Jueves 31 de julio 1941El ansiado día por fin llegó. En menos de un par de horas estaría en "Château Llevallois" para visitar a Erik. Durante esta última semana, me había imaginado nuestro reencuentro. El corazón me palpitaba de tal modo que retumbaban los latidos en mis oídos. Sentía miles de mariposas en el estómago que no me permitían respirar. Reconozco que no soy persona a la que le agrade arreglarse pero, la ocasión lo merecía. Llevaba uno de mis mejores vestidos; era aquel rojo carmesí que Christoph, mi hermano, me había regalado antes de estallar la guerra. ¡Qué sencillo parecía todo y sin embargo, cómo el ser humano complica su manera de vivir! La alegría y la esperanza se apoderaban de mi aflorando por los pétalos blancos bordados en el vestido. ¡Hacía ya tanto tiempo que no cubría mi cuerpo con una seda tan fina! Me sentía como en la primera cita, no sabiendo cómo actuar. Mis manos manifestaban inseguridad al no saber qué hacer con ellas: entrelazarlas, buscar desesperadamente un bolsillo imaginario en mi atuendo, unirlas frente a mí...
Mi largo y liso cabello suelto sobre mis hombros, también había sido fiel testigo de mi indecisión, pero a veces, lo más sencillo es lo más obvio. Según Gretchen, estaba muy hermosa pero la inseguridad hacía huella en mí. Cientos de preguntas se amontonaban en mi mente: ¿Y si no le gustaba a Erik? ¿Me seguirá amando o... se habría olvidado de nuestro amor?
Escapé de aquel laberinto de dudas cuando escuché la voz del cabo que me informaba de nuestra inminente llegada a Pontivy. Caía una lluvia fina aunque los rayos del sol no querían darse por vencidos. Nos acercábamos a una iglesia frente a la que lucía un hermoso y erguido melocotonero lleno de pequeños frutos que se asemejaban a las esperanzas de los feligreses que atravesaban las puertas del santuario rogando por la vuelta de sus seres queridos. Abrí la ventana para respirar el olor del lugar y pude llegar a oír los acordes del órgano de la iglesia y el rumor de los que allí oraban. Las casas que se situaban junto a la iglesia parecían ancladas en el turbio presente con sus puertas cerradas a modo de fortín y cortinas echadas. Solicité al cabo que me dejara junto a la iglesia, sin embargo, tenía órdenes estrictas del Doctor Haider de llevarme hasta mi destino, Château Llevallois.
Próximo al cauce del río se abría paso una pequeña carretera flanqueada por unas sólidas tapias de piedra. Conforme íbamos avanzando, se dejaban ver los tejados de una vetusta casa. Debía de tratarse de la hacienda de los Llevallois.
La lluvia cesaba y eso me permitía admirar los regios muros de la vivienda. Parecía un lugar idílico, abrazado por un frondoso jardín colmado de flores de llamativos colores y árboles frutales con finas y largas ramas. Un soberbio enrejado, apoyado en unos gruesos muros, dejaba ver la entrada principal y el acceso al particular jardín del edén de sus moradores. Me bajé del vehículo y busqué algún medio para advertir mi presencia si bien resultó infructuoso. Empujé la reja y conseguí mi propósito dado que nada ni nadie se dieron cuenta de mi persona. Encaminé mis pasos por la senda del jardín dejando atrás la entrada principal al escuchar una voces que provenían de un pequeño invernadero. El uniforme de Erik y sus galones le delataban si bien, junto a él de pie, una joven lo abrazaba y besaba con gran ternura. Ese particular jardín del edén se tornó en mi propio infierno. Tan solo deseaba escapar de allí, huir, correr... Mi mundo se hallaba inmerso y abatido por la decepción, la desconfianza, la ira y el CAOS.
Nota de autora:
¡Hola, hola! Lo primero: Vaya, vaya con Erik... ¿Os lo esperabais? ¿Qué pasará ahora? Como habéis observado, en el capítulo he puesto parte I. La siguiente la subiré más tarde o mañana. Estará narrada por Erik y como llegó hasta tal punto con Eléonor... Me imagino que aquí todos la odiaréis.
Lo segundo: ¡Estamos #82 en Novela Histórica! Muchas gracias a todos vosotros que leéis y comentáis. Para mí, es todo un honor que la gente disfrute con la obra.
Lo tercero: ¿No os habéis emocionado al recordar a Christoph? Yo sí...
¡El preciso vestido de Astrid en multimedia!
¡Votad y comentad!
Esmeralda❤️
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Mi Gran Guerra
Historical FictionAstrid von der Sichel es una muchacha hermosa, fría, calculadora y muy inteligente. La joven ama la medicina, por ello, decide alistarse al ejército como enfermera. Sin embargo, todo cambia cuando conoce al teniente alemán de infantería, Erik Fritz...