Cara a cara

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Es desesperante. Es tan desesperante que ahora quiero gritar y tirarme de los pelos. ¿Como es posible cambiar tanto en persona? Conoces a alguien por internet, habláis, habláis muchísimo. Habláis hasta el punto de que sientes que ese alguien es la persona que más te conoce en el mundo. Hasta el punto de que si un día no hablas con él te sientes extraño. Muy extraño. Y no sé. No sé como es posible que sintiéndome así con ese chico, de repente dejáramos de hablar. No fue de un día para el otro, creo que más bien fue poco a poco. Cada vez hablábamos menos, y llegamos al punto de ya ni hablar. Y no sabes como me arrepiento de haber dejado de hablarle.
Como he dicho antes, lo conocí por
internet, pero yo ya le había visto un par de veces en persona. Va al mismo equipo de fútbol que yo, pero en una categoría mayor. Yo tengo 16 años y él uno más. Nunca habíamos hablado antes, pero no es que fuera un completo extraño. Empezamos a hablar en una red social de la que ni recuerdo el nombre. Cuando tuvimos más confianza, me dio su teléfono y pudimos hablar más seguido y más fácil. Era algo rarísimo. Cuando hablábamos por el móvil era muy... es que no sé como decirlo. No atrevido, pero digamos que no le importaba hablar de cualquier cosa. Sin embargo cuando nos cruzabamos en los campos donde entrenabamos, no pasaba de un "hola" tímido o una pequeña sonrisa y bajar la cabeza. Era como dos personas diferentes: cara a cara era muy tímido y por internet de tímido no tenía nada. Yo nunca he sido tímido, al contrario, me encanta hablar con todo el mundo y ser muy sociable. Pero cuando me cruzaba con él o le veía, no era capaz de hablarle normal. Tampoco yo era capaz de pasar del "hola", y jamás había tenido tantos problemas para hablar cara a cara con alguien. Así que poco a poco nuestra relación se fue distanciando. Ya no hablabamos por internet, tan solo nos saludábamos cuando nos veíamos en los campos. Me dio mucha pena, pero estuve tan ocupado pensando en otras muchas cosas que estuve casi un año entero sin verle ni hablar, ni siquiera pensaba en él, o por lo menos no que yo recuerde. Pero hace relativamente poco volví a verle. Su pelo estaba diferente, mucho más largo y la verdad es que se veía muy bien. Cuando le vi de nuevo, volvieron todos los sentimientos que crecieron en mí en ese tiempo que estábamos tan unidos. Sentimientos que ni siquiera yo sabía que tenía. Es decir, no me puedo enamorar de alguien a quien no conozco en persona, aunque le conozca casi mejor que a mí mismo. Ni siquiera podíamos decir más de dos palabras si no teníamos el móvil delante, de modo que una relación amorosa hubiera sido imposible. Sus gustos no me preocupaban, muchas veces me dijo que había salido tanto con chicos como con chicas. Ahora entiendo por qué me enfadaba tanto cuando me contaba sobre sus exnovios o exnovias, en aquellos tiempos pensaba que era envidia porque yo no había tenido ninguno. Nunca me han atraído las chicas, me he fijado en bastantes chicos, pero siempre con la suerte de que ninguno era homosexual. Así que sí, se podría decir que me empezó a gustar sin saber como era en persona, sin saber si sonreía con dientes o si se reía poniendose la mano en la boca, sin saber si miraba a los ojos, sin saber si era cariñoso, sin saber ninguno de sus gestos corporales, sin saber como caminaba o si escupía al hablar. Ni siquiera sabía como era su voz, ya que el "hola" solía ser más bien un susurro o una lectura de labios. Pero yo no sabía que sentía él por mí. Recuerdo una vez que me preguntó si saldría con alguien a quien no conociera en persona, sino solo por internet. No supe si tomármelo como una indirecta o simplemente como una pregunta, así que dije que sí y continuamos hablando como si nada.
Pero cuando le vi el otro día y después le envié un mensaje y hablamos de nuevo, no sentí la misma confianza que teníamos antes. Hablamos apenas quince minutos y yo estaba tan decepcionado que no volví a hablarle ni a pensar en él. Hasta que me lo encontré en la feria.
Él iba caminando con sus amigos y yo con los míos, y le vi a lo lejos. No sé por qué, pero mis piernas empezaron a dirigirse hacia allí. Estaba hablando con uno de los chicos que estaban a su alrededor, y yo me paré justo delante. Quería que me viera y que me saludara con esa sonrisa de nuevo. Después de estar ahí un rato con la excusa de ver de qué iba la atracción que estaba al lado, me miró. Yo le miré, y el me sonrió. Yo sonreí y susurré un "hola" totalmente imposible de escuchar entre tanto ruido. Pero el debió de leerme los labios, porque me contestó con otro "hola". No me atreví a seguir ahí, sentía que iba a hacer el ridículo si me quedaba más tiempo mirándole como si fuera un acosador. Mis amigos tiraron para delante, y yo los seguí. Notaba la mirada de interrogación que Lorenzo me estaba poniendo, él había visto la sonrisa estúpida que tenía en la cara y quería que le contara el motivo. Y obviamente tenía que hacerlo, él era mi mejor amigo y no podía ocultarle nada. Así que nos alejamos un poco del resto caminando por detrás y se lo conté. Desde como empezamos a hablar hasta lo que sentía ahora que le había vuelto a ver. Y como el mejor amigo que es, tuvo que hacer la maldita pregunta:
- ¿Y Daniel? ¿Ya no te gusta?
