capítulo 4

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Narrado por Alba.

Intento contactar con mi hermano, Victor, para que me lleve a casa. Llamo unas cinco veces y no recibo respuesta, seguro que estará borracho. ¿Qué hago?

—¿Quieres que te lleve?—me dice el cerdo ese.

Cuando lo vi en la fiesta me pareció muy guapo pero es un maldito cerdo, ¡quería meterme mano! Me da asco solo de pensarlo, ¡no lo conozco!

—Ni de broma.—contesto.

Él se ríe y se apoya en su moto mirándome.

—¿Qué miras?

—A ti.

—¿Por qué?

—Eres preciosa.

—Y tú eres un gilipollas y estás borracho—le digo enfadada—. ¿Puedes irte?

Él pone una sonrisa torcida y niega con la cabeza.

—Seré todo eso que dices pero no te voy a dejar sola de noche por muy pijo que sea este sitio. Es peligroso.

—Puedo protegerme sola.

—De lo único que uno no se puede proteger es de sí mismo.—añade. Le miro extrañada y él dirige su mirada hacia la carretera. Es guapísimo, en serio. Tiene un perfil muy atractivo y sus labios resaltan muchísimo. Estamos unos minutos en silencio hasta que me mira y pregunta—: ¿Quién te recoge?

—Eh...—decido no mentirle—. He llamado a mi hermano para que me recoja pero no contesta.

—Pues tenemos toda la noche hasta que dejes de ser tan estirada y te subas en mi moto para que te lleve a casa.

—Eso te va a llevar más de una noche.

Se ríe a carcajadas. Tiene una risa cálida y no sé, pero noto que no ríe mucho, que es difícil sacarle tal carcajada.

—Bueno, cuéntame sobre tu vida.—me propone.

—No te conozco.

—No te estoy diciendo que me digas tus datos personales, sólo que me cuentes algo. Aunque sea de tu amiga, la que se está tirando a JJ.

—Es mi mejor amiga.

—Eso ya nos lo ha comentado ella—pone otra vez esa sonrisa torcida—. Tengo una pregunta: ¿ella de verdad es una pija? Parece más de mi barrio.

—La gente con dinero no tiene por qué ser pija como tú dices.

—Lo sé, mi padre tiene dinero y es de todo menos pijo.

—¿Te llevas mal con él?

—Ajá.

Noto que ese tema le afecta. Pasan los minutos y ya son la una y media. Quiero ir a casa. Se me ocurre una tontería y la llevo a cabo.

—¿Me puedes llevar?—le pregunto.

Manu me mira asombrado y sonríe. Coge un casco y me lo da.

—¿No llevas casco?

—No importa, sube.

Fue el principio de una larga historia.

wanted; manu ríos || canceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora