me confesó sus sentimientos por mi hermano y porque se alistó como enfermera. Su familia había sufrido mucho durante la Gran Guerra ya que su abuelo era un espía alemán y los ingleses le capturaron y le asesinaron.

Mientras ordenábamos las cajas con los medicamentos una muchacha pareja a nuestra edad, se acercó e indecisa consiguió hablar.

—Ho-Hola. Me llamo Gretchen— Henriette y yo nos giramos para poder observar a la joven que nos había hablado— Soy enfermera y me han destinado aquí. Me han dicho que ayude a ordenar todo este desaguisado donde están situadas ustedes y por ello me he acercado.

—Encantada Gretchen. Mi nombre es Astrid y esta es mi compañera Henriette— ambas la extendimos la mano y ella la suya— Un placer conocerte. Y nos puedes tutear.

—El placer es mío. Vosotras también podéis tutearme. Y... ¿Con qué comienzo?— dijo ella sonriente.

—Puedes ayudarnos a desempaquetar— señaló Henriette los medicamentos.

Con la ayuda de Gretchen acabamos antes y pudimos charlar unos minutos sobre nuestras vidas y aficiones. Al parecer ella provenía de Berlín y se alistó con el propósito de ayudar a los soldados. Tenía que reconocer que era una joven alegre, carismática y un poco tímida pero, lo que más me impresionó cuando la vi, era su afán por ayudar a los demás. Describiéndola físicamente era delgada y alta. Tenía unos ojos azules preciosos y una melena castaña larga que llevaba recogida.

Nota de autora:

Os subo otro capítulo de mi Gran Guerra. Espero que os guste. ¡¡Ya van saliendo más personajes!! ¿¿Os esperabais que Christoph tuviera novia?? ¿¿Qué opináis de Henriette?? ¿¿Y de Gretchen??

Christoph en multimedia.

Esmeralda❤️

Mi Gran GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora