Capítulo 7:

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     No me había dado cuenta. Las pocas horas que había convivido con él me habían relajado instantáneamente, sentí como la pesadez que había ido cargando sobre mi corazón se había aligerado considerablemente.

Cuando recordaba su sonrisa, se sintió cómo las lágrimas podrían empezar a caer de nuevo como en días anteriores, pero por el motivo opuesto. Él no me preguntó nada, pero pude notar como en ocasiones me miraba fijamente con un semblante de preocupación a pesar que la mayor parte del tiempo tenía un ambiente tranquilo y fresco. Era sutilmente alegre y reconfortante estar a su lado.

Ya no era una sospecha, efectivamente, lo había visto antes en algún lado; mi corazón me lo decía a gritos. Finalmente, después de tantos días en los que prácticamente no podía dormir debido a las preocupaciones, la depresión y la abrumadora tristeza que me oprimía, estaba segura que la noche de hoy sería la excepción.

Los días restantes a la boda me desaparecí, todos y sin faltar ninguno, para poder ver a Len pues, estando con él, el tiempo se distorsionaba y me hacía desear que se detuviera; que no avanzara nunca más. Al conocerlo reafirme mi convicción de no querer casarme todavía y mucho menos con alguien que mi familia había decidido en base al estatus social.

Me relajaba, me escuchaba, me hacia reír y me hacía sentir importante, no obstante, el día de hoy nada parecía animarme. Este sería el día que se celebrará mí boda al atardecer , así que me salí de la casa lo más temprano posible. Definitivamente necesitaba verlo, incluso si en adelante ya no lo pueda ver con frecuencia o, en el peor de los casos, ya no lo pueda ver más. Esas fueron las razones que me me dieron un impulso extra para ir en su búsqueda.

Me encontraba de pie en el umbral de su casa, dudando si tocar o no esa puerta que nos separaba y como si pudiera ver a través de ella, abrió en ese mismo instante la puerta.

-¿Qué va mal?- Dijo notoriamente preocupado.

De repente, me miró con preocupación, y al no entender la razón opté por bajar la mirada al suelo, acto seguido, él entró en estado de pánico dirigiendo su mirada nuevamente a mi persona.

-¿Qué te pasa? ¿Te duele algo?- Me volvió a cuestionar.

Fue hasta que él reitero en preguntarme cómo estaba que caí en la cuenta de que estaba llorando. Las lágrimas que había estado conteniendo se derramaron incesablemente. ¿Era por porque no quería comprometerme o  tal vez, porque no quería casarme sin amar a mi prometido? ¿Era porque la persona que en realidad amaba estaba frente a mí y era ajeno al compromiso que se me venía encima? ¿O porque me había estado consolando tan amablemente este corto periodo de tiempo? Las lágrimas no paraban, y continuaron su fluir. Al final,  me pareció correcto asumir  que mis lágrimas se debían a una mezcla de todas esas preguntas insistentes que se cruzaban por mi mente.

Después de eso, él me abrazó con suavidad,  consolándome con sus brazos cálidos.

<< Ah... definitivamente, esa era la calidez que quería de compañera el resto de mi vida>>

Como un niño pequeño, lloré sin reservas ante aquel contacto tan tierno y cálido. Realmente me había convertido en una llorona; lloraba tan frecuentemente y, en ese momento, mientras lo hacía, él siguió acariciando mi cabello todo el tiempo. No dijo ni preguntó nada, sólo se quedó a mi lado.

Aprovechándome del momento, me quedé un tiempo recargada en su hombro hasta que se me pasaron por completo las ganas de llorar. << ¿Cuánto tiempo había pasado? >>, pensé. Desgastada, me froté los ojos que seguramente estaban hinchados por el exceso de llanto y levanté con lentitud la cara.

Himitsu ~ Kuro No Chikai (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora