capítulo 5

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Narrado por Manu.

Alba se sube a la moto y se abraza a mí. No pensaba que lo fuese a hacer sin que la obligase, que preferiría hostiarse antes que agarrarme. Me hizo sentir bien tenerla abrazada a mí. Cada semana tengo una chica diferente ahí detrás, pero ella es diferente... Es tan inocente, tan educada, tan estrecha. Es como Kelsey, pero el triple de estrecha. Y pija, eso siempre.

Arranco mi moto y acelero, a lo mejor voy demasiado rápido, porque Alba me abraza con las fuerza. Me entran ganas de ir aún más rápido para que me agarre más fuerte.

—¿Dónde vives?

Intenta articular alguna palabra pero está tan asustada que no puede. Aparco en un sitio que había a la izquierda. Se quita el casco.

—Por...—respira hondo, pobrecita—. ¿Por qué paras?

—Para que puedas hablarme—le digo riendo—. No podías articular palabra.

Se sonroja y me parece adorable. Apenas puedo verla, pero con la luz de la farola de mi derecha, me es suficiente para admirar su rostro.

—Vivo en la calle Marín, al lado del super.

—Eso está a un trecho de aquí, ¿podrás aguantar?—me acerco a la moto y le sonrío picarón.

—Claro.—dice—. Bueno, no sé. Ya veremos.

Me río y me subo. Le doy su casco y se lo pone, me vuelve a abrazar y yo me siento como en el cielo. Es genial.

Cuando acelero me agarra aún más fuerte que antes y suelto una carcajada. Sé que ella quiere responderme y decirme que no me ría de ella, llamarme capullo y miles de cosas más, pero está cagada.

A mitad de camino, está más relajada, me aprieta menos fuerte. No sé si debería alegrarme. Ahora apenas la noto. Además, voy bastante más lento ya que apenas hay coches, así estamos mas tiempo juntos.

—Cuando le coges el gustillo, está guay.—dice.

—Hostia, sabes hablar.—río—. Hashtag: #flipando.

Se empieza a reír a carcajadas y yo la acompaño. Lo del hashtag nunca falla.

—Si quieres damos una vuelta más larga.

Noto que se lo piensa ya que tarda unos minutos en responder.

—¿A dónde pretendes ir a la una de la mañana?

—No sé, la verdad.—me río—. La verdad es que si fuesen las cinco o las seis sería mejor.

—¿Por qué?

—Veríamos el atardecer o haríamos algo de ese estilo.

—Estaría guay.

En un minuto y poco, aparco enfrente de su casa. Me bajo. Ella también y me da el casco. Antes de entrar me dedica una sonrisa.

—¡Gracias por traerme!—dice en un susurro.

Cuando va a cerrar la puerta, tengo el impulso de llamarla.

—¡Alba!

—¿Qué pasa?—dice alarmada.

—Cuando quieras ver el atardecer y sentirte infinita, este capullo está disponible.

Me sonríe y cierra la puerta.

wanted; manu ríos || canceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora