Capítulo 5

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Vamos a recapitular esto, me fui de mi casa, confié en un demonio, el demonio me presentó un chico, ese chico era un idiota, el demonio se contagió la idiotez, y me retó.

Bueno, ahora vamos a asegurar el futuro, le ganaré al demonio, se quitará lo idiota, el chico me ayudará, terminaré siendo un demonio y ayudaré con mis poderes a los buenos.

Claro, siempre evitando contagiarme del chico. Ahora sirve ser higiénica.

Eso exactamente va a pasar. Si no pasa como lo dije, esto será una mierda.

Más te vale que me entiendas mundo, ya que si vamos a hacer algo, será a mi modo.

Mientras camino hacia la tienda de papas fritas, pienso en la cara de Len cuando me vea sana y salva entrar por la puerta del apartamento. Va a tener la misma cara que el chico.

Un momento, ¿Qué la tienda de papas fritas no está al lado de la de Todo Para Skates?

Allí trabaja el duende peliazul. Vamos a ver qué tal está...

Entré abriendo las puertas con los brazos estirados, en modo de super entrada. Para impresionar, hay que exagerar.

Pero fue inútil, ya que no estaba en el mostrador, había un chico de cabello negro verdoso y ojos azules en su lugar. Para que quede claro, azules, no celestes. Lo que me extrañó que tuviera una auriola en su cabeza. Igual, no le dí importancia.

- Hola, ¿Qué necesitas?

- Busco a Felix, cabello de planta. ¿Está aquí?

- No, está de vacaciones. Dijo que debía hacer un trabajo. ¿Le digo que viniste, cabello de esponja enjabonada?- El maldito replica en mi cabello azul y blanco

- Okay, dile cabello de brócoli.

- Bien, cabello de tela con cloro.

-Adiós, ojos de limpia-pisos.

- Hasta luego, ojos de menstruación.

- Pero que asco.

- Ese es el punto.

- Me llamo Free - Dije cortando la saga de apodos

- Me llamo Locked Maximus.

- Que irónico.

-Sinceramente, sí, es algo irónico.

Salí por la puerta y me quedé parada de espaldas a la entrada. Ahora que lo pienso, siempre salgo con algo nuevo de allí, primero el Skate, ahora un conocido, ¿Mañana será un elefante?

Puede ser...

Ya, Free, ya tanto servía ser higiénica y te estás contagiando idiotez aguda. Ya podrían llamarte Felix.

No gracias, mejor me quedo con mi cabello azul y mi cabeza de casi demonio.

Caminé hacia la parada del autobús, pero sentí que me miraban. Paré en seco y me dí la vuelta.

Que suerte, estaba el peliazul sin cerebro utilizable. Pero para mi sorpresa, estaba casi llorando.

-¿Qué te pasa? 

-¿Cómo es que...? ¿Estas viva? ¿Hablaste con Locked?

-Tu compañero de trabajo, es bueno con los apodos.

- Es un amigo. Un ángel, literalmente.

- ¿Que es eso de que si estoy viva?

- Las visiones, decían que...

- ¿Visiones?- Len no me contó algo, es un pendejo.

- Oh mierda, hablé de más.-Respondió agitado- Al punto, te acompañare en el resto de los dos días.

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