Daniel era un chico de mi clase. Es el típico chulito, pijo y egocéntrico que se cree genial. Por desgracia yo este último año no había podido evitar caer en su juego de seductor. Me molestaba que las chicas le tocaran, y créeme, lo hacían muchas. Él jamás se iba a fijar en mí, no solo por ser completamente heterosexual, también porque yo no formaba parte de su "super mega guay grupo de amigos". Así que simplemente me negaba a creer que semejante idiota pudiera gustarme. Pero así era. Creo que me gustaba su parte buena, la que sacaba de vez en cuando, y odiaba su parte mala, la que le dominaba en su mayoría. De modo que tenía una especie de amor-odio hacia él, por lo que estuve todo el curso preguntándome cual de las dos emociones ganaba. A él también le había visto en la feria, manoseando a una de sus amigas, aunque supongo que ahora serán algo más que amigos, o quizá no, porque esa chica se deja tocar por todos. El caso es que me molestó, pero no demasiado. No era como si estuviera celoso, era más bien envidia. Yo quería que alguien me mirara como ellos se miraban y me sonriera como ellos se sonreían. Quería que alguien me quisiera de ese modo.
Le dije a Lorenzo lo que pensaba de Daniel y que ya me daba igual lo que él pensara de mí. Él sonrió, y me dijo que diéramos más vueltas para ver si nos volvíamos a encontrar a Mario, el chico ese del que te hablé al principio. Y yo le sonreí de vuelta, porque Lorenzo me entiende y no le importa que a mí me gusten los chicos. Se lo dije nada más aceptarlo del todo, porque al principio me costó aceptarlo. Y él en vez de alejarse de mí o mirarme con asco, me sonrió, me abrazó y me dijo que jamás se alejaría de mí, y menos por semejante tontería. Así que estuvimos dando vueltas en la feria un buen rato más, pero al final se nos hizo tarde y todos tuvieron que irse. Yo también me fui. Me sentía un poco decepcionado por no haberle visto de nuevo, y estaba dudando si hablarle de nuevo con el móvil. Pero al final me dije que quizás él no quería volver a hablarme, y acabé con el móvil en el suelo mientras suspiraba tumbado en mi cama pensando en lo difícil que es esto del amor.
Dos días después volvimos a quedar para ir a la feria de nuevo. Yo ya había dejado de pensar en Mario, e iba a divertirme y conseguir montarme en algo, ya que todo me daba miedo. Llevábamos más o menos una hora y media allí y yo estaba muy contento porque había conseguido montarme en una especie de olla que giraba y giraba muchísimo, y estaba feliz y orgulloso aunque había muerto de miedo durante casi todo el tiempo que duraba la atracción. Estábamos pasando entre un grupo de gente que había dejado un pasillo bastante estrecho e íbamos casi de uno en uno. Yo iba mirando al suelo, pero de pronto levante la vista para encontrarme con la mirada de Mario sobre mí. Me puse nervioso, y no entendía por qué. ¡Jamás me había puesto tan nervioso hablando con ningun otro chico! Me sonrió, le sonreí, nos dijimos un tímido "hola" y me empujaron por atrás así que tuve que seguir andando y le perdí de vista. Cuando pude salir del pasillo y ya no había tanta gente a mi alrededor, me giré para buscarle. No le vi, y bajé la vista apenado. Lorenzo me miró porque me había quedado parado, y le dije que lo había vuelto a ver.
- ¿Y por qué no le has hablado?
- Le he dicho "hola".
- No solo "hola". Podrías tratar de decirle algo más.
- Lo ves muy fácil, Lorenzo. Te he dicho que no sé qué me pasa cuando estoy cerca de él. No soy capaz de hablar por miedo a decir algo estúpido o a que él no quiera hablarme.
- Te tiene loco, amigo. - Lorenzo sonrió y yo también. Era cierto, realmente me gustaba ese chico.
Seguimos dando vueltas por la feria. Yo no tenía hora de llegada a mi casa así que me podía quedar hasta tarde. Nos encontramos a un montón de gente conocida, entre ellos a Miguel, otro chico de mi grupo de amigos. Se quedó con nosotros y nos sentamos en unas escaleras. Todos reían y hacían el tonto pero yo no dejaba de pensar en seguir dando vueltas y encontrarlo de nuevo. Miguel se acercó a mí y me pregunto si me pasaba algo. No me apetecía hablar del tema así que le dije que no. Me preguntó si podía acompañarle a los coches de choque para ver si la chica que le gustaba estaba allí y yo asentí con la esperanza de encontrarme de nuevo con Mario. Fuimos los dos solos y prácticamente ibamos corriendo. Es una mala idea ir corriendo en la feria porque hay muchísima gente y te das con todo el mundo. Así que después de varios golpes propinados a gente inocente, le dije que fuéramos andando ya que íbamos a llegar igual. Cuando estábamos cerca de nuestro destino, vi a Daniel y a tres amigos suyos viniendo hacia nosotros. Yo miré al suelo y traté de ignorarle, pero ya nos había visto. Escuché que Miguel decía "hola" y puede que Daniel le respondiera, pero eso no lo escuché. Yo seguí mi camino, pero Daniel iba casi por el mismo y acabamos chocando los hombros. Ninguno paró, pero yo me giré y le fulminé con la mirada. Él también se giró y me miró confundido, supongo que por la expresión de ira que tendría en mi rostro. Volví mi vista al frente y seguí caminando sin girarme de nuevo. Yo miraba al suelo, y el me miraba a mí, de modo que yo tenía una escusa para haber chocado sin querer pero el parecía haberlo hecho aposta. Me dejó con un mal humor que se fue inmediatamente cuando distinguí el hermoso pelo negro de Mario. Estaba dispuesto a ir hacia él y hablarle de una vez por todas, o por lo menos intentarlo, pero la mano de Miguel tiró de mí hacia el otro lado y cuando pude soltarme, le había perdido de vista. Envié mentalmente miles de maldiciones hacia Miguel, pero él no pareció darse cuenta de lo que había hecho. Tiró de mí para que volviéramos a las escaleras con los demás porque no había visto a la chica esa que le gustaba y yo le seguí bastante malhumorado por el encuentro con Daniel y el "no encuentro" con Mario. Cuando llegamos, Miguel volvió a sentarse con el resto mientras yo me quedaba de pie pensando. Le hice a Lorenzo una señal para que se acercara a mí y cuando lo hizo le conté lo que había pasado, tanto con Daniel como con Mario. Él también maldijo a Miguel antes de decirme que teníamos que volver y buscarle. Después de un rato por fín conseguí que se levantaran y caminaran. Miguel se había ido, y yo giraba la cabeza para todos los lados rezando por volver a ver a Mario aunque fuera una sola vez más. Llegamos al final sin haberle visto, aunque a Daniel si lo vimos y noté que me miraba, pero simplemente le ignoré y seguí hacia delante. Todos tuvieron que irse y yo me quedé esperando a que viniera mi familia porque ahora me iría con ellos. Estaba sentado en un muro cuando volví a verle. Iba riendo con sus amigos, pero cuando me vio, dejó de reir para sonreírme y saludarme agitando la mano. Yo hice lo mismo, y sus amigos me miraron. Uno de ellos se acercó a Mario y le habló al oído. Mario le hizo un gesto negativo con la cabeza, y parecía algo triste. El chico volvió a hablarle al oído y esta vez, Mario sonrió. Asintió y empezó a caminar hacia mí. Yo me asusté, me asusté mucho porque venía muy decidido y no sabía que iba a hacer. A lo mejor solo quería burlarse de mí. Cuando llegó a mi altura, me miró y sonrió. Abrió la boca con intención de hablar, pero la volvió a cerrar. Suspiró, agachó la cabeza y dijo:
-Hola.
-Hola.-Respondí. Sonreí y le miré. No pude evitar que las palabras salieran de mi boca.- ¿Se puede saber que tienes para conseguir ponerme así de nervioso cada vez que te veo? Jamás me había pasado y la verdad es que no lo entiendo.
Él levantó la cabeza y sonrió aun más.
-Es curioso, justo te iba a hacer la misma pregunta.
Yo sonreí de vuelta. Creo que al final me dolerá la boca de tanto sonreír.
-¿Puedo decirte una locura?
Asintió, aún con su hermosa sonrisa.
Seguí hablando, no iba a parar ahora que ya había empezado.
-Creo que me gustas. Y sí, se que no me creerás porque apenas hemos cruzado un par de palabras en persona pero la verdad es que nuestras conversaciones por chat siempre me alegraban el día y desde que te volví a ver no he dejado de pensar en ti y he dado miles de vueltas a esta maldita feria solo para verte y que me regalaras una de tus sonrisas y por favor interrumpe este monólogo porque si no no pararé de decir tonterías y no quiero parecerte un loco si es que no te lo parezco ya porque...- No pude seguir hablando porque algo había presionado mis labios. Cuando miré hacia abajo me di cuenta de que eran los suyos, y no pude sorprenderme más. ¿Me estaba besando? ¿De verdad? ¡Increíble! Y era mi primer beso, por lo que mis movimientos eran torpes. Él me guiaba, y aunque apenas duró unos segundos, supe que habían sido sin duda los mejores segundos de mi vida.
- Creo que fue una buena manera de interrumpirte, ¿no?
Yo no pude hacer nada más que asentir mirándole embobado y escuchando a sus amigos gritar y aplaudir.

No se... A mi me gustó bastante como quedó.
Comentadme que opináis, qué os ha gustado, qué os habría gustado que estuviera, vuestra serie favorita, si creéis en unicornios, ¡lo que sea! Me gusta saber que pensáis.
Besitos de dementores y hasta la próxima.
(Laura espero que te suene un poquitoXD)

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