Capítulo 11

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-¿Que harás tú? ¡¡ ¿Evan que le pasó a tu cara?!!

-Nada un contratiempo

-¿Mike que ha ocurrido?

-Un muchacho que vino a buscarte le hizo eso, estaba borracho, Evan no le hizo nada.

-¿Que muchacho Evan? ¿Thomas ha hecho eso?

Evan miró a Mike, definitivamente no le agradó que me lo contara.

-¿En serio ha hecho eso?

-Estoy bien Sara, ya pasó.

-Vamos a casa, adiós Mike.

-Adiós Mike-dijo Evan

-Compórtense chicos

Fuimos al departamento y entramos, me explico lo que había sucedido, estallaba de bronca, no podía soportar la actitud de Thomas, estaba yendo demasiado lejos.

-¿Que hizo ponerlo así Evan? ¿Porque llegar a pegarte? Explícame

-Estaba borracho

-No me parece justificativo

-Yo creo que es suficiente, un borracho agresivo y punto.

-¿Estás seguro? Se sincero, siempre andas con vueltas

-Vine aquí a hablar de nosotros Sara, no de tu ex

-Tú lo dijiste, mi ex ¿y?

-Se enojó conmigo por cosas que le dije

-¡Sigues dando vueltas Evan!

-Le dije que tú no estabas, que se fuera, que él era tu pasado, se enojó y dijo que serías de él a toda costa, quería competir como si tú fueras un trofeo

-¿y porque le dijiste que se fuera cuando estaba aquí? Tú no tienes derecho a echar a nadie de mi puerta, ni de mi vida.

-¡Perdona! Sólo me enoje por las cosas que dijo de ti....

-Puedo defenderme sola Evan, no tienes por qué cuidar de mí, ¿porque quieres cuidar de mí?

-¡sólo te defendí!

-¡Sigues dando vueltas!

Me acerqué a él mirándolo cansada de un juego de palabras que no llegaba a ningún lado. Se me acercó con prepotencia.

-¡Bien! sabes que Sara, ¡estoy harto! ¡Nada te viene bien! y te lo voy a decir de una vez por todas. Quiero que él sea tu pasado y yo tú presente, tu todo y él tu nada, ¡no soporto verlo cerca de ti!

Escuchaba todo lo que me decía, comencé a llorar inundando mis ojos de dolor por no saber qué hacer, el miedo se apoderó completamente de mí cuerpo estallando todas las emociones acumuladas, todo lo que sentía sin poder manejarlo, todo sumaba, un rejunte de emociones y cuando me abrazó pude soltar todo, él provocaba que yo fuera un volcán en erupción.

-Perdona, no quería ponerte mal, mírame nena ¡por favor!

Me levanto la cara con sus manos y sello mi boca con un beso, mi debilidad estaba a flor de piel y me deje vencer. Las lágrimas hacían que los besos fueran más húmedos y pude notar como ese sabor salado se convirtió completamente dulce. Me besó enloquecido tomando mi cintura, encendiendo en llamas cada rincón y extremidad de mi cuerpo. Podía notar la fortaleza de sus brazos haciendo que me fundiera en el por el mismo calor de nuestros cuerpos, éramos dos en un mismo cuerpo, pegados como un imán difícil de soltar. Cuando volví en sí, me aparte pero volvió a abrazarme fuerte contra su pecho.

Decisiones del interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora