Sorucso

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Tras lo anterior, Gandalf guardó las canicas que le quedaban -unas doce- y se metió en su cama. Examinó las paredes de la torre, tan antiguas y macizas; su forma, redonda... no cabía duda: era el torreón que no se había derrumbado. Gandalf se sintió algo apenado.

Cuando Gandalf hubo terminado el desayuno a la mañana siguiente, él y su tutor se colocaron en la cima de la torre.

- ¿Listo?

- Desde luego.

Gandalf cerró los ojos, suspiró y visualizó el águila volando entre un bosque de conníferas. Pero esta vez, también recordó cómo eran sus verdaderos padres; fuertes y nobles, justos y valientes, amables y libres; al chico le parecía que los hubiera conocido, aunque, por desgracia, no fue así; y de su benefactor, al que debía su felicidad.

Entonces el águila, que se encontraba de un conocido precipicio, le susurró:

- Salta, Gandalf. Vuela.

Gandalf, aun con los ojos cerrados, visualizando aquella imagen, saltó, y un águila diez veces mayor que un león lo cogió en pleno vuelo y lo situó en su lomo. Gandalf abrió los ojos atónito. Tenía unas plumas castañas con motas negras, suaves y brillantes. Su pico parecía de oro, sus garras estaban tan afiladas como cuchillas y sus ojos grises centelleaban con el sol poniente. Sí, estaba oscureciendo, el conjuro le había tomado más tiempo del creído. El águila y su jinete gritaron de júbilo y detrás de ellos aparecieron dos águilas más, y luego, otras tres y otras seis... Un espectáculo digno de contemplar, sobre todo, porque el pequeño aprendiz se había logrado ponerse de pie sobre el titán alado. Gandalf surfeaba por los cielos. Calnator rio de satisfación mientras observaba a Gandalf. Este podía sentir cómo el viento le balanceaba y cómo el frescor de los árboles ascendía hasta los cielos. Pero también contempló desde allí arriba el augurio de un mundo mejor, un mundo sin oscuridad.

***

- El gremio que ha formado Larej se llama 'Sorucso' -empezó Calnator durante la cena, ya en la cocina-, está formado por tan solo diez magos, o sombras que lo acompañan... Son los que viste ayer en el bosque; no obstante son muy poderosos. Hay quien dice que son indestructibles. Bien, su lider -dijo mientras tomaba un bocado de estofado-, es Larej. Lo diferenciarás por su horrible vestimenta, porta un cinturón de oro.

- ¿Se supone que los debo derrotar yo? ¿A todos?

- Cada cosa a su tiempo, además prosperas rápido.

- De todos modos no les temo -dijo el chico intuyendo que la respuesta de su maestro era un 'sí'-, te hice una promesa.

- Gracias Gandalf ...-lo miró a los ojos.

- Eres de lo que no hay -terminaron al unísono y rieron durante la noche.

GANDALFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora