-Muchas gracias Sr. Wood.
Me despedí y salí, me habían entrevistado ahora, al parecer estaban apurados en contratar a alguien, el horario me venía bien, era de mañana y quedaba cerca de casa. Podía también hacer mis clases de teatro por la tarde y no me interferiría.- ¿Qué hora es?-me dije mirando el reloj-debía llamar a Iris antes de llegar pero lo descarte, estaba a pocas cuadras. Cuando entre al complejo vi a Mike y lo salude, me saludo muy atento preguntando como había estado mi día-bastante bien-le respondí y seguí camino. Los pies me dolían debido a que camine todo el día. Como de costumbre, si Iris se encontraba la puerta estaría sin llave, si no era así, me arrepentiría de no haberla llamado para no tener que esperar afuera sentada hasta que llegara. Pero tuve suerte, sin golpear, gire el picaporte y entre. Para mi sorpresa al entrar lo primero que exprese fue un simple ¡oh! seguido de miles de pensamientos por mi cabeza, si, ella estaba ahí sentada charlando con el señor traje, como no sabía que decir, lo primero que paso por mi mente para romper el hielo fue hacer una pregunta.
-¿Entre en el departamento adecuado? porque está muy arreglado, colorido y hay un hombre dentro de él.
-Si Sara ¡es el tuyo! permite que te presente, él es Peter.
-Hola Peter-Señor traje paso por mi cabeza.
-Hola Sara
-Veo que mi amiga ya te ha dicho mi nombre.
-Creo que las dejare, gracias Iris por el café-se acercó a la puerta apresurado.
-Oh, no, quédate si quieres, no te iras por que llegue yo.
-No, está bien, debo organizar un par de cosas y no quiero que se me haga tarde.
Salió y cerro la perta, al instante me di la vuelta y mire a Iris.
-¡Qué demonios!-levantando mis manos apuntando a la puerta.
-Aaaahhhh ¿vistes lo que es?-tapándose la boca con las manos.
-Si mejor tápate la boca, no quiero mi piso lleno de babas tuyas.
¡Sara! me dijo un tanto exaltada y faltaba que en sus ojos se dibujaran dos corazones, tome una taza de café y la obligue a que me contara todo, no le deje elección. Hablo desde el momento en que se le trabo la puerta esta mañana, todos los halagos habidos y por haber refiriéndose a Peter, creo que le gusta y lo sé por la emoción con la que lo cuenta.
Me describió los arreglos que hizo en el departamento, le dije que estaban hermosos, desde el momento en que me mude me genero bastante fiaca como para no hacerlo yo misma, preferí dejar las cosas en cajas y a medida de necesitarlas ir tomándolas en el momento justo, de todas formas se lo agradecí.
Yo le comente sobre la entrevista, si me confirmaban estaría más que agradecida y contenta, a esto me dijo que tenía ganas de quedarse en la ciudad, me hablo de los contactos de su padre y lo bien que le vendría empezar a ejercer su carrera aquí.
Nos interrumpe el teléfono, me mira, la miro, vuelve a mirar el mensaje y me dice que es Peter haciendo le una invitación, no puedo dejar de decir el primer pensamiento que aparece en mi cabeza.
-¿Ya tienes su número? ¡Valla que van rápido!
-Nos invita a una fiesta que da en su casa hoy por la noche.
-¡Valla! ¿Nos invita? ¿A las dos? yo pasó, sabes que las reuniones en grupo no son lo mío y menos con desconocidos.
-¡Vamos Sara! ¡Es su cumpleaños! estaré yo, no tendrás que preocuparte.
-¿Eso indica que iras entonces?
-¡Pues si! es su cumpleaños, habrá bebida, música, hace tiempo que no tenemos una fiesta.
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Decisiones del interior
RomanceSara Collins, una mujer independiente y estudiante de teatro, busca marcharse de Nueva York para cumplir un sueño en Londres. Cansada de que sus relaciones amorosas se deshagan y los pocos hombres que conoció en su vida la abandonen, promete cerrar...