18-Esos momentos que solo son recuerdos

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-Honey, tienes que comer-

Probablemente era la décima vez que intentaba alimentar a mi amigo, pero él seguía mirando por la ventana, como esperando algo

Pero ¿Qué?

-Si no comes Felipe se enfadará- sugerí sabiendo que él reaccionaría

Finalmente me miró, con sus ojos oscuros carentes de cualquier brillo

-No tengo hambre-

Apreté mi puño, deseando por enésima vez capturar al jodido enfermo que fue capaz de dejarle en este estado y sacar a relucir mi lado más sádico

Oh, sí y probablemente de tenerle en frente le pediría ayuda a Diego para torturarle

-Entiendo, pero algo debes comer-

Benjamín volvió a mirar por la ventana

Reprimí una maldición y rogué para que Felipe llegase pronto

Incluso si mi mejor amigo seguía resistiéndose, el rubio no estaba dispuesto a permitir que con él también actuara de esa forma y le obligaba a aceptar su cercanía

-¿Recuerdas cuando nos escapábamos de clases para ir al parque?- interrogué con nostalgia

Era divertido... increíblemente divertido saltarnos clases (incluso obligar a Matt a ceder era divertido) y correr por las calles hasta el parque más grande de la ciudad

-Había una laguna, y a ti te encantaba pararte en el borde y mirar tu reflejo en el agua- recordé

-... y Matt siempre se resistía pero terminaba recostado bajo el árbol más grande, simplemente mirando el cielo-

Mi mejor amigo volvió a mirarme, lágrimas caían por su rostro

-Tú te metías al agua- acotó con voz desgastada

Asentí entusiasmado

-Ustedes siempre intentaban detenerme pero yo me escapaba y me arrojaba al agua-

Luego volvía a clases con el cabello mojado, y terminaba besándome con mi hermano en el baño de los profesores del último piso, ese que nadie ocupaba y por eso nos servía de escondite

Mi pecho se oprimió, con suerte teníamos trece años y yo ya estaba haciendo cosas que muchos calificarían de inmoral

"Como si alguna vez te hubiese importado"

-¿No te gustaría salir de aquí?- cuestioné rindiéndome y apartando la mesa con la comida de mi amigo

Él miró la ventana con ansiedad

-¿Somos juguetes Evan?-

¿Por qué me preguntaba eso?

-¿De qué hablas?-

Tardó varios minutos en responderme, pero esperé pacientemente, agradeciendo que al menos me hablara

-¿No lo has notado? Nuestras vidas que parecen tan perfectas por fuera... se siente como si no tuviésemos el control, no realmente-

-¿Crees que eres un juguete para Felipe?- me burlé

Su silencio me tomó desprevenido

¡Él realmente lo pensaba!

-Sweetie, no podrías estar más equivo...-

-No me importa si lo soy- susurró

¿Un juguete?

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