Se había ido de verdad.
El muy idiota se había marchado al inframundo. Y por supuesto era culpa suya, Will Solace. Sin embargo, a casi nadie parecía importarle. La mayor parte de los campistas ni siquiera notaba su ausencia, como si todo siguiera exactamente igual que antes de su partida.
Vale, todos sabían que Nico Di Angelo no era exactamente lo que se dice una persona sociable. Pero igualmente, era conocido por haber traído la estatua de la Atenea Partenos al campamento junto a Reyna Avila Ramírez-Arellano. La que, por cierto, estaba también realmente preocupada por la desaparición de su amigo. Desde que se había enterado se mantenía en contacto con el Campamento Mestizo casi a diario, esperando noticias sobre Nico.
Aparte de ella, solamente los ex-tripulantes del Argo II habían preguntado por el hijo de Hades. Jason y Percy fueron los primeros en enterarse:
Aparecieron en la enfermería apenas unos minutos después de que Nico se marchara, con la intención de visitarlo. Pero cuando aparecieron en la enfermería lo único que encontraron fue un Will lleno de rabia e impotencia, despotricando a gritos algo sobre los hijos de Hades y los viajes por las sombras.
- Vaya, vaya... Ya sabemos quién ha discutido con alguien hoy, ¿eh? - Murmuró Percy al comprobar que el rostro del Hijo de Apolo estaba totalmente rojo.
Will no solía enfadarse a menudo, pero cuando lo hacía, su cara se teñía de un intenso color escarlata, cosa que a los demás campistas les resultaba de lo más divertido, pero procuraban no comentarlo en voz alta, a menos que quisieran toparse con la ira del capitán de la cabaña de Apolo en sus propias narices.
El chico les lanzó una mirada cargada de fastidio y expulsó aire por nariz, poniendo cara de pocos amigos. A continuación se pasó una mano por el pelo, intentando calmarse.
- ¿Qué queréis? - Preguntó.
Los dos chicos intercambiaron una mirada un tanto confusa, luego, dieron un par de pasos hacia delante.
- Mh... Creo que es obvio... - Tanteó Jason. - Venimos a ver a Nico.
- Pero, por lo que veo, no está aquí. - Completó el hijo de Poseidón, echando un vistazo a la camilla vacía.
Will apretó los dientes y tensó los hombros bruscamente al escuchar aquel nombre. Resopló molesto y se cruzó de brazos.
- Nico se ha ido. - Espetó.
De nuevo, Percy y Jason se miraron sorprendidos, sin comprender del todo.
- ¿Qué se ha ido? ¿Adónde?
- Al infierno.
- ¡Woah, woah! - Se apresuró a exclamar el hijo de Júpiter. - Vale, tío, se nota que te has peleado con él, pero tranquilo.
- Ahora en serio, ¿dónde se ha ido? - Agregó Percy.
- ... Ya os lo he dicho... Al infierno. Al inframundo. - Aclaró.
Will prosiguió a contar su pelea con el hijo de Hades, la razón por la que Nico se había marchado tan repentinamente. A medida que hablaba, sentía que tanto su ira como sus fuerzas lo abandonaban, hasta el punto de tener que tomar asiento de nuevo.
La cabeza le daba vueltas. ¿Qué había hecho?
¿Acaso no conocía el carácter de Nico? ¿Cómo pudo responder a su enfado de la misma manera, con gritos? Él era un médico, tendría que haberlo visto venir. Pero se dejó llevar por la rabia del momento, y ahora Nico se había ido, y todo era por su culpa.
Lo echaba terriblemente de menos. Nunca había pensado que el Rey de los Fantasmas fuera tan importante para él, ni que notaría tanto su ausencia. Will Solace siempre se había considerado una persona bastante independiente. Nunca había pensado que podría echar de menos a alguien, porque las personas que quería estaban en su mayoría en el campamento, junto a él.
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El Refugio de las Almas Olvidadas. (Heroes Of Olympus)
Teen FictionLas semanas pasan con calma y sosiego en el Campamento Mestizo... Desde que los siete semidioses de la profecía lograron acabar con Gaia, la Madre Tierra, todo se mantiene en absoluta tranquilidad. Sin embargo, cuando parece que nada podría arruinar...